En una nueva jornada de lucha contra la reforma laboral del gobierno de Hollande, miles de trabajadores y estudiantes salieron a las calles en las principales ciudades de Francia, este jueves 23.
Juan Andrés Gallardo @juanagallardo1
Jueves 23 de junio de 2016 13:59
Fotografía: @Ruantifa
A pesar de la represión permanente y de los intentos de prohibir las manifestaciones, los trabajadores y estudiantes volvieron a salir a las calles de Francia este jueves.
En una nueva jornada de lucha contra la reforma laboral del gobierno de Hollande, miles de manifestantes tomaron las calles de las principales ciudades.
Los portuarios de la ciudad de Le Havre, conocida como la "capital de la huelga", volvieron a estar a la cabeza de una poderosa y multitudinaria manifestación con más de 20.000 personas.
En París, una multitud se volvía a congregar para marchar en un circuito que fue acordado en el día de ayer entre las direcciones sindicales y el gobierno, luego del intento fallido de las autoridades por prohibir la manifestación.
Sin embargo, la policía saturó las calles de París para intentar intimidar a los manifestantes a lo largo de su recorrido.
Según la agencia Efe, la policía había detenido a unas 95 personas en torno a la manifestación organizada en el centro de París, por "llevar objetos que podían ser utilizados en eventuales altercados, informó la prefectura".
Esta es parte de la política de intimidación y represión coordinada entre el gobierno y la policía, que ya detuvo a más de 1.800 manifestantes desde que comenzaron las manifestaciones contra la reforma laboral.
El dispositivo de seguridad tuvo una dimensión inédita, con más de 2.100 policías desplegados, entre ellos varias decenas vestidos de civil para pasar desapercibidos.
El primer ministro francés, Manuel Valls, que en los últimos días había reiterado su amenaza de prohibir la manifestación con el argumento de que no se repitiera la violencia del pasado día 14, tuvo que ceder ante la presión social y permitir las marchas de este jueves. Sin embargo apuntó contra los grupos de "extrema izquierda" como los responsables de la "violencia".
Con un gobierno debilitado, que ha fracasado en hacer pie en el Congreso para pasar la ley de trabajo, Valls trata ha venido tratando de negociar modificaciones a la reforma laboral con las direcciones sindicales, mientras que señala a los sectores que están a la vanguardia de la lucha como "violentos", buscando aislarlos.
Se trata de la misma política que tuvo el gobierno hasta ahora de acusar a los estudiantes de alborotadores y a los huelguistas de saboteadores. El objetivo del gobierno es intentar separar a los estudiantes, los trabajadores y la izquierda para atacarlos de a uno y debilitar la lucha. Sin embargo esta política no ha mostrado "buenos resultados", sino que más bien ha aumentado las muestras de solidaridad entre los diferentes sectores en lucha.
Mientras tanto, las calles de Francia volvieron a hablar este jueves, y dijeron bien fuerte "abajo la reforma laboral" de Hollande-Valls.
Juan Andrés Gallardo
Editor de la sección internacional de La Izquierda Diario