En Montevideo pero también en Colonia de Sacramento, el grito de "Nos queremos vivas" se hizo sentir.
Jueves 20 de octubre de 2016 09:38
Pese a la lluvia, el viento y los alertas meteorológicos, miles de mujeres acudieron a la cita ayer, que muchas decían “cita de honor”. Es que los aberrantes hechos ocurridos en los últimos días – tanto en Argentina como en Uruguay – hicieron que muchas mujeres reaccionaran y salieran a las calles.
Desde vestirse con ropa negra, pasando por cambiar la foto de perfil por el ya famoso retrato de la mujer que se volvió un emblema del #NiUnaMenos, hasta manifestándose en la Plaza Libertad, las mujeres participaron de distintas maneras con un mismo reclamo: no queremos que se nos sigan matando como moscas. No queremos que nuestras parejas o ex parejas, nuestros padres, nuestros hermanos, nuestros vecinos, que creen que somos de su propiedad, atenten contra nosotras y sigan aumentando las cifras de feminicidios.
Los hechos de Argentina, en los que se destaca la violación y empalamiento de una gurisa en la ciudad de Mar del Plata que luego perdiera su vida producto de los daños causados y el dolor padecido – produjeron un enorme repudio y también la necesidad de manifestarse en las calles. En Argentina, los distintos colectivos feministas acordaron convocar a un paro de las mujeres de una hora en los trabajos y a una movilización a las 17 hs, de la que se puede ver la cobertura aquí.
Esta convocatoria se expandió rápidamente por Uruguay. En Montevideo se decidió replicar la jornada realizando una concentración en Plaza Libertad, aunque algunos colectivos feministas ya estaban desde las 18 en la Plaza del Entrevero.
Las campañas sonaron en señal de duelo y de congoja. Los cuerpos se fueron desvaneciendo en el asfalto. El silencio dio paso al grito, a la bronca y a los cantos que señalaban la responsabilidad del Estado, la denuncia al “anti abortista” Tabaré Vazquez y la interpelación a las mujeres a organizarse frente a la violencia machista.
Uruguay, cómo duele
Son 17 los feminicidios en lo que va del año en Uruguay. La proclama leída en Montevideo en la tarde de ayer ejemplificaba la contradicción que se da entre el avance de la legislación pro derechos de las mujeres y los números de los feminicidios. “Una sociedad – decía - que avanza y reconoce los derechos, pero que sin embargo continúa naturalizando la violencia misógina en la calle a través del acoso callejero y sexual”.
Por estos días nos enteramos de la triste noticia de que en Rivera 4 hombres secuestraron a una adolescente de 14 años y la violaron. También nos enteramos de que en Florida un hombre abusaba sexualmente de su ahijada de 9 años y grababa sus videos en una ceibalita.Y también nos enteramos que en una whiskería de Artigas se sorteaban números por solo $ 50 entre sus clientes para que puedan “disponer de la chica que más le guste”.
En todos estos casos, curridos en los últimos 10 días, el cuerpo de la mujer es un instrumento del goce masculino, una propiedad, una mercancía, un premio, un botín de guerra.
Por eso las mujeres salimos a las calles, para decir Este cuerpo es mío, Cuando una mujer dice no es no, Ni dios ni patrón ni marido, ni proxeneta ni abusador ni violador. Basta de considerarnos de su propiedad. Si tocan a una nos organizamos miles.
Hombres sí o no, un debate
Tal como parece haberse dado también en Argentina, en Uruguay se dio un debate al interior de las distintas organizaciones y colectivos feministas, en relación a si se debía convocar a que los varones participen de la concentración. Pero detrás de una postura aparentemente radical en pos de la mujer, se esconde en verdad una postura que fomenta la división entre géneros, una “guerra” en donde los roles debieran invertirse y ser esta vez las mujeres quienes tengan bajo su control a los varones, una postura que divide las filas de la clase trabajadora, ubicando al varón como nuestro enemigo, cuando sabemos que el enemigo no es una persona (un varón) sino un sistema, el patriarcado, y hacia alli hay que enfocar nuestros cañoñes.
En este sentido, son muy ciertas las exigencias de ciertos colectivos de que organizaciones como el PIT-CNT se involucren con la lucha contra la violencia machista, ya que esto permitiría por un lado que la mujer trabajadora pueda optar por cualquier medida de lucha – como un paro – teniendo el aval de su gremio, pero además permitiría que se paralice el país contra los feminicidios, y que toda la clase obrera – mujeres y varones – se vean interpeladxs a luchar por los derechos de las mujeres y por acabar con la discriminación y la opresión. Sería un aspecto totalmente progresivo que podría unir en las calles lo que la burguesía y el patriarcado – y también algunas feministas – dividen.
Vivas nos queremos
Los paraguas y pilotos acompañaron toda la jornada, pero dentro de los corazones de las mujeres y de los hombres que estaban presentes ardía la indignación, la impotencia y la bronca que merece un canal a la organización independiente del Estado y de los partidos del régimen, esos que nos vetaron el aborto, esos que mandan a cuidar a las mujeres, esos que controlan nuestras decisiones, esos que sostienen el patriarcado, esos que una y otra vez nos ubican en el “sexo débil”, el argumento más primario del que se basan los violentos para golpearnos, vejarnos, violarnos y matarnos.