En el marco de este nuevo gobierno de la derecha, su cara “amigable” con las demandas LGTBI y el sector más “pro-derechos” de Chile Vamos liderado por Evópoli, es necesario hacer análisis del movimiento de la diversidad y hacia dónde apuntar para la conquista de nuestros derechos.
Viernes 29 de junio de 2018
Como planteábamos en artículos anteriores, ya son casi 3 décadas donde cada año la diversidad sexual sale a tomarse las calles, con cada vez más adherentes a la marcha e incluso cada vez más empresas dispuestas a auspiciar el evento del orgullo encabezado por el Movilh.
Sin embargo, a pesar de que hoy se expresa mucho más un gran sector que acuerda con avanzar en materia de derechos democráticos de la diversidad sexual, es el mismo movimiento LGTBI el que está expresando un pequeño “remezón interno”, reflejado en diversos sectores que cuestionan al Movilh y sus dirigencias en el movimiento, como también nos enfrentamos a un nuevo escenario político nacional más polarizado con el resurgimiento de la extrema derecha.
Una extrema derecha “renovada”: Kast, Acción Republicana y la “libertad de expresión”
No es casualidad que la opinión pública se vea permeada por las influencias de la extrema derecha reclamando su “libertad de expresión”, pues en varios países, tras las diversas reconfiguraciones del régimen capitalista mundial, estas tendencias están retomando protagonismo, incluso llegando a gobernar como en el caso de Italia.
En el caso de Chile, la figura de José Antonio Kast se ha disparado, sus ácidas opiniones golpeando al movimiento de mujeres y diversidad como también a la izquierda no pasan desapercibidas para los medios de comunicación. La pregunta es: ¿a qué nos enfrentamos?
Acción Republicana, el partido político fundado por Kast, ex miembros de Chile Vamos como también ex funcionarios de la dictadura militar, viene a posicionarse para “despertar a una gran mayoría silenciosa”, defendiendo férreamente la moral conservadora, la familia como institución y el castigo moral que lleva adelante la Iglesia hacia los diversos sectores oprimidos dentro del régimen. Exigiendo tribunas apelando a la “democracia, tolerancia y libertad de expresión”.
El peligroso (pero suave) discurso de odio que promueve Acción Republicana, podría incluso expresarse en las calles con un renovado movimiento de derecha que se posicione como vanguardia en la defensa de la moral conservadora de la iglesia y los empresarios; hoy vemos que hay cada vez más espacio para las opiniones en contra del movimiento de mujeres y en contra de los derechos de la diversidad sexual en la opinión pública, sin embargo esto no parece poner en alerta al Movilh u otros grupos oficialistas LGTBI, siendo nulas las posiciones frente a este fenómeno que pretende frenar el avance hacia la conquista de nuestros derechos, usando la “libre expresión” para su homofobia y su machismo.
El gobierno de Piñera y las tensiones de Chile Vamos frente a la diversidad
Si bien el gobierno ha mostrado, como ya se mencionó, una “cara amigable” hacia la diversidad sexual, esto no ha estado libre de tensionamientos ni luchas políticas dentro de Chile Vamos, con un sector más “progresista” como Evópoli, y otro más inclinado a lo que se podría llamar la derecha tradicional y conservadora. Lo que ha generado que la coalición no pueda expresarse como tal en cuanto a la tramitación de proyectos de ley a favor de la comunidad LGTBI, como la Ley de Identidad de Género, que generó divisiones en los sectores que hoy están en el gobierno debido a la cuestión del límite de edad.
También la iluminación de La Moneda con los colores de la bandera de la diversidad generó polarizadas opiniones, como el mismo J. A. Kast diciendo que se trataría de una “traición” por parte de Piñera.
Estas contradicciones, aparte de seguir aplazando proyectos de ley de suma urgencia, vienen a mostrar que este “abrazo” del gobierno hacia nuestros derechos no es más que un intento de cooptación de sectores de la diversidad sexual, que hasta cierta medida ha funcionado, sin embargo no ha garantizado el avance en esta materia, sino más bien mantener una línea de pasividad que viene trayendo hace años el movimiento LGTBI, limitando la movilización al sentido carnavalero, por ejemplo.
Por otro lado, no hay que olvidar que es la historia de la derecha la que muestra su verdadera cara ¿podemos confiar en quienes históricamente nos han perseguido, castigado y criminalizado sólo por no obedecer a su moral conservadora? Es una pregunta para replantearse al ver a una cara también renovada de un sector de Chile Vamos.
El Movilh y su amistad con los empresarios
La fuerte presencia empresarial que se mostró en la última marcha por el orgullo refleja cómo el Movilh busca llevar adelante la lucha por nuestros derechos, empresas como Uber y WOM se mostraron a favor de auspiciar el evento, dándole su toque de marketing y engrosando las filas del festejo que plantea el oficialismo LGTBI.
Por supuesto, es necesario recalcar el apoyo que el Movilh entregó a Piñera al momento de salir electo, destacando un “triunfo de la democracia” y dejando claro que pretende colaborar con el gobierno de los empresarios, en vez de posicionarse para enfrentarse a los sectores conservadores que están ahí, de la mano con Chile Vamos atacando a la diversidad sexual.
La estrategia de lobby con los gobiernos de turno no parece cesar por parte del Movilh, aplaudiendo a Piñera, luego a Bachelet, subiendo a Guillier al escenario en campaña electoral y ahora presentando nuevamente apoyo a Piñera, sin confiar en la fuerza de la movilización de decenas de miles en las calles que exigen el fin a la discriminación y la conquista de nuestros legítimos derechos, sin embargo hoy esta contradicción le empieza a jugar una mala pasada a la organización encabezada por Rolando Jiménez, quien se niega a ver la diferencia de clase en la diversidad sexual.
El sector que cuestiona al Movilh y al oficialismo LGTBI empieza a hacerse visible, un sector más crítico que ya no confía en el desgastado lobby, que comprende que no hay fiesta sin nuestros derechos conquistados, que no es un orgullo que nos discriminen en nuestros lugares de trabajo y estudio, que no es un orgullo la esperanza de vida para las y los trans, entre otras cosas.
La diversidad nos une, la clase nos divide
Hoy, la peor cara de la discriminación y la segregación la viven los gays, lesbianas y trans de la clase trabajadora. Es cosa de solo mirar cifras para saber que 8 de cada 10 personas LGTB no se atreven a visibilizar su orientación sexual frente a sus jefes, mientras que un 15% de la diversidad sexual asegura haber sido despedida de su trabajo solamente por no ser heterosexual. También, un 50% asegura tener más problemas para conseguir trabajo que las personas heterosexuales.
Siguiendo la misma línea, el nivel de precarización de las mujeres trans ha sido bastante invisibilizado, al no tener ni si quiera derecho a la identidad de género, se hace imposible conseguir un trabajo digno y estable, relegando a la precariedad y a la prostitución.
Frente a esta realidad, es evidente que el problema no es sólo no tener derechos democráticos transversales, sino que también es un problema de clase ¿cómo enfrentarnos a la miseria a la que nos relega la moral conservadora de la iglesia y los empresarios?
Mientras que el Frente Amplio integra las mesas de diálogo con el gobierno, necesitamos una alternativa para la diversidad sexual que no confíe en los desvíos parlamentarios, pues la estrategia del Movilh ya nos muestra cuáles son los resultados.
Hoy, se vuelve necesaria la separación efectiva de la Iglesia y el Estado, dejando fuera a los curas y pastores de la toma de decisiones de carácter público y nacional, como también el fin al financiamiento a las iglesias por parte del Estado, que los recursos sean utilizados para nuestras necesidades y no para sostener una institución cada vez más cuestionada.
En mira de la conquista de la Ley de Identidad de Género y cupos laborales trans; el matrimonio igualitario con derecho efectivo a adopción; una ley antidiscriminación que de verdad se proponga poner fin a la misma, tomando casos de discriminación laboral manteniendo el trabajo estable de los demandantes y con políticas de prevención e identificación inmediata de discriminación en los espacios de estudio y de trabajo; una educación gratuita, laica y no sexista bajo co-gobierno triestamental, es necesario que de la mano con las mujeres, estudiantes y trabajadores nos movilicemos, en nuestros espacios de estudio y de trabajo, con el objetivo de la conquista inmediata de nuestros derechos, sin confianza en los empresarios que día a día precarizan nuestras vidas.
Confiar en la fuerza de decenas de miles que hoy se movilizan por los derechos LGTBI es fundamental, pues es gracias a eso que hoy tenemos cosas mínimas como el Acuerdo de Unión Civil, sin embargo, no es suficiente con cuestionar a la Derecha y las Iglesias, sino cuestionar el régimen que sostienen junto con los empresarios. Es precisamente, el sistema capitalista el que mantiene vigente el castigo moral al que se nos relega día a día, por este motivo es necesario levantar un movimiento de la diversidad combativo y anti capitalista, que se proponga no sólo la conquista inmediata de nuestros derechos, sino la transformación de la sociedad en su conjunto.
Javier Ilabaca
Estudiante de Periodismo, Universidad Central de Chile