Tras la brutal represión del Ejército sudanés al campamento opositor, que dejó más de 100 muertos, los militares llamaron al diálogo, pero fue rechazado por la oposición.
Juan Andrés Gallardo @juanagallardo1
Jueves 6 de junio de 2019 15:21
La plataforma opositora sudanesa Fuerzas de la Libertad y el Cambio (FLC) rechazó este jueves la vuelta a las negociaciones convocadas por los militares y apostó a la "desobediencia civil" como la forma para derrotar al Consejo Militar Transitorio (CMT) liderado por Abdelfatah Burhan.
La "invitación" a volver a una mesa de diálogo por parte del CMT es considerada como una verdadera provocación por la oposición, tras haber soportado la represión de los últimos días que dejó más de 100 muertos y cientos de heridos.
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"Ahora no aceptamos ninguna mediación hasta la suspensión de los actos violentos de las fuerzas de seguridad contra los manifestantes", aseveró Madani, miembro de la delegación de esa plataforma en las negociaciones que venían produciéndose hasta la semana pasada con los militares para formar un Consejo Soberano transitorio.
Una salida militar negociada en el extranjero
La masacre que vivió Sudan en los últimos días tenía el objetivo de fortalecer al Consejo Militar Transitorio en las negociaciones con la oposición del FLC y eliminar a los manifestantes de las calles, que vienen siendo un factor de presión permanente desde la caída del dictador Al Bashir en abril.
Es por eso que tras el asesinato de más de 100 manifestantes el Ejército propuso como salida una elecciones amañadas para dentro de nueve meses, período durante el cuál los militares buscarían reforzar su poder.
Esta salida tenía el objetivo de perpetuar a los militares en el poder y terminar llamando a unas elecciones amañadas tras el desvío y la represión a los manifestantes.
El plan fue gestado en las semanas previas durante el viaje del jefe del CMT, Burhan, a Emiratos Árabes, Arabia Saudita y Egipto. Los tres países, gobernados por monarquías o militares, están abiertamente en contra de las protestas y apoyan la salida de un gobierno militar. De hecho el Consejo Militar recibió una "ayuda" de 3.000 millones de dólares de parte de las monarquías del Golfo, y las milicias sudanesas cumplen un rol activo en la guerra que Arabia Saudita libra contra Yemen.
Sin embargo, la brutalidad de la represión parece haber ido más allá de la relación de fuerzas que se estableció tras la caída del expresidente Al Bashir y la exigencia de los manifestantes de que "caiga todo el régimen", lo que incluye a los militares que fueron cómplices de su gobierno durante décadas.
El asesinato masivo de manifestantes también fue abiertamente rechazado por la ONU y la Unión Africana, que suspendió a Sudán de la misma hasta que forme un Gobierno civil transitorio.
En este marco el Ejército volvió a reflotar la idea de retomar la mesa de diálogo, lo que de momento fue rechazado por la oposición.
Por su parte, en el terreno político el segundo partido islamista de Sudán, el Congreso Popular, aliado del Gobierno del expresidente Omar al Bashir, organizó en la noche del miércoles una reunión con formaciones políticas con el fin de formar un bloque para volver al diálogo con la junta militar. En esa reunión, de la que no participaron la mayoría de los partidos que forman la FLC (a excepción del partido Al Umma, del ex primer ministro Sadiq al Mahdi), se condenó tanto el desalojo del acampe de los manifestantes como el bloqueo de carreteras por parte de la oposición.
Es decir que las fuerzas islamistas buscan aparecer como un nuevo actor político en las negociaciones mostrándose equidistantes tanto de los militares como de la oposición laica.
Volver a las calles
El impasse de los militares en la represión puede ser aprovechada por los manifestantes y la oposición para volver a las calles, retomando el método de la huelga general, como la que se vivió la semana pasada durante 48 horas que paralizó todo el país.
Ante la matanza perpetrada por el Ejército las Fuerzas por la Libertad y el Cambio habían convocado a la "desobediencia civil" y a una huelga hasta que caiga el régimen militar. Sin embargo esta política no se siguió profundizando, a la espera de una propuesta de la cúpula militar.
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Hasta la semana pasada la oposición había resignado muchos de sus puntos programáticos en pos de llegar a un acuerdo con el CTM. Entre los aspectos que habían resignado se encontraba el de un gobierno 100% civil, el del rol de las mujeres en la política (negado durante años), el castigo a las minorías que fueron perseguidas y asesinadas, y sobre todo la convocatoria a una Asamblea Constituyente, que podría comenzar a hacer realidad la idea de que "caiga todo el régimen", que cantan los manifestantes en las calles.
Los militares sudaneses aprendieron de los procesos de la Primavera Árabe y su objetivo es el que desviar, desgastar o derrotar las movilizaciones para imponer una salida al estilo de Egipto, con un militar fuerte a la cabeza del gobierno, perpetrando el viejo régimen.
La intensa actividad de los trabajadores, las mujeres y la juventud de Sudán, a pesar de la violenta represión que han venido sufriendo, muestran un camino opuesto. Los acampes, bloqueos y, sobre todo, la huelga general parecen ser el único camino viable para evitar que sea la cúpula del Ejército la que imponga su salida.
Juan Andrés Gallardo
Editor de la sección internacional de La Izquierda Diario