Esta semana la cuprífera hizo entrega de su última oferta con la que espera destrabar la negociación colectiva que con la amenaza de la huelga tiene en velo a gran parte del empresariado nacional y al gobierno de Piñera.

Daniel Vargas Antofagasta, Chile
Viernes 27 de julio de 2018
Con un bono de término de negociación de $11,5 millones de pesos BHP Billiton, a lo que se suma un bono de $ 2 millones como incentivo si el acuerdo se llegara a firmar antes del 5 de agosto, además de una compensación de $1,5 millones en compensación por el término del beneficio habitacional y un préstamo blando de $ 3 millones de pesos, fue lo que la minera dejó sobre la mesa como su última oferta para el Sindicato N°1 de Minera Escondida.
Oferta que la prensa local y la empresa anunciaron como uno de los pagos más altos de la industria en los últimos 4 años, los que han estado marcados por el fin del super ciclo del mineral, cifra cercana a lo obtenido por los trabajadores de Minera los Pelambres, de Antofagasta Minerals (perteneciente al poderoso imperio Luksic).
Sin embargo, desde el Sindicato, acusaron que la oferta no satisface a los trabajadores sobre todo porque en la propuesta está condicionada a la pérdida de ciertos beneficios y a condiciones que pretende imponer la empresa, tales como la extensión de beneficios, la renovación de jornadas excepcionales, el fin del beneficio de salud MediMEL para licitarlo a una Isapre, y resultados operacionales.
Pero que, según fuentes de El Mercurio de Antofagasta, habrían sectores del sindicato que optarían por aceptar esta oferta en atención a los costos que podría significar una eventual huelga para los trabajadores.
Esto está aún por verse, ya que desde éste sábado hasta el lunes los trabajadores deberán definir si aceptan la propuesta de la empresa o si van a la huelga.
¿Están los trabajadores en un callejón sin salida?
Las empresas mineras descargaron el menor precio del cobre en los trabajadores mediante una ola de despidos y pérdida de beneficios que afectó gravemente al sector a vista y paciencia del gobierno que resguardó las ganancias empresariales mientras miles de familias eran arrojadas a la calle.
Montados sobre esta campaña del terror las mineras negociaron a la baja, esperando mejores condiciones de mercado que les permitieran elevar sus ganancias a costa de mayor carga laboral, flexibilización, recortes de beneficios y despidos.
Sin embargo no dejaron de ganar millones. Es por esto que el empresariado nacional y el gobierno miran con celo ésta negociación que puede marcar un punto de inflexión para el resto de las negociaciones colectivas, ya que puede marcar un precedente para futuros conflictos.
A pesar de las dificultades que puede significar para el sindicato una huelga, los mineros no están en un callejón sin salida. Su negociación es vista con atención por miles de trabajadores y ahí los mineros tienen a sus principales aliados.
Si se vota la huelga será necesario rodear de solidaridad su lucha, pero también éstos deberán buscar vías para involucrar a la población, principalmente de Antofagasta, para que, de esta manera, quienes queden en un callejón sin salida no sean los mineros, sino que la patronal.
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