Otros dos burócratas sindicales anunciaron que no participarán de la marcha convocada por Camioneros. Mientras sigue el ajuste, los dirigentes se pelean entre ellos.
Martes 13 de febrero de 2018
Ni bien Hugo Moyano anunció la fecha de la marcha del 21 de febrero, el mismo triunvirato se dividió. Héctor Daer (Sanidad) anunció que no participaría de la marcha y Carlos Schmid (Sindicato de Estaciones de Servicio) lo acusó de “carnero”.
Luego “los gordos” dijeron lo obvio: que no iban a participar. Los secundó el líder de la UOM (metalúrgicos) Antonio Caló -otrora paladín sindical de Cristina que criticaba a los que hacían paro por “hacerle el juego a la derecha”-.
Hasta acá, se mantenía el escenario que de manera más o menos abierta se repitió durante lo que va del año. Un sector “dialoguista” con el macrismo y otro más duro (en el discurso) con el Gobierno.
Pero ahora se bajan de la convocatoria Luis Barrionuevo y el triunviro Carlos Acuña, quienes habían confluido con Moyano en el convite de Mar del Plata en un discurso más ofensivo con el gobierno.
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Si bien ambos aclararon que compartían el reclamo de Moyano y su denuncia ante la OIT contra Macri por “libertad sindical”, aseguraron que no iban a participar con sus gremios de la movilización. Según Clarín, fuentes cercanas a Barrionuevo explicaron que no participarían de una marcha de la que participen el kirchnerismo y la izquierda ya que “nunca tuvieron nada que ver con ellos”.
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Si desde el “fuego amigo” acompañan en el sentimiento a Moyano, desde el sector que se opone abiertamente a la marcha del 21, son más categóricos. Rodolfo Daer del gremio de la alimentación (recordado por traicionar abiertamente la lucha de los trabajadores de Pepsico) directamente dijo que “el movimiento obrero y las organizaciones sindicales no pueden estar en capricho de ningún dirigente” y apuró la discusión afirmando que “es necesario que exista un congreso del que surja un nombre, un compañero, que sintetice y lleve la opinión del colectivo del movimiento obrero, no de un sector sindical”.
En el medio de luchas ejemplares contra los despidos como los trabajadores del Hospital Posadas, los mineros de Río Turbio, los fabriqueros de Fanazul, los despedidos del INTI y los ingenios del norte del país, en el marco de un debilitamiento del gobierno y la caída de la imagen presidencial, en lo que se conjura para un escenario donde la unidad de los trabajadores puede dar un golpe que haga retroceder los planes de ajuste de Cambiemos, la dirigencia sindical burocrática se junta y se divide al compás de sus propios intereses.
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