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Red Internacional
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DESIDIA Y FALLA DE SEGURIDAD. Muere obrero de la construcción en Misiones

Ignacio Ramón Suárez tenía 35 años. Los familiares están molestos porque la empresa constructora Torres Gorostiaga no dejó concurrir a los compañeros al funeral.

Viernes 13 de enero de 2017

Un nuevo caso, esta vez en la provincia de Misiones. Ignacio Suárez, obrero constructor, trabajaba como cualquier día y, como siempre, bajo condiciones que ponen en riesgo la vida. En plena función de su labor en un edificio en Posadas cayó nueve pisos por el hueco del ascensor. Perdió el brazo izquierdo, se fracturó la cadera y sufrió graves lesiones que lo llevaron a terapia intensiva. Sus colegas lo acompañaron en todo momento, pero los médicos no lograron salvarle la vida y murió este miércoles 11 de enero a las 8.30 a.m.

Desde la UOCRA, donde estaba afiliada la víctima, el secretario Héctor Vallejos considera que hubo negligencia en la aplicación del protocolo de seguridad, por lo que responsabilizó a la empresa y a la municipalidad agregando que “El valor más preciado es el trabajador”. Sin embargo, se olvidó de mencionar que desde la burocracia sindical de la UOCRA no solo no toman ninguna medida de lucha contra los despidos, sino que además frente a tantas denuncias por irregularidades la actitud del sindicato es pasiva, siempre mirando para otro lado, dejando a sus trabajadores a la deriva frente a tantas muertes por desidia empresarial y municipal. ¿Complicidad? Claro que sí.

Como si esto fuera poco, familiares del trabajador fallecido están indignados porque desde la constructora no dieron la licencia correspondiente a los compañeros de Ignacio para que estos puedan acudir al velatorio. Por lo tanto, un día después del fallecimiento, siguieron con su trabajo cotidiano ya que se les avisó que debían presentarse en la obra en construcción y seguir trabajando, como si nada hubiera ocurrido.

La misma brutal historia de siempre: muere un trabajador, desde el sindicato se lavan las manos, la empresa actúa como si nada hubiera ocurrido y desde la ART, descaradamente se hacen cargo de los gastos del sepelio, como si con esto pudiesen reparar o “pagar” la vida de un trabajador.