La capital sudanesa sigue siendo escenario de movilizaciones. Esta vez para pedir justicia por quienes fueron asesinados durante las protestas de los últimos meses. El acuerdo de gobernabilidad firmado entre la oposición y el Consejo Militar que gobiernan Sudán tras derrocar a Omar al Bashir para el reparto de poder con los generales, parece no terminar de contener la situación.
Santiago Montag @salvadorsoler10
Viernes 19 de julio de 2019 02:19
Las movilizaciones fueron convocadas por la principal fuerza opositora, la Alianza por la Libertad y el Cambio, que rubricó ayer el pacto político con la junta militar en base al cual civiles y militares se repartirán el poder en los próximos tres años.
Los manifestantes volvieron a inundar las calles de Jartum portando pancartas en las que pidieron que se juzgue a todos los involucrados en el asesinato de cientos de jóvenes que se manifestaron en las calles de Sudán, desde el estallido de las revueltas del pan que derrocaron al expresidente Al Bashir el pasado diciembre, y los responsables de la masacre del 3 de junio.
Si bien la ALC intenta desviar las movilizaciones, utilizándolas para conseguir mejores cuotas de poder, ya que el pacto aún sigue definiéndose, los manifestantes gritaban consignas que habían sido los gritos de guerra del levantamiento que volteó al expresidente: "¡Gobierno civil, gobierno civil!" y "¡Libertad, paz, justicia!"
Además durante el día, la Asociación de Profesionales Sudaneses (APS), una confedereción de sindicatos que forman parte de la ALC, denunció que la policía sudanesa lanzó gases lacrimógenos contra los manifestantes en el mercado árabe, uno de los más grandes del centro de Jartum, y que varias de las marchas fueron dispersadas por las fuerzas del Consejo Militar.
El único detalle que se conoce sobre el acuerdo, es que estipula la formación del Consejo Soberano que asumirá el poder durante la transición. Estará formado por cinco civiles, cinco militares y una persona consensuada por ambas partes, presidido por los militares los primeros 21 meses, mientras que los civiles lo harán el resto del período. También incluye la formación de un comité de investigación independiente para investigar el desalojo violento de la acampada de protesta frente a la sede del Ejército el día 3 de junio, así como otros abusos y violaciones.
Uno de los puntos en discusión que exige el Consejo Militar es inmunidad para no ser juzgados. Cuestión que la oposición rechazó por lo que este punto no fue incluido finalmente en el texto del pacto. Ya que dentro del Consejo Militar está el general Mohamed Hamdan Dagalo, alias Hemedti, vicepresidente de la junta militar y líder de las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR).
Las FAR, milicias paramilitares que participaron en el genocidio en Darfur, están acusadas de protagonizar el desalojo violento del acampe de protesta frente la sede del Ejército en Jartum el pasado 3 de junio. Pero el objetivo de la ALC no es remover el viejo régimen, sino hacer cambios cosméticos en las fuerzas armadas.
Las conversaciones, continuarían este viernes, ya que las dos partes presionan para resolver los problemas restantes, como la redacción de la declaración constitucional donde se definirán qué roles tendrán el Consejo Soberano y el gabinete.
La intervención internacional en la crisis de Sudán muestra los esfuerzos por evitar una profundización del proceso abierto con la caída de Al Bashir, donde la oposición llegó a liderar varias huelgas generales. Arabia Saudita, Egipto y Emiratos Árabes tres países, gobernados por monarquías o militares, estaban abiertamente en contra de las protestas e intervinieron por la salida de un gobierno militar.
Sin embargo, la brutalidad de la represión parece haber ido más allá de la relación de fuerzas que se estableció tras la caída del expresidente y la exigencia de los manifestantes de que "caiga todo el régimen", llevó a mediar los objetivos de construir un “hombre fuerte” al estilo egipcio. Pero optaron por desviar el proceso con una salida negociada. También la opositora ALC, que es una formación liberal, a pesar de haber liderado huelgas generales, actuó en función de disputar mayores espacios de poder dentro del “Consejo Soberano”.
La intensa actividad de los trabajadores, las mujeres y la juventud de Sudán, a pesar de la violenta represión que sufrieron, ha mostrado un camino. Los acampes, bloqueos y, sobre todo, la huelga general son una experiencia acumulada en sectores de masas que aún no han sido derrotada
Santiago Montag
Escribe en la sección Internacional de La Izquierda Diario.