El presidente golpista Michel Temer se reunió en la tarde del lunes con representantes de algunas centrales sindicales para negociar el derecho de jubilación de los trabajadores.
Miércoles 18 de mayo de 2016
Fotografía:EFE/Fernando Bizerra Jr.
El presidente golpista Michel Temer se reunió en la tarde del lunes con representantes de UGT, Força Sindical, CSB y NCST. El jefe de Gabinete, Eliseu Padilha, el ministro de Economía Henrique Meirelles y el de Trabajo, Ronaldo Nogueira, lo acompañaron en esta negociación para vender el derecho a la jubilación de la juventud y de millones de trabajadores brasileros.
El equipo económico montado por Temer ya declaró que una de las prioridades del gobierno será atacar la previsión social, presentando propuestas como aumentar la edad mínima jubilatoria por el Instituto Nacional de Seguridad Social (INSS). Días atrás, Paulinho, presidente de la central Força Sindical, mostró resistencia a esta propuesta. Sin embargo, el resultado de esta reunión fue un cronograma para presentar cómo se dará este ataque dentro de 30 días.
Los integrantes de este grupo serán indicados por las entidades sindicales y por el jefe de Gabinete, Eliseu Padilha. El notoriamente corrupto y patronal dirigente de la segunda mayor central sindical del país, Paulinho de Força, quien también el diputado federal por el estado de San Pablo, confirmó la información de cómo se procederá rápido en este ataque y recordó: “primero él [Temer] dijo que el objetivo no es sacarle derechos a nadie. Dejó eso claro. Segundo, el gobierno tiene urgencia de resolver esta cuestión de la previsión social [...]. El presidente sugirió, de entrada, la creación de un grupo de trabajo para discutir y dialogar. El grupo tendrá el plazo de 30 días para resolver esto y será coordinado por el ministro [Eliseu] Padilha [jefe de Gabinete]. [Temer] pidió que la centrales indicasen los representantes para que, en 30 días, haya una propuesta [previsional]”.
Detrás de las declaraciones de no tocar derechos adquiridos se esconden grandes ataques, más duros para los jóvenes que recién entraron en el mercado de trabajo, o que van a entrar, con “reglas de transición” para aquellos a los que les falta 5, 10 o más años para jubilarse. Maquillan, y mal, el profundo cambio que quieren promover. No contentos con lo que Dilma ya venía atacando las jubilaciones al determinar la norma que fijó la regla de 85 puntos (sudando edad y contribución) para mujeres y 95 para hombres para hacer justicia al rendimiento pleno de sus jubilaciones, Temer, todos los grandes medios y sus apoyadores tucanos (del PSDB) y de otros partidos, cuentan con el apyo de centrales sindicales para promocionar “ajustes” mucho más duros como edades mínimas que pueden combinarse o no con reglas peores que la de 85/95.
El presidente golpista Michel Temer busca alianzas con estas centrales sindicales notoriamente reconocidas como carneras, para que sean una correa de transmisión de sus intereses dentro del movimiento de trabajadores. Lo hace porque sabe que tendrá resistencia de los trabajadores y de la juventud. Después de haber secuestrado el voto de millones de electores por algunas centenas de parlamentarios, quieren que el derecho al futuro de la juventud sea igualmente secuestrado. Para pasar semejante ataque, Temer y su equipo saben que necesitarán de las centrales sindicales para impedir cualquier movilización que pretenda resistirlo, o al menos, ofrecer a Temer un argumento, que la resistencia que haya no sería “mayoritaria” gracias al aval que daría a los ataques la segunda mayor central sindical del país.
No podemos confiar en estas centrales sindicales, que no tienen vergüenza de ser patronales. El diputado Paulinho de Força Sindical, que con el gobierno de Dilma decía estar en contra del ataque al sistema previsional, es parte del equipo de golpistas y fue uno de los diputados que estuvo al frente del golpe institucional. Por lo que todo indica, en ese “grupo de trabajo” de las centrales sindicales junto con Eliseu Padilha solo saldrán acuerdos para pasar los ataques contra los trabajadores.
Esto se puede ver en las declaraciones de los presidentes de las centrales sindicales que se sentaron a negociar con Michel Temer. Según el presidente de la CSB, Antonio Neto, consideró que el gobierno "no tiene que tocar el sistema previsional", pero dice que la organización está "abierta" a escuchar las propuesta que el gobierno tiene para los jubilados, y más, si el gobierno golpista cede algo, pueden llegar a acuerdos. Afirmó que "Si todos ayudan, nosotros también ayudamos". Ya el presidente de Força Sindical, Paulinho, afirmó que la organización "no tiene acuerdo con la reforma sin que haya negociación". Ahora que ya se tomo un cafecito con el presidente y tiene un grupo de trabajo, ya tiene una excusa para considerar las negociaciones abiertas y avalar su conclusión.
El presidente de UGT, Ricardo Patah, dijo que participaría del encuentro para escuchar las propuestas del gobierno, pero evaluó que lo más importante es "parar la sangría"del desempleo del país y que consideró esta propuesta vehiculizada por Temer como más real, opinando que el gobierno Dilma no quiso implementar este ataque con la debida rapidez.
La CUT no organiza la lucha contra el gobierno golpista y sus ajustes, el ejemplo viene de la juventud
La Central Única de Trabajadores explicó mediante una nota el motivo para no participar de la reunión con Michel Temer. Según el presidente de la central, Vagner Freitas, la central "no reconoce a golpistas como presidente". También dijo que la central sindical va a "elegir la vuelta del estado democrático de derecho y la vuelta de la presidenta Dilma, elegida con 54 millones de votos. La central sindical consideró además que "la lucha contra los retrocesos sociales impulsados y anunciados la darán los movimientos sociales en las calles y en los lugares de trabajo".
Como hemos denunciado, la CUT no organizó ninguna lucha seria contra el golpe institucional, limitándose a actos. También denunciamos que el PT cumplirá el papel de oposición responsable y que no pretende "incendiar el país". Esta posición de la CUT muestra que, incluso después del golpe, va a seguir con sus negociados en detrimiento de las próximas luchas que vendrán.
No podemos confiar en la CSB, NCSG, UGT y Força Sindical, y la CUT y CTB no son una alternativa para que los trabajadores enfrenten la crisis económica y política que vive el país. Estos quieren canalizar el sentimiento de miles de personas que están girando a derecha, para defender el regreso del gobierno de Dilma que antes de su impeachment estuvo en la línea de frente de los ataques a los trabajadores.
La fuerza para resistir a los ataques de los golpista está en la oleada de ocupaciones estudiantiles que se desarrolla de norte a sur del país. En las huelgas y ocupaciones de las universidades estaduales de San Pablo. En la lucha que dan los trabajadores de la USP contra el sucateo de la universidad y los ajustes de los golpistas en todo el país. La lucha del sector educativo y de la juventud concentra la batalla contra el gobierno golpista y su ajuste. La fuerza de un gran movimiento de la juventud y del sector educativo puede hacer que la CUT y la CTB salgan de su inmovilismo y podamos desarrollar la fuerza para luchar para tirar abajo el goierno de Temer e imponer una Asamblea Constituyente Libre y Soberana que ponga fin a esta democracia degradada, de sobornos y represión en los morros y favelas, que ataca a los jóvenes que luchan como ocurrió la semana pasada en San Pablo, e imponga que la crisis la paguen los empresarios y no los trabajadores.