Reproducimos la experiencia en primera persona de Lila con las agencias que gestionan la precarización laboral. Una realidad que atraviesan decenas de miles de mujeres a diario.
Jueves 29 de septiembre de 2016
Era viernes, me llaman a las 15 hs. de la agencia Gestión Laboral. Dicen que hay una vacante para trabajar con un contrato de tres meses en la empresa Adreani de Florida; y que, si me interesa, me tengo que presentar antes de las 16:30 en la oficina de San Isidro. Tengo que salir corriendo para poder llegar. Llego a la agencia, había más de 20 mujeres muy jóvenes todas. El lunes, cuando entramos el número se duplicó: ingresamos 40 mujeres.
Antes de entrar a la planta, en portería, nos pedían que apaguemos los celulares y los entreguemos. Con la incertidumbre de no saber nada de tus hijos. Si algo pasa no hay manera de saberlo a hasta que finalicé el turno. Como si esas 8 horas de trabajo dejaran de pertenecerte, y ya te convirtieras en una máquina.
Entramos al galpón. El trabajo consistía en pegar la estampilla de la AFIP a perfumes y anteojos importados. Latas de pegamentos en nuestras caras. El dolor de cabeza y los mareos no se hacían esperar.
Antes del descanso, un operario efectivo nos cuenta que hay un menú opcional y que nos podríamos anotar para el día siguiente. Vamos al comedor y una compañera pide anotarse pero no la dejan. Desde la empresa quieren hacernos creer que valemos menos, que para el personal de agencia no hay menú opcional.
Dos días duró el supuesto contrato por tres meses. Al segundo día nos dijeron que se había acabado la producción. Lo más triste es que la mayoría de las mujeres jóvenes que habían agarrado el trabajo, lo tomaron con naturalidad. Para ellas, estabilidad laboral es permanecer seis meses en un laburo.
Masticaba bronca. Ver esas caras, cansadas de estar girando por las agencias y laburar unos días por aquí y otros por allá… mujeres de mi clase, las que parimos los futuros obreros, las que tenemos que tomar en nuestras manos la lucha contra la precarización. Por nuestra salud, por la de nuestros hijos, nuestros hermanos… Esas caras tristes me llenan de bronca. No se cumplieron las expectativas de tener tres meses de laburo seguro. Sólo dos días. Son tan impunes que se atreven a contratarte y despedirte a los dos días. No a una sino a 40 mujeres.
Andreani es un grupo de empresas argentinas. De esas empresas imponen una terrible dictadura patronal, nos tratan como seres humanos de segunda por estar precarizadas, precarizadas por ellos. Miro las noticias y veo a políticos y sindicalistas diciendo que hay que defender a los empresarios nacionales, la bronca me estalla. Los sindicatos deberían ser para defender a los trabajadores de las patronales extranjeras y también de sus socias nacionales.
Por eso en octubre viajo al Encuentro Nacional de Mujeres de Rosario con Pan y Rosas. Seamos miles en Rosario para pelear por los derechos de las mujeres trabajadoras.