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Red Internacional
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Panorama Político. Miguel Ángel Mancera y los nuevos escándalos de la línea 12

En los últimos días, fueron detenidos 3 ex funcionarios del proyecto Metro del Distrito Federal, acusados de “uso ilegal de atribuciones” en la construcción de la línea 12; más concretamente la realización de contratos por servicios que no fueron licitados y retenciones millonarias de contribuciones.

Pablo Oprinari

Pablo Oprinari Ciudad de México / @POprinari

Miércoles 8 de julio de 2015

Asimismo, la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) libró órdenes de aprehensión contra el ex director del Proyecto Metro, Enrique Horcasitas y dos de sus colaboradores, en cuya búsqueda toman parte la PGR e Interpol.

Estas acciones ocurren más de dos años después que se hicieron públicas las denuncias sobre jugosos negocios y actos de corrupción en la construcción de la Línea 12, llevada a cabo durante el gobierno de Marcelo Ebrard, en el que Miguel Ángel Mancera se desempeñó como procurador. Tanto Mancera como Ebrard llegaron a ser jefes de gobierno candidateados por el mismo Partido de la Revolución Democrática (PRD).

A la búsqueda de cambiar la imagen...

Las acciones impulsadas por la administración de Mancera se inscriben en la dinámica que asumió el gobernante capitalino después del 7 de junio. Una verdadera operación política que busca tanto mejorar su imagen como prepararse para nuevos “desafíos”.

Recordemos que quien llegó a la jefatura del Distrito Federal con más de un 63% de los votos en el 2012, resultó ser uno de los principales responsables de la reciente debacle del PRD defeño. Éste apenas pasó del 20% de los votos, perdió varias delegaciones y se convirtió en minoría en la Asamblea Legislativa, por primera vez en 18 años. En contraste, el MORENA de López Obrador emergió como la principal fuerza política de la ciudad, con mayor fuerza parlamentaria local que la que reúnen los partidos que impulsaron a Mancera en el 2012.

La realidad es que la caída a pique perredista no puede adjudicarse sólo al Jefe de Gobierno. Si bien éste aportó de su cosecha los costos políticos de -por ejemplo- el alza de la tarifa del metro y la acción represiva contra las manifestaciones; el hundimiento es también consecuencia de ominosa participación del sol azteca en el Pacto por México y de su involucramiento -a los ojos de millones- en la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.

Sin embargo, a los pocos días de las elecciones, Mancera sorprendió a propios y extraños anunciando su interés de ser candidato a la presidencia en el 2018. Sorprendió porque muchos veían que la carrera política del ex-procurador estaba más cerca del final que de renacer como ave fénix. Ante los medios, manejó la idea de que, si el PRD no lo postulase, se presentaría como candidato independiente. Juega con el hecho de que el PRD -en su actual crisis- no tiene candidatos potables para enfrentar en el 2018 a López Obrador. Mancera sabe que le quedan 3 años aún y aspira a pesar -desde el lugar que ocupa al frente de la principal entidad del país- sobre una estructura partidaria cruzada por enfrentamientos y disputas entre las distintas tribus.

Como dice un articulista, el curso que asume el gobernante capitalino no se entiende sin dicho anuncio; asistimos a una verdadera operación política para recomponer la figura y la legitimidad del gobierno del DF. En días pasados, Mancera solicitó la renuncia a su gabinete en pleno, cuestión que analizamos aquí, y luego de ello, anunció que modificaciones que “suavizarían” el programa “Hoy no circula” sabatino.

Y es en ese marco que se da la mencionada cruzada a propósito de la construcción de la Línea 12, bajo la que busca echarle la responsabilidad de los escándalos del metro a algunos chivos expiatorios.

Los dichos de Mancera en cuanto a que Ebrard no enfrenta orden de aprehensión señalan -por ahora- la “solidaridad” entre ambos; pero esto puede trocarse en una espada de Damocles sobre el anterior gobernante; habrá que ver si estas palabras se mantienen, o bien hasta donde llega el escándalo y sus ramificaciones.

Se hace evidente que la corrupción en un proyecto tan importante como el del Metro no podían ser ajenos al anterior gobierno, en el cual Mancera ocupaba un puesto de alta jerarquía. Los funcionarios de este estado y la “clase política” son quienes garantizan los grandes negocios de los capitalistas y se benefician de ello, bajo la forma de “participaciones” y privilegios.

… y de continuar los “negocios”

La que fuera la obra estrella de la anterior administración, resultó más bien un entramado de grandes negocios para las empresas constructoras -algo característico a lo largo de las distintas administraciones perredistas, incluyendo a la de López Obrador-, altísimos pagos a las empresas supervisoras, corrupción por parte de los funcionarios involucrados, todo en el marco de un proyecto de infraestructura que pretendía ser el trampolín de Ebrard para su malograda carrera presidencial.

El resultado inmediato de esto fue la suspensión de tramos importantes de la Línea 12 y que millones de usuarios provenientes de la popular zona oriente de la ciudad, tengan que viajar en pésimas condiciones a sus viviendas y trabajos, mientras que el gobierno de Mancera subía escandalosamente un 66% el boleto del metro.

Como dijimos arriba, ahora se busca recomponer una imagen salpicada por los escándalos de corrupción de los últimos años y debilitada por la debacle electoral. Pero, mientras tanto... ya se anuncia que de las ampliaciones de la Línea 12 participaría (ICA), empresa responsable de la construcción de los tramos que hoy se encuentran suspendidos.

Y, como segunda opción, aparece la española OHL, la misma que está involucrada en los escándalos de corrupción con magistrados, la administración actual del Estado de México e incluso su antecesora, la que encabezó el mismo Enrique Peña Nieto.

Como se ve, el panorama, tras la cortina de estas nuevas “investigaciones” que realiza el gobierno de Mancera, es de continuidad tanto en los fabulosos negocios a favor de las grandes empresas, como en cuanto a la corrupción y los privilegios para los funcionarios y la “clase política”.

Sin duda, el descontento que emergió durante el último año, contra el régimen asesino del PRI-PAN-PRD, y que se expresó también el 7 de junio, tiene profundos fundamentos. Las próximas semanas dirán si el mismo -que hoy se muestra en las calles en la movilización magisterial- vuelve a escalar y hacer temblar a este régimen político


Pablo Oprinari

Sociólogo y latinoamericanista (UNAM), coordinador de México en Llamas. Interpretaciones marxistas de la revolución y coautor de Juventud en las calles. Coordinador de Ideas de Izquierda México, columnista en La Izquierda Diario Mx e integrante del Movimiento de las y los Trabajadores Socialistas.

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