El 21 de enero, un día después de la asunción de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, miles de personas se movilizarán por los derechos de las mujeres. El derecho al aborto en la mira.
Celeste Murillo @rompe_teclas
Jueves 19 de enero de 2017
Foto: B. Shapiro
Las organizaciones convocantes de la Women’s March (Marcha de Mujeres) anunciaron que llevan recaudado un millón y medio de dólares y esperan que participen cerca de 200 mil personas de todo el país el sábado 21 de enero en la ciudad de Washington (capital de Estados Unidos).
La masividad de la convocatoria se explica, en gran parte, por el impacto que provocaron las declaraciones misóginas y machistas de Trump y las acusaciones de acoso sexual en su contra.
La marcha de las mujeres se pronuncia, entre otros puntos, por el fin de la discriminación y el odio racista y homofóbico, y por el fin de la brutalidad policial. También exige la igualdad salarial, un salario mínimo de 15 dólares la hora y defiende los derechos de la comunidad LGBT. Recoge de esta forma muchas de las demandas que alimentaron los movimientos sociales durante los últimos años.
Una de las demandas centrales que motoriza la movilización en Washington y las más de 300 marchas simultáneas que se realizarán ese día en distintas ciudades de Estados Unidos es la defensa de los derechos sexuales y reproductivos. Esta movilización será la primera respuesta a las amenazas de avanzar contra el derecho al aborto.
El derecho al aborto en la mira
La victoria de Trump y la consolidación de una mayoría republicana en ambas cámaras legislativas puso en estado de alerta al movimiento de mujeres. Si durante los dos gobiernos de Barack Obama, las bancadas demócrata asistieron impotentes al avance de leyes restrictivas de los derechos reproductivos en varios estados, la llegada de los republicanos a la Casa Blanca es una promesa de profundizarlas.
A pesar de que la mayoría del partido Demócrata apoya el derecho al aborto y el acceso a los métodos anticonceptivos, la “resistencia” demócrata fue absolutamente insuficiente, cuando no nula, lo que ha hecho que el camino que intenta iniciar la nueva administración republicana ya esté allanado.
Hoy ya existen múltiples obstáculos para acceder al derecho al aborto, garantizado a nivel nacional por el fallo de la Corte Suprema de 1973, conocido como Roe vs. Wade, mediante el cual los estados no pueden negar el derecho de las mujeres a interrumpir el embarazo.
Actualmente, 16 estados tienen leyes que prohíben la interrupción del embarazo luego de las 20 semanas de gestación mediante diferentes limitaciones. En otros estados, existen legislaciones que hacen que el proceso sea innecesariamente tortuoso y doloroso para las mujeres, especialmente para las pobres que dependen de los programas de salud federales.
Esto no empezó con Trump
A comienzos a de los años 1980, Ronald Reagan también llegó al poder con la promesa de deshacer los avances en los derechos de las mujeres, especialmente el derecho al aborto. Con ese impulso, se intentó eliminar el fallo de la Corte y ante el fracaso, la administración y la derecha conservadora se embarcaron en lo que llamarían una “guerra de cien años” contra el derecho al aborto. Se propusieron erosionarlo y limitarlo todo lo que fuera posible.
Ante la creciente institucionalización del movimiento feminista, que una década antes había ganado las calles exigiendo igualdad de derechos políticos y económicos, la estrategia de la derecha de “erosionar y limitar” resultó efectiva. Mientras gran parte del feminismo se refugió en agencias, ONG y en el lobby parlamentario avanzaron las medidas para desfinanciar programas vitales para millones de mujeres, especialmente las afroamericanas, las inmigrantes y las trabajadoras.
Esta es la vía que intentarán profundizar hoy los republicanos, por ejemplo, con el desfinanciamiento de la red de clínicas Planned Parenthood, que brinda salud reproductiva (incluyendo la interrupción de embarazos), al impedir que las mujeres de bajos ingresos utilicen su cobertura de salud para atenderse.
De esta forma, peligra el acceso a controles ginecológicos y anticonceptivos para un millón y medio de trabajadoras y pobres que solo se atienden en esas clínicas (en muchos lugares, las clínicas de Planned Parenthood son el único centro de salud disponible, especialmente lejos de las grandes ciudades).
Cómo se preparan las mujeres para enfrentar el ataque
Es indiscutible que el resultado de las medidas que buscan implementar los republicanos será desastroso para las mujeres, especialmente para las trabajadoras, las afroamericanas, las latinas, las jóvenes y las pobres. Ya existen múltiples medidas legales que buscan desafiar estas políticas pero no alcanzan para frenar este avance reaccionario.
A su vez, las mujeres se enfrentan a la realidad de que la tibia oposición demócrata y las estrategias de presión parlamentaria han sido completamente impotentes y han colocado sus derechos en una posición de extrema debilidad.
Por primera vez en muchos años, las mujeres sienten que sus derechos pueden retroceder. Esta realidad, junto con el desprecio y el odio que mostraron las declaraciones del nuevo presidente, es lo que ya ha motorizado movilizaciones en varias ciudades, contra Trump y en defensa de los derechos de las mujeres y la comunidad LGBT. Esta movilización puede transformarse en el primer paso de la lucha decidida no solo para defenderse de los ataques de la derecha conservadora sino para profundizar la pelea por el aborto legal, seguro y gratuito para todas las mujeres, la vía para defender los derechos conquistados.
De la misma forma, los movimientos sociales que se han extendido durante los últimos años confirman que la única estrategia efectiva para defender los derechos conquistados y enfrentar los ataques de la democracia del 1 % es la unidad en las calles de la juventud, las mujeres, la clase trabajadora y las comunidades afroamericana y latina.
La defensa de los derechos de las mujeres moviliza hoy a miles en todo Estados Unidos y se suma así a la creciente movilización de las mujeres que se extiende en todo el mundo, del #NiUnaMenos en Argentina y América latina al lunes negro de Polonia y el viernes islandés.
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Celeste Murillo
Columnista de cultura y géneros en el programa de radio El Círculo Rojo.