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Música // Rock. Monsters of Rock: Tecnópolis con manos de Metal

Megadeth, Anthrax y Rata Blanca tocaron en el Monsters of Rock. Grandes bandas del metal internacional y local tocaron en Buenos Aires y, como siempre, no faltaron abusos y maltrato para con el público.

Martes 14 de noviembre de 2017

El sábado 4 de noviembre se llevó a cabo una nueva edición del Monsters of Rock en Argentina, festival creado en los ‘80 en Inglaterra. En esta ocasión, se presentaron: Plan 4, VIMIC (debut en Argentina), Anthrax, Rata Blanca y Megadeth.
Vimic es el nuevo proyecto de Joey Jordison, ex–batero de Slipknot, y Kalen Chase, vocalista que colaboró con algunas participaciones en Korn. Sin haber lanzado disco aún, se presentaron con un puñado de adelantos, a probar suerte con el público. Con un sonido poco claro pero potente y un cantante versátil y algo carismático, la propuesta musical no generó entusiasmo, ni hubo “agite” por parte de la audiencia. La energía del grupo sirvió para preparar el terreno a la siguiente banda.

La presentación de Anthrax fue de gran nivel. Con más de 30 años en la escena y considerada una de las cuatro grandes del Trash, Anthrax tocó 9 grandes canciones, con un sonido “brutal” y buena definición (aunque la voz de Belladonna quedó un poco detrás de los instrumentos). Comenzaron con “Among the Living” y “Caught in a Mosh” haciendo transpirar a todo el mundo. Con la imágen de For All Kings de fondo, el único tema que tocaron de éste, su último trabajo discográfico, fue “Breathing Lightning” y fue muy bien recibido por el público. Con el legendario “Indians”, como último tema, Anthrax dió un muy buen show y dejó al público pidiendo más.

Llegó el turno de Rata Blanca. Giardino y compañía se presentaban sin Guillermo “El Negro” Sanchez, bajista y compositor de la banda, quien falleció este año debido a una septicemia. Con un emotivo video inicial rindiéndole homenaje, sonó “Los Chicos Quieren Rock” y la fiesta comenzó.

El sonido fue excelente, a excepción, nuevamente, del bajo volumen y mala mezcla en el micrófono de Barilari, en varias canciones. Fue una lástima no poder escuchar, claramente, el buen nivel que conserva el cantante. Giardino estuvo impecable en las seis cuerdas y la banda a la altura de las circunstancias. “La Canción del Guerrero”, “El Círculo de Fuego” y “La Llave de la Puerta Secreta” fueron algunos de los emblemas con que la banda trató de conquistar a la audiencia.

Quedaba solo una banda. Una que surgió gracias a la bronca y el deseo de venganza. La duda era si iban a dar otro espectáculo como los del año pasado en el Luna Park y fechas previas en los que, quizás, no ofrecieron lo que se esperaba del grupo. La respuesta rápida y sencilla sería decir que la artillería pesada y veloz de Megadeth dio un show destacable.

Con un pequeño video introductorio en el que se va construyendo el logo, la banda comenzó con “Hangar 18”, en la que se escuchó una buena mezcla desde el sonido (especialmente de guitarras). Instrumentalmente siguen sonando impecables, con la salvedad de que a Dave Mustaine le cuesta cantar un show completo tras las cirugías por estenosis y la pieza de metal que agregaron a su garganta; esto ha modificado mucho su voz y rendimiento. El sigue siendo carismático en cantidades industriales y comparte un sentimiento con el público con el que mantiene una relación sólida y de respeto mutuo.

Ejecutando algunas de las piezas más importantes, dentro de la historia del Thrash en general, y demostrando por qué es uno de los mejores frontman de las últimas décadas, Dave Mustaine cierra una noche memorable con gemas como “Take No Prisioners”, “Trust” y “She-Wolf”; algunas sorpresas como “Mechanix” o “Lying in State”; y, por supuesto, el infaltable triplete final con “Symphony…”, “Peace Sells” y “Holy Wars...”. Es para destacar que los músicos que se incorporaron en los últimos tiempos han logrado sostener y elevar el nivel de una banda que siempre estará en la historia.

Una crítica para con Megadeth es el setlist. Está compuesto por temazos que dejaron huellas profundas en la música y en la gente, y crean momentos emotivos como en “A Tout le Monde” Pero tocaron 20 temas, de los cuales, solo cambiaron 3 respecto a la última visita de la banda (incluyendo el orden en que fue tocada la lista). Se podrá argumentar que, tanto este show en Tecnópolis como los anteriores en el Luna Park, fueron en el mismo marco de la gira Dystopia (último disco), por lo que era de esperar que hubiera pocos cambios. Sin embargo, hay 10 temas que se repiten en vivo desde hace varios años. Con una carrera extensa y 15 discos de estudio, uno espera que haya cambios en este sentido. Luego de esta gira, que terminó en Buenos Aires, la banda va a descansar. Sin dudas, lo más importante, es que vimos a un gran Megadeth.

Un párrafo aparte es para la organización en general del evento a cargo de DF Entertainment. Se anunció el Monsters of Rock con poco más de 2 meses de anticipación. Se promocionaba en “Tecnópolis”, dando a entender que sería al aire libre y en un espacio muy amplio (como fue el Maximus Festival). Un mes antes del evento, el lugar cambió al “Micro-estadio Tecnópolis”, un espacio muy menor en capacidad, supuestamente por las “bajas ventas”. Esto provocó que se agotara el Campo “de un día para el otro”, y hubiera sobreventa de entradas para ese sector ya que, el día del recital, mucha gente fue trasladada del Campo a una de las Plateas, por falta de espacio.

La organización nunca publicó la grilla de horarios y de esto se ocupó el propio Mustaine pocos días antes del show. Por último, hay que hablar sobre la seguridad y la prevención. Han aparecido una serie de testimonios en redes sociales y en páginas de fanáticos de Megadeth que nos preocupan: problemas para entrar y salir durante los shows; personal de “prevención” haciendo abuso de autoridad, maltratando y lastimando físicamente a las personas que sacaban del lugar con “palancas” o arrastrando de los pelos, insultando a quienes estaban en las vallas, negando el agua a quienes la pedían y burlándose de los espectadores. Además de una requisa abusiva en la entrada, donde no permitían pasar ni el encendedor y revisaban todo por demás.

Denunciamos todas las conductas abusivas que cometen los organizadores de estos eventos. No debemos permitir, de ningún modo, las acciones degradantes y humillantes para los espectadores y las espectadoras. Es lamentable que los jóvenes y no tan jóvenes que quieren pasar un buen momento yendo a ver y escuchar a los artistas que disfrutan, tengan que padecer estos abusos, sea pagando una entrada muy costosa como la de Monster of rock o en cualquier espectáculo gratuito, el maltrato al que someten a los jóvenes que van a los recitales se repite y es una constante por parte de quienes se llevan enormes ganancias.