A propósito del concurso de miss universo, reproducimos para nuestro espacio de Tribuna Abierta un artículo que discute y evidencia los "usos" de lo "nacional y popular" en una sociedad estructuralmente racializada como la boliviana.
Lunes 17 de mayo de 2021
Más allá de todo el show que significa miss universo, la maraña de opiniones que ha desatado la participación de Lenka Nemer o lo cómico del apoyo de Samuel Doria Medina, que supone un "kencherio" (mala suerte). Es sintomático la manera en que una modelo puede representar el sentimiento “nacional y popular” (léase dos veces) y levantar todas las ambigüedades que conlleva; es decir, aquel dispositivo discursivo nacionalista o chauvinista que trata de hacernos consentir que “Bolivia está unida” a pesar de sus diferencias y distinciones (económicas, políticas, sociales, culturales, etc.) y cuyo medio de expresar lo “popular” es el folklorismo, entendido ésto como la reducción de la cultura al folklore (vestimenta, danza…) que, dicho sea de pasó, es producto de una mezcolanza entre lo “originario” y lo “mestizo” socialmente aceptado.
El baile y la vestimenta “indígena u originaria” pueden considerarse como algo “bello”, cuando es el otro quien lo usa, es decir, alguien que no es ni indígena ni originario, pero no solo culturalmente, sino, y, fundamentalmente, por su fenotipo. Es aceptable disfrazarse como “cholita” para el carnaval de Oruro, el Gran Poder, las entradas universitarias o para recorrer una pasarela, pero no es aceptable una “chola” en la calle resistiendo el golpe de Estado. No es malo vestir con pollera, pero cuando esta cuesta miles de bolivianos y es un diseño de alta costura.
Muchos se sienten orgullosos y orgullosas de ver a su representante vistiendo “la fuerza de los andes”, expresando los colores de la tricolor, el escudo nacional estampado en una capa, un aguayo o la imagen del imponente Illimani cubriendo el busto de miss Bolivia y, sin olvidar, su entrada a pasarela con paso de waca tokori. Produciendo, de esta manera, la ilusión de que todo está bien, de que todo ha sido dicho o representado sobre nuestra gran diversidad cultural y que, por un solo instante, todos somos uno a pesar de que miss Bolivia no haya pasado a la semifinal (¡maldito seas Samuel!).
Lo paradójico de todo esto es que a pesar de que hemos vivido un golpe de Estado en 2019, donde el racismo, clasismo y el patriarcado latente en nuestra sociedad se manifestó de la forma más grotesca mostrando como las fuerzas represivas del Estado y grupos paramilitares golpeaban a mujeres de pollera…el día de hoy, muchos están subsumidos por el encanto de lo “nacional y popular”, en una banalización y despolitizacion de lo “indígena”, que no es ninguna novedad, herencia del MNR y algo que ha sido amplificado con el MAS por su discurso "pachamamero" que buscan la complementariedad y reciprocidad con el gran capital pero con identidad “cultural” (folklore).