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Red Internacional
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Alerta. Milei avanza con la censura a la cultura

El cineasta Goyo Anchou hizo público que existen “temas prohibidos” para la programación en Centros Culturales nacionales

Violeta Bruck

Violeta Bruck @Violeta_Bk

Jueves 18 de julio 09:56

En los últimos días, a través de redes y entrevistas en algunos medios, el cineasta Goyo Anchou (La peli de Batato, Heterophobia, Homofobia, entre otras) dió a conocer una situación de censura que atravesó al buscar formas de distribución para sus obras.

En diálogo con este medio expresó “la semana pasada, cuando nos acercamos a hablar con el equipo de programación de un centro cultural de la órbita nacional, sobre la posibilidad de incluir la sala en una red de exhibidores alternativos que prolongaran la vida en cartel de nuestras películas, luego de los estrenos comerciales -que son insuficientes para compensar, ni siquiera ya la plata invertida, sino los años de trabajo que implica una película-. Encontramos a lxs programadorxs bastante entusiasmados frente a esta posibilidad, pero nos advirtieron que, con el cambio de gobierno, se habían tenido que empezar a manejar con una supervisión de contenido, que implicaba una serie de restricciones, a saber: 1. No lugar a contenidos feministas. 2. No lugar a contenidos LGBT. 3. No lugar a críticas a la dictadura. 4. Ni a defensas del gobierno anterior. 5. Si en alguno de los títulos estuviera Lali Espósito, era mejor que lo sacáramos.”

A su vez aclaró que lxs programadorxs no eran responsables de este cambio, sino que advertían que la bajada venía de más arriba, y que según contaban, abarcaba las dependencias de cultura vinculadas al ejecutivo nacional. Ponían como ejemplo en sentido opuesto el caso del CC Conti que, al depender del Poder Judicial, no se veía afectado por estas restricciones. Anchou advirtió también que en sus publicaciones tomó la precaución de ocultar tanto el nombre del CC, como de lxs programadorxs, para no exponerlos ante posibles represalias. Y agregó “me hago cargo yo, con mi nombre y apellido, de bancarme la posibilidad de represalias y testimoniar la situación. No tanto para denunciarla, como para alertar al respecto.”

Si bien planteó que no hay por ahora boletines oficiales con las restricciones ya que “las listas negras no suelen funcionar de esa manera y no es algo que se comunique abiertamente a la comunidad". Los “realizadores de contenidos no permitidos" pueden recibir las negativas sin mayores explicaciones, ya que las programaciones son bajo términos de curaduría. Pero agregó que una investigación periodística no tardaría en toparse con testimonios “off the record” de estos códigos. “En lo que va del año soy la segunda persona que alerta sobre los nuevos códigos de censura, ya que Franco Torchia, hace unos meses, ya llamó la atención sobre una restricción similar, sobre contenidos feministas y LGBT, en el ámbito del sistema de radio televisión argentina.”
En este sentido lamentó que sólo dos personas hablaron en el espacio de siete meses. "Este silencio denota el espesor del miedo que estas medidas están cultivando. Un miedo que no puede sino ser funcional a la consolidación de estas mismas restricciones”.
En cuanto a los desafíos que tienen planteado artistas y trabajadores de la cultura ante estos hechos, manifestó “Frente a esta situación, lo primero que considero que es necesario, y que estoy haciendo desde entonces, es romper el pacto de silencio. Y que la bandera sea bien visible, para que se acerquen todxs quienes comiencen a sentir la presión de las restricciones.”

En cuanto a las dificultades para la distribución de películas, a la censura estatal, se suma la censura comercial, con pantallas que desde hace años están copadas por las grandes producciones norteamericanas. Consultado por este tema Anchou comentó “Vengo pensando mucho el dilema de la exhibición y la reducción a nicho del cine argentino. La reunión en el CC venía a partir de debates bien largos sobre los ejes de acciones que podíamos tomar. Y nos topamos con esto”
Para pensar alternativas planteó la importancia de experiencias históricas con ejemplos de “los espacios liberados donde se gestó la cultura de la nueva democracia de los 80s”.
Destacó el Parakultural, el Rojas, entre otros, como ejemplos de “espacios crisoles, multidisciplinarios” y recordó algunos momentos “en el Parakultural podías tener a Fernando Martín Peña proyectando cortos de Buster Keaton, como a Batato y Urdapilleta improvisando perfos o a Sumo en la trasnoche. Y todo en un espacio que permitía ranchar entre sus respectivas audiencias y establecer complicidades entre personas y artistas bien diferentes.”

Pensando en el presente plantea que el reencuentro con el cine argentino “va a tener que ser en este tipo de espacios, donde la noción misma de público y audiencia se ponga en juego. En fechas multidisciplinarias que aúnen diferentes audiencias” y agrega “Si queremos despegar a la gente de las computadoras donde consumen audiovisuales norteamericanos, tenemos que ofrecerles los espacios donde siempre pasen cosas interesantes y donde se pueda conocer gente que te amplíe las perspectivas.”
Como una forma de hacer frente a la “batalla cultural” que plantea la derecha agregó “frente a los códigos de censura en los espacios estatales tenemos que plantar bandera en los espacios libres”, como una posibilidad para “ayudar a la articulación de una cultura urbana cohesiva y mestizante, de la cual pueda salir el cocktail cultural que nos lleve como sociedad por el lado más luminoso de la encrucijada.”


     

Violeta Bruck

Nació en La Plata en abril de 1975. Prof en Comunicación Audiovisual (egresada UNLP). Miembro de Contraimagen, realizadora de los documentales Memoria para reincidentes y La internacional del fin del mundo

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