En medio de la pandemia, la emergencia sanitaria y el distanciamiento social obligatorio, los problemas de la universidad se van acumulando. Preocupados por la rosca y por el sillón del decanato, radicales y peronistas de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales concentran sus energías en acalorados “debates” sobre la adhesión académica a la creación de una Escuela de Formación Política de Cambiemos
Jueves 27 de agosto de 2020 21:39
Dicha Escuela es una clara avanzada hacia la formación de cuadros de la “derecha política” en la Facultad. Sin embargo, la oposición del Consejo la impugnó con argumentos burocráticos, por haberse hecho de forma inconsulta y unilateral.
Nadie parece inquietarse por que las y los estudiantes de la Tecnicatura Universitaria en Producción Audiovisual (TUPA) pierdan un año y que, con suerte, recién empiecen a cursar en el 2022. Actúan como si no les importara que la deserción estudiantil esté llegando a niveles alarmantes, ni estuvieran al tanto del aumento de los problemas de precarización docente por el teletrabajo. En el resto de la UNCuyo la situación no es mejor: cierre de la Licenciatura en Enfermería y TUES, lo cual ha pasado casi desapercibido, sin que ni siquiera los gremios docentes o no-docentes se manifestaran al respecto. Además de esto, muchos contratos se han caído y no se le paga al personal de limpieza. Señales todas de un funcionamiento universitario muy deteriorado.
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La resolución, firmada por la decana de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Claudia García el 29 de junio pasado, es en sí polémica y generó un justificado revuelo. En esta se adhiere a la creación de la Escuela de Formación de dirigentes políticos por parte de integrantes de partidos del Frente Cambia Mendoza, con un plantel docente en el que el oficialismo provincial puso toda la carne en el asador, agrupando figuras históricas como Ernesto Sáenz, ex diputado e ideólogo de la formación de Cambiemos; Omar de Marchi, ex intendente y diputado nacional actualmente; Victor Ibañez, ministro de gobierno de la Provincia de Mendoza; Gabriel Fidel, ex ministro de economía de la provincia y actualmente parlamentario del Mercosur; Claudia Najul, diputada nacional y ex ministra de salud; Sebastián Bragagnolo, intendente de Lujan de Cuyo; Juan Carlos Jaliff, Senador provincial; Silvana Anfuso, directora de Género y Diversidad de la Provincia, entre otros y otras.
El argumento de los opositores peronistas, que denota un fuerte sesgo tecnocrático, es que la formación de los cuadros políticos y administrativos ha estado históricamente a cargo de la carrera de ciencia política y administración pública.
Dentro de esta carrera primó siempre el acuerdo entre radicales y peronistas para formar los cuadros políticos de sus respectivos partidos. Quizá, el “egresado modelo” de esta carrera sea el exgobernador Alfredo Cornejo. Lejos de cualquier neutralidad y asepsia técnica, nosotros creemos que la universidad es una usina ideológica de quienes nos gobiernan. Sería interesante observar los índices persistentes de desocupación, pobreza y precarización; el aumento del endeudamiento de la provincia; el avance de la concentración económica y la pérdida de pymes. O bien los retrocesos históricos en materia de libertades, con la aprobación de los códigos contravencionales o los intentos de reformas constitucionales para concentrar aún más poder. Incluso la promesa de crecimiento económico en alianza con el lobby minero, que fue fuertemente resistida el diciembre del año pasado. En todos estos casos ambas fuerzas políticas convergieron y consensuaron. Y podríamos seguir enumerando.
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A fin de cuentas, la Escuela de Formación Política, seguirá su curso, aunque sin usar el sello de la facultad. Por otro lado, el peronismo se aplacó ante la promesa de poder “pensar juntos” una nueva escuela de gobierno que los incluya a ellos también. Pero ¿el problema es burocrático o es político?
Creemos que este caso vuelve a poner en cuestión cuál es el rol de la universidad pública y las carreras en la formación de los cuadros políticos y administrativos que luego ocuparán la burocracia estatal. A la luz de las gestiones de ambas fuerzas que se han ido sucediendo en la provincia y la evaluación de sus efectos sociales y económicos, cabe preguntarse ¿para quiénes formamos cuadros y politólogos?