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Red Internacional
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Editorial. Milei contra todos y todas

El Gobierno viene por todo y la respuesta tiene que ser de la misma magnitud. Editorial de “El Círculo Rojo”, programa de La Izquierda Diario que ese emite los jueves de 22 a 24 h por Radio Con Vos, 89.9.

Fernando Rosso

Fernando Rosso @RossoFer

Jueves 22 de febrero de 2024 23:27

  •  Sobre el “fenómeno Milei” se escribió mucho durante todo este tiempo: que era expresión de cambios sociales, de crisis múltiples, de lo viejo que no muere y lo nuevo que no nace o que era la manifestación política de cierta subjetividad de la época. Probablemente, algo de todo eso haya en la “anatomía” del experimento libertariano.
  •  Ahora, se produjo un parteaguas, un antes y un después, desde que empezó a gobernar el 10 de diciembre del año pasado. Desde ese momento hasta hoy se fue develando el “enigma”, la verdad última que contenía como proyecto político y como programa económico.
  •  Se empezó a responder en parte la pregunta clásica: ¿Qué es esto? Bueno, será muchas cosas, pero esencialmente es un plan de guerra contra los trabajadores, las trabajadoras, los jubilados, las jubiladas y ese amplio espectro que hasta hoy conocemos como “clase media”.
  •  Esto está en el ADN del proyecto libertariano por más que esté revestido con guerritas de bolsillo contra los artistas, batallas culturales de baja intensidad y una inflación discursiva de un presidente que considera que “gobernar es tuitear” y se tuitea encima todos los días con sus correspondientes noches.
  •  Que esta realidad no sea “patrimonio” de toda la sociedad no le quita el carácter de verdad que tarde o temprano terminará reconociendo la mayoría con excepción de aquellos beneficiados por el plan de Milei.
  •  Sin embargo, el tiempo, es decir si es “tarde o temprano”, es muy importante frente a un experimento como este. Porque la velocidad que le imprimió el Gobierno a su gestión cambió la lógica de los tiempos “normales”. Milei se apura porque quiere aprovechar la cosecha electoral ensamblada que logró en el balotaje y que está gastando bastante rápido.
  •  ¿Qué más sabemos? Que el plan de gobierno no es contra éste o aquel sector, sino contra todos y muy especialmente contra la clase trabajadora. No es solo contra los estatales y quienes perciben planes sociales, los privados también están perdiendo contra la inflación, aunque la sigan un poco más de cerca y además, entre los privados empieza a acechar un fantasma que es un producto directo de la recesión inducida por el Gobierno: el fantasma de los despidos y de la desocupación.
  •  Sobre la imagen presidencial, para hacer una comparación histórica: una medición de la consultora Ricardo Rouvier & Asociados de junio del 2000 marcaba que la imagen positiva de Fernando de la Rúa era del 70,3 por ciento en enero, pasó al 71,6 en febrero y descendió al 66,6 en marzo, 61,9 en abril y a un promedio del 60 por ciento en mayo; un trabajo de la misma consultora de junio de 2003 (un mes después de su asunción) mostraba que Néstor Kirchner superaba el 76 por ciento de imagen positiva. Cristina Kirchner, Mauricio Macri y Alberto Fernández, gozaban a esta altura de sus gestiones de una imagen mucho mejor que cualquiera de las cifras más favorables que difunde hoy el oficialismo como un presunto baluarte de apoyo a Milei.
  •  Pero, además, está el tema de la consistencia política del Gobierno: se empantanó la eventual “fusión” con Macri que era presentada como la posibilidad de aumentar el “volumen político” y parlamentario de Milei; luego del fracaso de la Ley Ómnibus se abrió una crisis y un enfrentamiento en el seno del gabinete (hasta se acusan de espiarse con los servicios de inteligencia); el Decreto de Necesidad y Urgencia está trabado en la Justicia y Milei se encarga de dinamitar todos los puentes con gobernadores y con la oposición colaboracionista que no sabe como hacer porque no la dejan colaborar. El radical De Loredo hasta se puso a llorar porque el gobierno “no se deja ayudar”.
  •  ¿Y por abajo? Por abajo quedó demostrado en estos dos meses que hubo una buena respuesta a las distintas convocatorias: desde la concentración del 27/12 de la CGT frente a Tribunales que superó lo que ellos pensaban aglutinar; el desarrollo de las asambleas barriales y los cacerolazos, las reuniones masivas de Unidos por la Cultura hasta los paros recientes de ferroviarios, sanidad o el que se viene de los y las docentes de gran parte del país.
  •  Entonces ,¿de dónde saca su fuerza Milei si estas son las condiciones? Bueno, evidentemente de que estas fuerzas no son concentradas para golpear juntas y en un punto que haga caer el plan de Milei. En esto, la responsabilidad de la CGT y de las direcciones sindicales en general es central.
  •  Porque, a ver la política no es simplemente “un juego de imágenes” en el que uno debe esperar pasivamente a que “se desgaste” mientras el Gobierno opera a través de los aparatos comunicaciones y represivos del Estado o de sus medios afines para “moldear” una opinión pública a la que después presenta como base de sustento. La disputa por convencer a quienes “no la ven”, está también vinculada a la acción que demuestre que hay miles o cientos de miles de voces críticas con la capacidad y la fuerza suficiente para frenar este plan y mostrar otro camino.
  •  En la realidad operan factores coercitivos (el terror económico a través de la inflación es el principal, el eventual crecimiento del desempleo puede ser otro) que son “productores” de posibles consensos que puede basarse más en una resignación a “lo que hay” (que también se basa en el hartazgo con todas las experiencias anteriores) que en una esperanza que muy pocos tienen. A eso hay que oponerle una fuerza colectiva que convenza en el discurso y en la práctica.
  •  Precisamente todo lo contrario de lo que propone Cristina Kirchner: en los off que dejó filtrar el fin de semana pasado dio a entender que si ahora acepta discutir privatizaciones, reformas laborales o regimentación del trabajo docente es porque “es lo que eligió la gente”. No, la gente eligió a Milei, harta de lo que habían hecho de ella. Comprar sin beneficio de inventario la agenda de Milei es sumarse a la construcción de ese consenso impuesto por distintas formas de coerción. La verdad es un campo de batalla, por eso la verdad no solo se cuenta ni sólo “se describe”.
  •  En su libro Acumulación y hegemonía en la Argentina menemista, Adrián Piva cuenta que la fragmentación de la clase obrera, el crecimiento del desempleo y el subempleo actuaron como mecanismos coercitivos que profundizaron y completaron la coerción de la amenaza hiperinflacionaria, para alcanzar el consenso menemista. Pero también fue central el fracaso de la estrategia sindical que ante un cambio de situación abismal con la hiper de Alfonsín respondió con reclamos aislados por mejoras salariales y se fueron produciendo derrotas parciales que fueron configurando una derrota general que fue esencial para la hegemonía menemista.
  •  Aunque lo tenga entre sus tantos berretines, Milei no es Menem y está lejos de serlo. Pero la posibilidad de que pueda pasar su plan no depende solo de condiciones “objetivas”, sino de la acción y las enseñanzas de los años menemistas son muy útiles para el presente.
  • Fernando Rosso

    Periodista. Editor y columnista político en La Izquierda Diario. Colabora en revistas y publicaciones nacionales con artículos sobre la realidad política y social. Conduce el programa radial “El Círculo Rojo” que se emite todos los jueves de 22 a 24 hs. por Radio Con Vos 89.9.

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