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Red Internacional
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XXXI° ENCUENTRO NACIONAL DE MUJERES. Mujer, escucha, ¡tú lucha es nuestra lucha!

Este fin de semana, en Rosario, se vivió el XXXI Encuentro de Mujeres. Miles junto con la agrupación Pan y Rosas fueron parte de una experiencia inolvidable. Muchas volvieron del Encuentro con otras formas de pensar su vida. Pero esta vez, no iba a ser una experiencia inolvidable solo para ellas. Medio centenar de compañeros del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) viajamos para colaborar en las tareas cotidianas y volvimos transformados.

Jueves 13 de octubre de 2016

Decenas de compañeros, militantes del PTS y el Frente de Izquierda, viajamos hacia Rosario para que cada compañera pudiera participar y disfrutar del Encuentro plenamente sin tener encima ninguna de las tediosas tareas que, cotidianamente, realizan en sus hogares.

No fuimos a ser protagonistas. Todo lo contrario. Sabíamos que ese papel era exclusivamente de ellas. Pero también, que los varones debemos sumarnos desde el lugar que podamos. Por eso, ayudamos en todas las cuestiones organizativas, en los desayunos y las cenas, en la limpieza de los baños y los hospedajes, en el cuidado de las niñas y niños y colaborando para resolver cada necesidad que nuestras compañeras tuvieran.

La enorme pelea política que dieron las compañeras de Pan y Rosas nos llena de orgullo y entusiasmo. Muchos vimos por primera vez, de forma muy concreta, la necesidad de un gran movimiento de mujeres, democrático y combativo, que luche por sus derechos. ¡Nosotros también estamos cansados de que nuestras amigas, compañeras, vecinas, hermanas, madres sean consideradas como escoria hasta sufrir los crímenes más aberrantes! Nos queremos contagiar de su rebeldía y decir que no vamos a aceptar más las falsas divisiones que nos impone el capitalismo: nativos y extranjeros, contratados y efectivos, hombres y mujeres. Lo que nos une es algo más profundo, es la lucha contra el patriarcado y el capitalismo que lo perpetua y legitima. No podemos ni queremos quedarnos sentados gozando del “privilegio” de ser hombres en una sociedad machista y homofóbica hasta las náuseas.

Queremos agradecerles a todas, porque nos hicieron ver que como siempre nos decían, cuando volvían de otras ciudades, "después de participar de un Encuentro, te cambia la vida". Ver a miles de compañeras de Pan y Rosas, en acción, también nos la cambió a nosotros. Y también hizo que veamos el mundo "a través de los ojos de las mujeres", un poco más.

Queremos encontrarnos nuevamente en el Acto del Frente de Izquierda en Atlanta el próximo 19 de noviembre para levantar junto a ustedes nuestra voz, por todos sus derechos, contra la opresión y por acabar con el capitalismo. ¡Más que nunca, paso a la mujer trabajadora y paso a la juventud!

Compañeros del PTS que compartieron tres días de lucha con ustedes

Testimonios

Aquí los testimonios de estudiantes y obreros del PTS que fueron parte de esta delegación.

“Es la primera vez que voy a colaborar a un Encuentro Nacional de Mujeres. Fue una experiencia inolvidable poder compartir con tantas compañeras de distintas edades y realidades una lucha común que como dicen ellas ’es por la humanidad’. Ser parte de tamaña lucha las fortalece a ellas y a nosotros, los compañeros que fuimos tan solo a colaborar con lo que sea, cuidar a los chicos, garantizar la comida y la limpieza de las canchas donde descansaban para renovar fuerzas, un verdadero campo de combatientes donde las compañeras seguían discutiendo y preparándose para el otro día. La camaradería que había entre los compañeros fue impresionante. Todos tensionados por hacer lo que se nos pedía sin chistar, porque sabíamos que era la forma de aportar. La verdad, me saco el sombrero por las compañeras que nos muestran todos los días cómo luchar, y por los compañeros que comprendimos en la piel que había que estar codo a codo, y que también es nuestra pelea. Porque como dicen, si una mujer avanza, ningún hombre retrocede”

El Uru, de Zarate.

“Quería compartir la sensación de haber colaborado por primera vez en un Encuentro Nacional de Mujeres. ¡La verdad es que lo viví en carne propia! Había visto toda la militancia previa y preparatoria de las compañeras para poder viajar, haciendo un montón de sacrificios, actividades para pagar los micros, el hospedaje y los refrigerios, pero me cuesta explicar la enorme satisfacción que me produjo ver a tantas mujeres en el Encuentro haciendo oír sus reclamos, peleando por sus derechos. Fue increíble la delegación de 4 mil compañeras que viajó. Muchas son amigas, camaradas, luchadoras de la vida. Por lejos, coparon el Acto de Apertura. Y no solo eso, sino que a la noche nos contaban con orgullo cada discusión en cada taller mostrando que Pan y Rosas se jugó como ninguna. Muchas era la primera vez que participaban y tomaron esa enorme responsabilidad de ser coordinadoras y cuestionar las formas burocráticas que quería imponer un sector de la Comisión Organizadora que no quería que se vote nada. Así y todo, lograron conseguir las actas con las firmas para llevar las voces de miles de mujeres y hacerlas escuchar.
La marcha fue increíble también. ¡Más de seis cuadras de Pan y Rosas haciendo oír sus voces como una sola! ¡Las banderas flameaban y la batucada a pleno! Cantaban con la fuerza más profunda que puede salir del alma. El color de la pirotecnia. El humo. Todo violeta durante más de tres horas de marcha. Y no pararon ahí. Al día siguiente, en el acto de cierre y bajo la lluvia, contra las vallas y los sectores que querían acallar las voces de los talleres hicieron ver las actas de miles que querían votar.

Los hombres también tenemos que ser parte, desde nuestro lugar, de esa lucha que dan las compañeras para terminar con la opresión y por su liberación. Me animo a decir que este Encuentro Nacional de Mujeres, desde el lugar que pude aportar, fue una de la experiencias más impactante y más rica que tuve en la vida”.

Tincho, trabajador aeronáutico de Ezeiza

“En Rosario reviví la magia que tuvo el primer Encuentro en el que colaboré, allá por 2013 en San Juan. Cada vez son más las mujeres que se organizan y luchan por sus derechos. Son una fuerza imparable que se ve en la gran marcha de cierre donde Pan y Rosas llenó de violeta las calles. Amigas, compañeras, familiares y camaradas que recorren cientos de kilómetros para encontrarse con otras mujeres, unir fuerzas y discutir cómo combatir las opresiones que el machismo y el sistema capitalista les genera. A estas grandes mujeres luchadoras ponérseles codo a codo queda corto, porque como en San Juan, volvería a correr una y mil veces por verlas juntas, organizadas y peleando. No he visto algo más hermoso en la vida que una mujer luchadora contra la opresión y la explotación.”

Emi, Docente de Pilar