Recientemente, la marca Reef decidió dar fin al concurso “Miss cola Reef” de Argentina. El intendente Arroyo, por su parte, anunció que en los próximos días se elegirá a la "Reina Nacional del Mar".

Sol Bajar @Sol_Bajar
Sábado 31 de diciembre de 2016
Después de veintitrés años y bajo el argumento de que cosificaba a las mujeres, la reconocida marca Reef decidió dar por terminado su concurso “Miss cola Reef” en Argentina, ícono desde 1993 del torneo de surf más importante del país. Realizado cada año en la ciudad de Mar del Plata de la provincia de Buenos Aires, como parte del cierre del torneo deportivo Reef Classic, el evento clásico de los veranos marplatenses se caracterizaba por convocar a una enorme concurrencia, abrumadoramente masculina, y por premiar con miles de pesos a "la mejor cola" del concurso.
La decisión de la empresa tiene lugar en el marco del cuestionamiento que abrió el profundo fenómeno del #NiUnaMenos y, según explicó el gerente de Marketing de Reef, Martín Sundbad, apunta a cambiar la estrategia comercial debido a la "sensibilidad que empezó a causar el tema de la violencia de género en el país". Un cambio que, sin embargo, no tendrá lugar en la localidad de Viña del Mar, en Chile, donde la marca continuará explotando la sexualidad y el cuerpo cosificado de las mujeres para la promoción de sus productos. Una contradicción nada contradictoria para una empresa que, como cualquiera, sólo busca mejorar sus recursos y estrategias para aumentar sus ganancias.
Perla Prigoshin, titular de la Comisión Nacional Coordinadora de Acciones para la Elaboración de Sanciones de Violencia de Género (Consavig), sostuvo al respecto que la responsabilidad del Estado frente a la realización de concursos, que convierten a las mujeres en objetos sexuales y promueven la violencia machista, constituye "una señal fuerte (...) Los empresarios no se caracterizan por ser tontos. Normalmente escuchan las tendencias de la sociedad en su conjunto”. La funcionaria también destacó que esta decisión también encuentra parecidos con una veintena de localidades que, ante importantes críticas, decidieron suspender o transformar las festividades regionales en las que se elige a "la reina" local tras una competencia de belleza entre mujeres.
Sin embargo, quien sigue sin escuchar ese mensaje parece ser es el gobierno de Cambiemos. De hecho, este 28 de diciembre, el intendente de Mar del Plata Carlos Arroyo y la titular del ente Municipal de Turismo (Emtur) de "La Feliz", Gabriela Magnoler, presentaron ante la prensa a las doce postulantes a "Reina Nacional del Mar", mujeres de entre 18 y 25 años a quienes se exigió ser solteras y sin hijos para poder participar del "voto popular" que caracteriza a la 45° edición de la Fiesta Nacional del Mar, que se realizará en la ciudad el próximo 5 de enero.
La Fiesta, para la cual Arroyo destinó un presupuesto millonario, contrasta con el desfinanciamiento que sigue sufriendo la ordenanza local que declaró la Emergencia en violencia de género en el partido, que cuenta con más de 600 denuncias realizadas en el último año a raíz de diversos hechos de violencia machista. Casos similares se extienden y reproducen en todo el país.
Arroyo, conocido entre otras cosas por su reivindicación y sus vínculos con la última dictadura cívico militar, fue también un ferviente opositor de la ley de matrimonio igualitario y mantiene sólidos vínculos con grupos neonazis locales. Tanto es así que tras su triunfo electoral, en 2015, se lo pudo ver festejando en su búnker local con el referente de una de las organizaciones más importantes de la ultraderecha marplatense, Carlos Pampillón, conocido entre otras cosas por motorizar el grupo de choque que golpeó salvajemente a las mujeres que marchaban durante el XXX Encuentro Nacional de Mujeres por las calles de "la Feliz", movilización que culminó con la brutal represión comandada por la policía del entonces gobernador Daniel Scioli. Más recientemente, al cumplirse un mes del brutal femicidio de Lucía Pérez, el intendente sostuvo que la violencia machista es “una moda” y afirmó que esta violencia es una cuestión principalmente “intrafamiliar” y “doméstica”.