Envió a las escuelas raciones insuficientes y de baja calidad nutricional para que los estudiantes y sus familias se alimenten mientras no hay clases producto de la pandemia. Docentes de la zona sur se organizan frente a la crisis.
Jueves 19 de marzo de 2020 22:35
Puré de tomate (2), arroz (2), fideos (2), galletitas dulces, lentejas y cacao. La "nutrición" estatal para una familia bonaerense durante la cuarentena.
Hoy el gobierno de la Provincia de Buenos Aires envió a través del Servicio Alimentario Escolar raciones insuficientes y de bajo contenido nutricional para que las familias se alimenten durante los días que dure la suspensión de clases pautada hasta el momento producto de la crisis sanitaria provocada por la pandemia de coronavirus.
Días después de que el gobierno lanzara un protocolo para los establecimientos educativos (el cual no se cumplió por falta de insumos básicos como lavandina, alcohol en gel, jabón, papel etc.) ahora presenta este “plan alimentario”.
En educación la crisis estructural lleva décadas de desfinanciamiento y ajuste, por eso frente a la pandemia la situación de las escuelas se vuelve doblemente problemática y poco puede hacerse cuando lo que sigue faltando es una decisión política.
Si bien el domingo pasado finalmente se decretó que por 14 días no habrá clases para resguardar a les niñes y jóvenes evitando así el tránsito en las calles, esto generó diferentes situaciones. Por un lado están quienes pueden quedarse en sus hogares conformes con la medida tomada, sin embargo están quienes tienen que trabajar y no tienen ninguna licencia laboral ya sea porque son trabajadores precarizados, en negro o monotributistas que están preguntándose cómo van a hacer para sobrevivir todos estos días. Pero por otro lado está el gran conjunto de la población que son la mayoría, que hoy se pregunta ¿y ahora qué vamos a comer?
Las escuelas vienen siendo hace décadas el depósito de la niñez, y el lugar para poder ir a buscar un plato de comida, más que para llevar a cabo una función pedagógica. El sistema educativo desde el menemismo para acá pasando por todas las crisis económicas viene siendo desfinanciado por todos los gobiernos.
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Hoy frente a la crisis en la que nos encontramos por la pandemia mundial, el Estado no le está haciendo frente como se debería producto del desfinanciamiento constante de décadas y décadas en la educación y salud lo que obviamente lo vemos reflejado en los comedores escolares.
Los chicos desde el viernes 13 de marzo no asisten a los colegios, por ende no comen un plato de comida que muchas veces es el único que reciben en el día. Las respuestas recién llegaron hoy mientras otras escuelas siguen a la espera.
Mientras el gobierno en conjunto con la burocracia sindical festejan que “por la lucha y la unidad” hoy los alumnos recibirán un bolsón de comida y hasta se sacaron fotos e hicieron de este acto un gran acontecimiento, la realidad es que los alimentos que se dieron lejos están de tener la calidad necesaria para afrontar nutricionalmente la crisis sanitaria.
Las recomendaciones de los especialistas hablan de una dieta balanceada y con contenido en vitamina C, pero hoy los docentes pudimos ver que los bolsones contenían un kilo de arroz, dos paquetes de fideos, dos puré de tomate, dos litros de leche, cacao y un dulce para los 14 días en que los chicos no asistirán al colegio. Nos preguntamos ¿quiénes pueden sobrevivir solo con esto? En el mejor de los casos las familias recibirán estos productos, pero sabemos que muchas no. Mientras tanto, los kits de higiene te los debo.
Además los bolsones solo llegaron para el nivel primario e inicial dejando excluidos al nivel secundario (quienes ya venían siendo ajustados siendo solo algunas escuelas periféricas las que recibían desayunos y meriendas cada vez más precarias). Ellos hoy no recibieron nada, empujando a muchos jóvenes a las calles a buscar unos pesos haciendo changas o juntando cartón para poder comer.
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El Estado que dice que debemos permanecer en nuestro hogares se olvida de los que menos tienen con un discurso totalmente contradictorio.
Familias enteras que viven en condiciones sumamente precarias, en donde el agua corriente es un lujo, recibieron esta “ayuda” para enfrentar la gran pandemia mundial que viene arrasando en países del “primer mundo”, y que por las condiciones estructurales en las que nos encontramos las muertes y los contagios aquí pueden triplicar las cifras. El dengue y el sarampión, también son epidemias que vienen en aumento.
Por otra parte los directivos, el cuerpo docente y auxiliares esta semana no recibieron ni barbijos ni ningún producto de limpieza para poder repartir estos bolsones, quedando en sus manos la protección. Los sindicatos en silencio absoluto, debemos exigirles que garanticen las condiciones necesarias y los insumos de protección.
Necesitamos medidas contundentes para los tiempos que corren, alimentos de calidad y productos de higiene para nuestros niños y para la juventud.
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Esta semana tuvimos la primer muestra de que Estado no lo va a garantizar. Mientras se sigue pagando la deuda externa también se giró a los diputados bonos de 100 mil pesos, fondos de los que se desconoce su destino, y para los que menos tienen apenas se otorgó un bono de 3000 pesos por única vez a través de las asignaciones por hijo.
Frente a esto debemos organizarnos, como lo hicimos en el 2009 en cada escuela con la gripe A; los docentes una vez más vamos a estar al lado de las familias, de nuestras comunidades y somos nosotros los que debemos llevar un control de los alimentos que llegan y quienes junto con las familias debemos exigir que el Estado destine fondos para cubrir todas las necesidades básicas. Es momento de actuar para luego no lamentar.
Mientras los productos de higiene son un privilegio para pocos y cada vez hay más desabastecimiento, en diferentes escuelas ya están organizando y produciendo, por ejemplo en Rosario y Mendoza haciendo alcohol en gel y en otras se están confeccionando barbijos.
Hoy más que nunca tienen que primar los lazos solidarios entre los que somos parte de las comunidades educativas, organizándonos de forma voluntaria, rechazando a las a las fuerzas armadas en los barrios, que día a día estigmatizan y persiguen a la juventud, creando redes de solidaridad para exigir al Estado todas las medidas de protección necesarias para afrontar esta pandemia.