El Ayuntamiento de Madrid cerró sus cuentas de 2017 con un superávit de 1120 millones de euros y una reducción de su deuda de 450 millones, convirtiéndose en el Ayuntamiento que mejor cumple sus compromisos financieros con los bancos.
Martes 27 de febrero de 2018
Aun a pesar de esto el pasado diciembre Montoro intervino las cuentas del consistorio obligando a recortar alrededor de 500 millones en el presupuesto para este año. Desde el Ayuntamiento claudicaron totalmente a los designios del Gobierno central, e incluso cesaron a varios miembros del equipo de gobierno de Carmena díscolos con la decisión, entre ellos el consejero de economía Sánchez Mato.
Para Montoro sin embargo no ha sido suficiente, y ya ha remitido una carta al equipo de Manuela Carmena. En ella el Ministerio de Hacienda vuelve a remarcar que se ha sobrepasado el techo de gasto y bloquea muchas de las inversiones que desde el Ayuntamiento tenían ya planeadas poner en marcha.
Parece por tanto que de nada le sirvió a Ahora Madrid plegarse antes de los designios de Montoro a cambio de que desbloquease la aprobación de su Presupuesto Económico Financiero ( PEF). El PP y el Gobierno se sienten envalentonados con esta victoria y quieren marcar el camino para una dinámica mucho mas intervencionista en el resto de Ayuntamientos del Estado.
Como ya indicábamos en otro articulo esto vuelve a dejar al desnudo la impotencia de los llamados Ayuntamientos del cambio. En el caso de Madrid ha desvelado los límites del proyecto político liderado por la alcaldesa de Madrid y sostenido políticamente por Podemos e Izquierda Unida.
Un proyecto político que siempre confió en que podría conseguir resolver las demandas más urgentes de las clases populares madrileñas a través de peso ganado en las instituciones. Pero que después de casi tres años ha tenido que rendirse ante las embestidas del PP y asumir las medidas neoliberales exigidas por Montoro.
En los hechos significa que la ofensiva reaccionaria desatada por el Régimen tras el 155, no se limita a las fronteras catalanas. Ni tan siquiera se limita a intervenir Autonomías y Ayuntamientos, también se expresa en el ámbito de la libertad de expresion y el aumento de la represión que hemos vivido en las últimas semanas.
Esta ola represiva ha dejado totalmente fuera de juego a Podemos y sus aliados. No presentando resistencia alguna ni siquiera cuando se ven directamente afectados como es el caso del Ayuntamiento de Madrid.
De esta manera el PP deja claro que su intención no es solo que los Ayuntamientos asuman sus políticas neoliberales, sino también volver a recuperar estas alcaldías en los procesos electorales que se vienen en 2019. Por tanto seguramente no sea este el último ataque hacia algunos de estos Ayuntamientos, ya que el objetivo es dejarlos arrinconados políticamente. De nada sirve que Carmena intente apaciguar a Montoro, si el desde el Gobierno central detectan debilidad volverán a golpear las veces que haga falta.
Muchos de los trabajadores que hace tres años votaron a estas formaciones se sienten considerablemente defraudados. Ninguno de los principales problemas sociales como el paro, los bajos sueldos, la inestabilidad laboral o los desahucios se han visto realmente abordados seriamente. A esto se le suma ahora la falta de respuesta ante la ofensiva reaccionaria liderada por el PP y Ciudadanos, que conlleva una reducción de las libertades democráticas del conjunto de los trabajadores y las clases populares.
Esta pasividad contrasta con la voluntad de pelea que vienen mostrando varios sectores de la población en las últimas semanas y que puede suponer el regreso de movilizaciones sociales importantes. Entre ellas destacan la masiva manifestación de los pensionistas del miércoles pasado, o la histórica convocatoria de huelga por parte del movimiento de mujeres para este 8 de Marzo.
Solo planteando una alternativa desde la calle se podrá parar las embestidas reaccionarias de un Régimen, que pretende mantener mediante la represión una situación de permanente ataque a las condiciones de vida de los trabajadores y el pueblo. Para eso es necesario construir una alternativa superadora de la política paralizante de las distintas variantes del neorreformismo y que plantee una salida anticapitalista basada en la auto organización y la movilización social.