El accidente ha generado protestas de miles de trabajadores por la altísima tasa muertes en accidentes laborales. En Turquía, la muerte de un trabajador cuesta a las empresas 2.000 dólares. Más de 1000 trabajadores mueren por año en accidentes laborales.
Martes 9 de septiembre de 2014
Diez trabajadores de la construcción murieron el sábado 6 de septiembre, al caer un ascensor desde el piso 32 de un rascacielos de lujo que estaban construyendo en Estambul, la principal ciudad de Turquía.
Se trata de tres rascacielos de lujo que ocuparán el lugar en el que antes se erigía el viejo estadio del club de futbol Galatasaray. Son edificios de 42 plantas en el distrito de Sisli, en la parte europea de Estambul. Una vez terminada la obra se pondrán a la venta 535 apartamentos y oficinas. El apartamento más barato cuesta 500,000 dólares americanos.
En la construcción son ocupados 1.500 trabajadores y existe un permiso excepcional que permite a la empresa construir 24 horas por día, indicaron fuentes sindicales.
Los trabajadores de la obra denunciaron que hace tiempo que los ascensores estaban dañados. Hace 20 días ya se había caído uno de ellos, aunque afortunadamente en ese caso no hubo víctimas. Las medidas de seguridad han sido ignoradas, dijeron a la prensa local. Los trabajadores tuvieron que usar el ascensor dañado porque según la empresa no había dinero para su reparación.
“Eso es una completa mentira porque en la obra hay dos oficiales de la empresa de la que alquilamos los ascensores [Geda Major] y que intervienen en cuanto hay un problema”, respondió en rueda de prensa el día del accidente Aziz Torun, presidente de la empresa constructora Torunlar GYO.
Torun aseguró que él mismo utilizo el ascensor pocos días antes y declaró que el accidente fue por una falla de los trabajadores, acusándolos de haberlo sobrecargado. Sin embargo, no explicó por qué el ascensor no tenía ningún sistema de frenos por si este se cayera o tuviera una falla de funcionamiento.
En abril un joven trabajador de 19 años murió en la misma obra cuando un ascensor también cayó al vacío desde la planta 17. La compañía pagó entonces una compensación a su familia de 5.600 liras turcas (unos 2.000 dólares americanos).
La compañía de construcción obtuvo ganancias por más de 90 millones de dólares americanos en seis meses. La Unión de los Obreros de la Construcción de Turquía viene denunciando la falta de inversión en medidas de seguridad y que faltan 12.000 supervisores en el sector de construcción.
Las autoridades de la ciudad tuvieron que salir a dar respuestas ante la situación. “No podemos aceptar todo lo que pasa como un accidente laboral. Se deberían haber tomado medidas de seguridad de la mejor forma posible para prevenir cualquier pérdida de vidas en la obra”, dijo en la noche del domingo el gobernador de Estambul, Huseyin Mutlu, que anunció una investigación oficial.
Tras el accidente, la policía detuvo a ocho directivos de la empresa constructora, pero estos quedaron en libertad al día siguiente tras haber sido interrogados por la oficina del fiscal.
Muertes en los lugares de trabajo y protestas callejeras
El jueves, más de mil trabajadores salieron a protestar frente a la construcción. La policía, que según los trabajadores “llegó más rápido que la ambulancia cuando se produjo el accidente”, utilizó gas lacrimógeno y cañones de agua para reprimir a los manifestantes.
“Esto no es un accidente, esto no es el destino, ¡esto es asesinato!”, “Huelga General, resistencia en todas partes”, coreaban los trabajadores en la manifestación.
En los últimos doce años, el gobierno de Recep Tayyip Erdogan avanzó en la aplicación de políticas neoliberales y en la precarización del trabajo, mientras la economía turca ha crecido vertiginosamente (alrededor de un 5% anual desde 2002). Sin embargo, los salarios han sido recortados así como las medidas de seguridad en las empresas, a fin de elevar la competitividad internacional de la producción en Turquía.
El sector de la construcción está viviendo un verdadero boom, en particular en Estambul. Pero el crecimiento económico tiene como contracara el aumento de la explotación laboral y el altísimo número accidentes laborales y de acusaciones de corrupción entre los empresarios y funcionarios del gobierno.
Entre 2002 y 2012, más de 12.200 personas han muerto en Turquía en accidentes laborales, un dato que lo convierte en el tercer país europeo con una mayor cantidad de muertes de este tipo por número de habitantes, sólo superado por Rusia y Ucrania, según las cifras más recientes compiladas por la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
De cada 100.000 trabajadores, 18 mueren cada año en accidentes laborales en Turquía, mientras que la media de la Unión Europea es de 2,5, según datos publicados por la agencia de noticias semioficial Anadolu y atribuidos a la OIT. Sólo en 2014, 1280 trabajadores murieron en el trabajo. De estos, 324 son mineros y 249 obreros de la construcción, según cifras publicadas por medios locales.
La tragedia de la mina de Soma el pasado mayo, en la que murieron 301 trabajadores, aún sigue fresca en la memoria de los trabajadores y el pueblo de Turquía. Entonces tuvieron lugar violentas y masivas manifestaciones contra la corrupción de las autoridades, acusadas de recibir sobornos y permitir que los empresarios impusieran condiciones de trabajo inhumanas. Las nuevas muertes de trabajadores en la construcción pueden ser la chispa que vuelva a encender la pradera de la movilización en Estambul.