Recientemente se conoció que 7.829 empresas beneficiarias del plan de rescates financieros “Reactiva Perú” se acogieron a suspensión perfecta de labores, con lo cual han dejado a miles de sus trabajadores sin percibir su salario en medio del avance de la pandemia de la covid-19.
Miércoles 19 de agosto de 2020 16:21
La ministra de Economía de Perú, María Antonieta Alva, que viene de ser ratificada por el presidente Martín Vizcarra en su cargo y cuenta con el respaldo del Gobierno y de los empresarios de la CONFIEP (Confederación Nacional de Instituciones Empresariales Privadas), recientemente ha defendido el plan “Reactiva Perú” ante la comisión de Fiscalización del Congreso de la República.
Alva aseveró que “ante los enormes riesgos que las empresas quebraran era importante darles oxígeno para que las empresas sigan cumpliendo con el pago a sus acreedores y trabajadores”.
Este argumento es el que se defiende desde el gobierno para justificar el millonario salvataje financiero a las empresas privadas, mientras millones de trabajadores pierden el empleo, son enviados a suspensión perfecta y otros tantos se encuentran laborando en condiciones que ponen en riesgo su salud y su vida como es el caso de los trabajadores de la minería. Entonces, queda claro que al gobierno solo le interesa rescatar a los grandes empresarios nacionales y extranjeros, mientras los trabajadores somos los más golpeados por la crisis sanitaria y económica.
Mirá el programa #ClavesInternacionales "Perú: de la crisis sanitaria a la crisis política"
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El argumento de la ministra Alva, se centra en "no romper la cadena de pago…”, con más de 7829 empresas en suspensión perfecta y a la vez beneficiarias de reactiva Perú, es evidente que el programa de garantías, no cumple, ni cumplirá su cometido y se ha convertido en un verdadero montaje político para el aprovechamiento empresarial y el acaparamiento de grandes grupos económicos de este incentivo crediticio. Reactiva Perú significa para estos empresarios una suerte de recompensa que premia las suspensiones perfectas a los trabajadores, medida excepcional que no se aplicaba en el país desde los años 90 cuando gobernaba Alberto Fujimori.
Cómo sabemos, uno de los requisitos para que las empresas puedan ser parte de Reactiva Perú, era no acogerse a la suspensión perfecta, pero para Alva y el poder ejecutivo todo es posible, en nombre de la “reactivación económica” de los capitalistas, tan posible como declararse en suspensión perfecta mediante argucias legales como el silencio administrativo.
Esto quiere decir que mientras procede la solicitud de suspensión perfecta, los empresarios ya pueden dejar de pagar a sus trabajadores, tal como lo estipula el artículo 3.3 del Decreto de Urgencia 038, y por si no fuera poco, la suspensión perfecta, planteada en sus inicios cómo “excepcional” está siendo objeto de uso regular y casi cotidiano por parte de los empresarios, pues muchos han solicitado su aplicación e incluso la ampliación de esta medida, exigencia que contradice la realidad pues en algunos casos las empresas nunca han dejado de tener ingresos y hasta el día de hoy muchas ya han reiniciado sus actividades a la par que se ha configurado el aumento exponencial de contagios en los trabajadores.
En otros casos, la suspensión perfecta ha sido utilizada como un instrumento de hostilización y de presión para aquellos trabajadores que no convinieron un acuerdo de descuento en sus salarios. Así mismo, se viene utilizando como medida a ser aplicada a las y los trabajadores sindicalizados, lo cual constituye un atentado contra la libertad sindical.
Entonces, digamos las cosas claras: “Reactiva Perú” mas “suspensión perfecta”, en un contexto de crisis como el que estamos viviendo, a todas luces representa un paquete de medidas económicas y laborales contra el pueblo trabajador y que solo sirve para mantener la tasa de ganancia de los empresarios. Estas medidas van de la mano de las restricciones a las libertades democráticas generadas por el estado de emergencia, las cuales van direccionadas a criminalizar las protestas de trabajadores, campesinos e indígenas como lo hemos visto recientemente con las detenciones de las obreras de la limpieza pública de Lima, las detenciones de mis compañeros de Ripley, la detención y posterior despido del dirigente minero Luis Cerna, la represión a los campesinos de Espinar y a los indígenas de la comunidad indígena Kukama en la amazonia.
Los empresarios, de la mano del gobierno central, han encontrado la ocasión perfecta en medio de la pandemia para flexibilizar aún más el empleo. Frente a esto, nosotros, los trabajadores tenemos que salir al frente organizándonos de manera unitaria y a nivel nacional para responder a las políticas de este gobierno de empresarios.
Tomemos el ejemplo de la clase obrera chilena y la juventud que han salido al frente contra Piñera y el régimen pinochetista, así como la experiencia de lucha que hoy lleva adelante el pueblo boliviano quienes se movilizan masivamente contra la derechista Añez. Para que esta crisis no la paguemos los trabajadores y el pueblo pobre, nos toca organizarnos y luchar.
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