Durante su asistencia a conversatorio sobre igualdad de género realizado en la Universidad de Chile, la ex mandataria se refirió a lo que ella considera un legado feminista. Pero, ¿para quienes fueron dirigidas las acciones de la Nueva Mayoría en materia de género?
Domingo 8 de julio de 2018
A pesar de las grandes expectativas que tuvo el primer gobierno de Michelle Bachelet en Chile, debido a ser la primera mujer en llegar a la presidencia en América Latina, es indudable que tras dos periodos en el cargo, el desempeño en cuanto a las demandas históricas del movimiento de mujeres fue absolutamente insuficiente.
Durante la semana recién pasada, la ex Presidenta fue parte de un conversatorio realizado en la Universidad de Chile, enfocado en la representación de las mujeres en campos como la academia, el mundo privado y el deporte. Coincidentemente, es precisamente en este terreno, donde las gestiones del gobierno de Bachelet tuvieron lugar.
“Ellas -el movimiento- han puesto un tema, no es un tema que no estuviera conversado en la sociedad, nosotros hemos hecho muchas cosas en el país. Hicimos la ley de cuotas en lo electoral, que nos permitió que subiéramos de un 13% a un 23,6%. Hicimos el cambio para que las empresas públicas tengan la obligación de tener un número de directoras, y en el gobierno partimos con un 5,4% y terminamos con 42%. Yo me había comprometido con 40%. Se pueden hacer muchas cosas, y en cada área hay que identificar cuáles son las trabas que siguen existiendo”, expuso durante su intervención en el evento.
Pues bien, todas estas medidas de las que hoy se jacta Bachelet, benefician únicamente a un sector privilegiado de la población, políticos de los partidos tradicionales del régimen y empresarios, porque ¿cómo beneficia a una mujer trabajadora, tener más jefas en lugar de jefes?
Es por esto que no todas las mujeres somos ni podemos ser aliadas. Mientras, por un lado, las mujeres privilegiadas de la sociedad, como Bachelet, Iris Fontbona, Isabel Plá y muchas otras celebran cuotas de género empresariales y en el mundo de la política, tomando provecho del movimiento de mujeres para llevar adelante políticas que no hacen más que fortalecer la clase empresarial, por otro lado, las mujeres trabajadoras, estudiantes, migrantes, viven la precarización e inestabilidad laboral, reciben sueldos y pensiones de hambre, cargan en sus hombros con la doble jornada laboral y por si fuera poco se les niega derechos tan básicos como el aborto legal, libre, seguro y gratuito. Para la gran mayoría de las mujeres, las políticas de género empresariales de Bachelet les pasan por encima.
A ninguno de los aspectos anteriores se refiere Bachelet en su intervención. Muy por el contrario, los sectores antes pertenecientes a la Nueva Mayoría tomaron la demanda de las calles, que reclamaban por un aborto, legal, libre, seguro y gratuito y la redujeron a 3 mínimas causales que hoy han salido a defender como un gran triunfo, pero que sin embargo no lo fue para las mujeres más precarizadas que aun no tienen ese derecho efectivo y deben poner en riesgo sus vidas además de ser judicializadas por la realización de abortos clandestinos, es más, fue una medida que buscó contener las luchas de tantos años de muchas mujeres entregando una ley que cubre tan solo el mínimo porcentaje de 3-5% del total de abortos que se realizan en el país.
Pero estas migajas no deben engañarnos. El movimiento de mujeres, que hoy se ha levantado a nivel internacional y ha marcado precedentes tan importantes como el que lograron en Argentina con la media sanción de la Ley de Aborto legal, seguro y gratuito, debe ser un motor que impulse las fuerzas que tiene el movimiento en nuestro país, hoy asentado principalmente en universidades y liceos, y salir de los muros de las casas de estudio a pelear por aquellos derechos históricamente arrebatados como hizo Pinochet con el derecho al aborto y comenzar a remover aquellos pilares a los que la iglesia y los empresarios se niegan a renunciar, ya que son centrales en el poder que siguen ejerciendo, por medio del cual precarizan la vida de miles de trabajadoras y trabajadores, pobladoras, jóvenes y diversidad sexual.
Debemos ser muy críticos y exigir a aquellos sectores de la izquierda, como el Frente Amplio, con parlamentarios que llevan dos periodos como diputados y que en su programa plantea el Aborto legal, se hagan cargo de sus propias propuestas e impulsen movilizaciones nacionales más allá de los hitos como el 25 de Julio, que se propongan realmente hacer temblar la tierra como, ha quedado más que demostrado, es capaz el movimiento de mujeres en articulación con trabajadores y estudiantes a nivel internacional.