Rosa Pérez, pobladora del campamento "Juanita Cruchaga", ubicado en las alturas del sector centro-norte de Antofagasta, es una trabajadora del aseo que el pasado miércoles perdió todo tras la fatídica lluvia en la capital minera.

Claudia Moreno Antofagasta, Chile
Sábado 28 de marzo de 2015
A la señora Rosa la pena la tiene un poco ahogada. Su marido falleció hace 50 días en un accidente laboral en una faena minera, y actualmente se mantiene trabajando en el aseo a cargo de la Municipalidad de Antofagasta con un sueldo "indigno", en sus palabras. Nos cuenta en primera persona cómo le tocó vivir las lluvias, la posterior "ayuda", y la miseria en la cual debe vivir por el sólo hecho de ser mayor y pobre.
¿Cuál es la situación en su campamento?
La situación es pésima, mala. Todas las casas prácticamente fueron afectadas, porque resulta que nosotros estamos en el lado de los tubos (cañerías) entonces ahí empezó a correr el lodo para abajo, sin tregua. Después más encima nos fueron a sacar, fueron la Policía de Investigaciones y nos hicieron abandonar las casas. Mucha gente no se quería ir porque en esos casos usted sabe que se presta para que le roben a uno. Entonces, hay hartas familias que estamos damnificadas.
¿Y en cuanto a su familia?
Ahora actualmente lo que están dando está llegando a la Escuela Minera Escondida porque hay gente albergada que está viviendo allá, ¿pero y los demás? Acá estamos, tenemos niños chicos, yo tengo una bisnieta, tengo un niñito de siete años, mi hija está embarazada, estamos en una situación complicada. Hay muchos niños en la cuadra donde vivimos y estamos completamente solos. A nosotros, de la "Juanita Cruchaga", a nosotros no nos ha llegado absolutamente nada. Mi hija tuvo que ir a la sede a pelear para que le pasaran un poco de ropa.
Fuera de la intervención de la policía y los militares, ¿ha obtenido alguna otra ayuda?
Pongámonos en el caso mío, a mí se me mojaron mis camas, nosotros no estamos durmiendo, no tenemos tapas, nada. Yo rogaría que si quieren hacer alguna ayuda que la entreguen en la casa de cada persona porque siempre las cosas llegan a la sede y se pierden, no las reparten, como en todos lados ocurre eso en verdad. Igual se agradece totalmente la ayuda que están desplegando los estudiantes aquí (señala el acopio a las afueras de un supermercado), esto es lo más noble y lo que más se necesita.

Claudia Moreno
@abajoelcodigo