La funcionaria Marilú Martens respondió ayer una interpelación de 40 preguntas ante el pleno Congreso, a pesar de sus dichos rechazó la posibilidad de renunciar. Su principal apoyo radica en el Presidente de la República.
Kevin Wright @kevouv
Sábado 9 de septiembre de 2017
Foto: La República
Por poco más de cuatro horas, la Ministra de Educación, Marilú Martens, hizo uso de la palabra ante el pleno del Congreso para responder las 40 preguntas de la interpelación relacionada a su desempeño en el cargo durante la huelga docente, que duró más de dos meses en la mayoría de regiones del país. Desde el fujimorismo y el bloque Nuevo Perú se continúa pidiendo su renuncia a la dirección del Ministerio de Educación.
La moción de interpelación fue admitida por el Legislativo el pasado 17 de agosto y aprobada siete días después, en plena huelga de las y los profesores. Esta medida fue impulsada por la bancada del Frente Amplio y contó con el respaldo de Fuerza Popular, Acción Popular y el Apra.
Martens tomó la palabra desde las diez de la mañana, antes de responder a la primera pregunta, realizando una introducción que —a poco de llegar al final— fue cortada por el presidente del congreso, Luis Galarreta. Desde temprano se disputaban en el Congreso todas las fuerzas políticas burguesas, mucho más que un cargo ministerial.
Por su parte, PPK se sigue balanceando en una cuerda, cada vez más fina, tras una seguidilla de decisiones antipopulares que van desde la (ya olvidada por los grandes medios)“Ley Pulpin”, precarizadora de la juventud trabajadora, hasta la brutal represión a las y los maestros que se produjeron en las manifestaciones recientes.
Foto: Crónica viva
Con un dedo señalando a la Ministra Martens y cuatro dedos apuntando hacia las propias fuerzas políticas de la burguesía, ponen en evidencia (además de la potestad que se adjudican, amparados en la ley) que los funcionarios gubernamentales pueden “poner” o “sacar” a voluntad a sus colegas parlamentarios; refleja también, el temor que le tienen a la movilización popular y al manejo erróneo de las fuerzas de las masas.
Ellos hablan de evaluaciones para mejorar, las y los maestros hablan de puestos de trabajo en juego. Ellos hablan de aumento, las y los maestros hablan de deudas de hace años. Ellos hablan de descuentos, las y los maestros hablan de otra pronta huelga. Ellos hablan de aumentar el PBI para la educación, los y las maestras hablan de que esa mentira ya se la dijeron en el 2012. El lenguaje del trabajador no es el mismo que el de la élite dominante.
La voz de Marilú Martens, la representante del Ministerio de Educación y … ¿de los docentes?
En su introducción, Martens hizo una autocrítica y reconoció: “Es cierto que esta huelga atípica nos tomó sin herramientas suficientes para poder afrontar con mayor celeridad el desafío”. El “desafío“ fue que las bases desbordan a la ya comprada burocracia sindical. Sin embargo, a los agentes policiales les sobraba armamento para hacer callar los reclamos.
El desborde de las bases lo resumió al indicar que a su sector le faltó vislumbrar que el magisterio no era el mismo y que atravesaba por un proceso de cambio interno. “Por ello, sobreestimamos la fuerza y representatividad del comité ejecutivo nacional del Sutep y no avizoramos el nuevo nivel de representación de diferentes dirigentes regionales y provinciales”, señaló. Es decir, junto al ejecutivo confiaron en el “Buró” de la burocracia sindical y éste les respondió con escasa representatividad de las y los trabajadores. Un parche que intentarán compensar seguramente en lo inmediato.
Tras la introducción, Martens procedió a responder una a una las preguntas de los legisladores. En medio de su respuesta a la cuarta cuestión, la funcionaria aseguró que si bien la huelga docente deja "lecciones muy duras", debe reconocerse que su sector “no escatimó esfuerzos por sacar adelante el diálogo con los manifestantes incluso en circunstancias más difíciles”. Otra vez, las palabras de la Ministra no coinciden con los reclamos constantes de las y los maestros por ser ignorados y hasta tratados despectivamente en reiteradas ocasiones.
Tampoco dudó en apelar al resguardo de su patrocinador PPK: “En cuanto a mi permanencia en el cargo, no me aferro a él. Yo no postulé a él y fui convocada por el señor Presidente de la República. Y asumí dicho encargo con la firme convicción de desplegar toda mi dedicación y energía para lograr la mejora de la calidad educativa en beneficio del país”, dijo Martens mostrando cierto desdén hacia su tarea para con la sociedad.
La sesión fue suspendida a la 1:23 p.m. cuando Marilú Martens ya había respondido 32 preguntas. Posteriormente, se retomó a las 2:44 p.m. y a las 3:51 p.m. la ministra terminó su exposición.
En esa última parte, Martens mencionó con un discurso irónico y especulador que “las huelgas de este año han evidenciado la fragmentación y división del magisterio lo cual ha representado el principal inconveniente para el logro de una solución al conflicto existente”. De este modo, tergiversa la realidad, hablando de fragmentación del conjunto del magisterio, cuando la seguidilla de manifestaciones y la resistencia a la represión policial, fueron un ejemplo transparente de la unión de los docentes peruanos.
Finalmente, respaldandose en su pseudo-preocupación por la educación, volvió a la carga para reforzar una idea, la de continuar hasta las últimas consecuencias con la evaluación punitiva: “Hubiera sido sencillo y cómodo renunciar a la meritocracia hipotecando el progreso de nuestros estudiantes, futuro del país […] Hemos transitado por este camino pedregoso, a veces poco popular, pero correcto”, sentenció. Con eufemismos singulares se dice “meritocracia” y se interpreta: “te hecho para ajustar”.
La interpelación en el Congreso sólo expone las disputas burguesas y no otorga soluciones al conjunto de la comunidad educativa, ni de la clase trabajadora.