¿Cómo es posible que, en el marco de un orden mundial tan agresivo como el actual imperialismo, estos pequeños territorios no hayan sido absorbidos por estados más grandes?
Sábado 12 de mayo de 2018
En Europa existen varios microestados que han sobrevivido hasta la actualidad enfrentándose a problemas importantes como la falta de recursos, debido a su escaso tamaño, o la cuestión defensiva, que normalmente se solventa mediante pactos que garantizan su defensa por parte de otros estados mayores. ¿Cómo sobreviven?
Se conoce como microestado aquel que posee una población o un territorio muy reducido, o ambos. La explicación de que subsistan responde a factores que varían según el caso concreto, pero la mayoría de las veces responde a intereses por parte de otros estados, que pueden ser estratégicos, económicos, o simplemente porque ningún otro estado ha considerado oportuno su anexión. Ejemplos de microestados europeos que sobreviven desde la antigüedad tenemos en Andorra, San Marino, Mónaco, Liechtenstein… muchas veces dependiendo incluso políticamente de otros.
Andorra, ubicada en plena Cordillera de los Pirineos, es un coprincipado cuyos jefes de estado son el obispo de Urgel (una diócesis católica que se extiende por las provincias catalanas de Lleida y Girona) y Emmanuel Macron que, al ser el presidente de la República Francesa, ostenta automáticamente el título de copríncipe de Andorra. Algo parecido ocurre en el Principado de Mónaco, enclavado en la Costa Azul, donde persisten lazos de dependencia con Francia. De hecho, el primer ministro monegasco es elegido de una lista de tres nombres dada por el presidente francés y también nombra gran parte de los magistrados de justicia. Mónaco es el estado con mayor porcentaje de multimillonarios del mundo.
El caso de San Marino, dentro de la Península Itálica, refleja un control absoluto de Italia tanto a nivel financiero (aprobando los presupuestos anuales), a nivel judicial (salvo causas civiles inferiores a 13.000 euros) y con una vigilancia política exasperante; en 1957 Italia decretó el cierre de fronteras para reducir a un gobierno de coalición democrática de izquierda, encabezada por comunistas, provocando su sustitución por una alianza democristiana.
Otro motivo, como en el caso de Malta, responde a que el derecho internacional reconoce supuestamente el derecho de autodeterminación en aquellos territorios sujetos a colonización u ocupación extranjera, y en este caso Malta fue una zona estratégica-militar ocupada y utilizada por Reino Unido en numerosos conflictos, incluida la II Guerra Mundial, al encontrarse en medio del Mar Mediterráneo, hasta que declara su independencia en 1964.
Una práctica habitual en cuanto a materia económica que presentan los microestados europeos es un sistema económico con un enorme peso del sector financiero, más concretamente, actuando como paraísos fiscales, obteniendo grandes ventajas las multinacionales de todo el planeta, y solventando así el problema de la escasez de recursos naturales presentes en su territorio debido a su pequeño tamaño. Este es uno de los principales motivos por los que la llamada ‘comunidad internacional’ no ve inconvenientes en que existan, convirtiéndose en los países con mayor PIB per cápita del mundo. Encabeza la lista Luxemburgo, según las cifras del Banco Mundial, seguido por Liechtenstein, donde se acoge la sede de 74.000 compañías multinacionales y 75.000 fundaciones extranjeras. Es decir, un paraíso para los negocios capitalista y el lavado de dinero.
Pero sin duda uno de los casos más especiales es el del Estado de la Ciudad del Vaticano, dentro de la ciudad de Roma. Se trata del estado más pequeño y con menos población del mundo, con una superficie de 44 hectáreas y rondando los 1.000 habitantes, lo que tampoco le impide ser uno de los estados más ricos del mundo. La particularidad de este estado es, por un lado, que se trata de un estado teocrático con pertenencia a la Iglesia Católica, más concretamente a la Santa Sede, la máxima institución católica, ejerciendo esta las relaciones internacionales y relegando al Vaticano como mero soporte territorial en donde establecerse. Su nacionalidad se obtiene por concesión y no por nacimiento, siendo exclusiva para aquellos que ejercen funciones para la institución y se pierde una vez que se dejan de ejercer esas funciones. Se diferencia así de otros estados teocráticos del mundo como por ejemplo Irán, con nacionalidad por nacimiento. El caso más parecido se encuentra en el Estado Monástico Autónomo de la Montaña Sagrada, en el Monte Athos en Grecia, cuya población se reduce exclusivamente a monjes de sexo masculino, prohibiéndose incluso la entrada a mujeres. Se trata de un estado con cierta autonomía, pero bajo soberanía griega. En la Ciudad del Vaticano, aunque sí se permite la residencia a las mujeres, se encuentran ínfimamente representadas, con restricciones incluso para las visitantes, ya que para acceder a la Basílica de San Pedro hay que cumplir unos requisitos de vestimenta basados en el recubrimiento del cuerpo casi en su totalidad.
Por otro lado, existe otra particularidad que es su propia creación. Esta surge de un tratado firmado en 1929 entre un cardenal en el nombre del Papa Pio XI y Benito Mussolini, dictador italiano líder del Partido Nacional Fascista, conocido como el Tratado de Letrán, llamado así porque se firmó en el Palacio de Letrán, antigua residencia papal.
El motivo por el que se firma este tratado radica en la anexión en 1870 de los Estados Pontificios por parte de Italia, en pleno proceso de unificación italiana, lo que supuso el encierro de los miembros del obispado en algunos edificios eclesiásticos de Roma como protesta y su descontento con la pertenencia al Estado Italiano, con tensiones que van a continuar entre la institución y el estado, que se deciden a resolver en 1929 concediendo la autonomía política y territorial a la Ciudad del Vaticano. Además, goza del privilegio de extraterritorialidad, con varios enclaves fuera del Vaticano, como el propio Palacio de Letrán donde se firmó el acuerdo, y como curiosidad, es el estado con más terreno urbanizado del mundo. En cuanto a la legislación, en materia general se acoge a la italiana siempre y cuando no vaya en contra de la ética católica, pero los poderes del estado recaen sobre el Papa, pudiendo actuar como un régimen absolutista.
Este proceso significó la fundación del Estado del Vaticano sin existir un motivante de tipo social como puede ser el nacionalismo que surge en torno a un territorio, sino que su creación corresponde con un criterio funcional que es el reconocimiento internacional hacia la institución eclesiástica, lo que le permite seguir ejerciendo su influencia alrededor del mundo basado en la religión católica. Por eso sus jefes de estado son italianos, polacos, alemanes, argentinos...
La vinculación histórica entre la religión católica y los estados occidentales, que aún hoy en día sigue existiendo mucho más de lo sería esperable en estados supuestamente aconfesionales, es lo que le da el carácter de importancia a este micro-estado alrededor del mundo, además de los intereses por parte de esta rama del cristianismo de mantener la hegemonía religiosa en los estados con más poder del mundo, pudiendo ver en peligro su influencia en algunos países occidentales como Estados Unidos o Alemania, donde el protestantismo está muy extendido.
Se trata de nuevos ejemplos de cómo los beneficios elitistas, burgueses, aristocráticos, militares y religiosos configuran el mapa político europeo y del resto del mundo, marcando las fronteras del mismo modo que las monarquías absolutistas del antiguo régimen levantaban las fronteras en base a sus propios intereses.
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