Militantes del Movimiento de los Trabajadores Socialistas (MTS) realizaron una protesta frente a la embajada estadounidense en la Ciudad de México.
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Sábado 8 de abril de 2017
Jóvenes y trabajadores se dieron cita este mediodía frente a la sede diplomática de Estados Unidos en la capital.
El objetivo: repudiar el lanzamiento de misiles ordenado por la administración Trump en Siria, que argumentó que ese país representa una amenaza para la “seguridad nacional” de Estados Unidos.
Los trabajadores, el pueblo sirio sufren hoy el ataque directo del imperialismo estadounidense que busca definir en su provecho el derrotero de la cruenta guerra civil que por seis años azota este país y algunos pueblos vecinos. Una guerra reaccionaria en la que intervienen distintas potencias imperialistas apoyando a uno u otro frente.
Los imperialistas EE. UU., Inglaterra, Francia y Alemania, que han respaldado públicamente el ataque ordenado por Trump intervienen en favor de milicias opositoras al gobierno sanguinario de Al Assad, mientras que éste es respaldado por Rusia.
Otras naciones de la región como Turquía e Irán también han puesto su cuota de mortandad en este conflicto de varias aristas donde el ISIS también despliega sus ataques, sobre una población acorralada en los distintos frentes de guerra, quienes sufren las peores condiciones de esta guerra reaccionaria.
La ofensiva de Trump
Hoy Trump atacó Siria, mañana con la misma excusa de la “seguridad nacional” estadounidense puede intervenir en cualquier otro país para avanzar en sus planes de expoliación y saqueo. Y en ese marco se inscribe también la criminalización de los migrantes y el discurso xenófobo contra México e islamofóbico desplegado por el presidente de EE.UU. contra países de mayoría musulmana.
El ataque perpetrado este jueves constituye un golpe a la relación de Trump con el líder ruso Vladimir Putin, para quien el presidente sirio Al Assad es un aliado fundamental para conservar la última plaza fuerte que mantiene en Medio Oriente, en el marco de una constante presión de la OTAN con la que mantiene un conflicto latente en Ucrania.
La intervención estadounidense profundiza la grave situación que enfrentan en Siria la clase trabajadora y los sectores populares, producto de una guerra civil reaccionaria que ha dejado como saldo el cobro de la vida de 400.000 personas, dejó 10 millones de desplazados y a más de la mitad de la población en la pobreza, una crisis humanitaria que deja un huella imborrable al comienzo de este siglo.