El Encuentro Nacional de Mujeres, tuvo una novedad que no salió en ningún medio masivo, ni de la Corpo opositora, ni de los medios oficialistas, pero incontables mujeres tomaron nota.
Mirta Pacheco @mirtapacheco1
Miércoles 14 de octubre de 2015
Fotografía: Enfoque Rojo
Madres, hermanas, primas de jóvenes asesinados por la policía de gatillo fácil de Rosario, de Mar del Plata y de Corrientes, asistían por primera vez al encuentro, unidas, con la delegación de Pan y Rosas, para difundir su lucha contra la impunidad y conocer e intercambiar con otras mujeres sus experiencias de lucha.
A sí fue que Elsa, la mamá de Franco Casco -el joven que apareció muerto en el Río Paraná el 30 de octubre del 2014, luego de que a principios de ese mes la policía de la comisaría 7° de Rosario lo detuviera-, viajó hacía la ciudad costera junto con María Elena (que llegó acompañada por su esposo), la madre de Jonathan Herrera.
Jonathan murió el 4 de enero de este año por las balas de la Policía de Acción Táctica (PAT) de Rosario. El joven trabajador (era repositor de Falabella) quedó en medio de una balacera que inició la PAT y el Comando Radioeléctrico contra otro muchacho que perseguían.
Junto a Elsa y María Elena viajó Luciana, la hermana de Gerardo “Pichón” Escobar, con sus tres hijos y su marido. Recordemos que Gerardo fue encontrado flotando en el Río Paraná una semana después de su desaparición y todo indica que dos policías del Comando Radioeléctrico –el mismo que disparó, junto con la PAT a Jonathan- y tres custodios del boliche La Tienda (donde se lo vio por última vez) son los responsables.
Estas tres mujeres se encontraron en Mar del Plata con Marta, Yésica, Sabrina y Yael, madre, hermanas y prima respectivamente de Thomás Perez, asesinado por la policía de esa ciudad costera. El 19 de diciembre del año pasado, Thomas iba con su hermano en una moto y al acelerar un policía comenzó a dispararles sin mediar ni media palabra. El hermano, Leandro, recibió una bala en la rodilla. Thomás, una en la espalda que lo mató.
A estas mujeres que tenían la vida de millones de familias trabajadoras, el accionar de esa institución que está para defender la propiedad de los poderosos, que es la principal “banda delictiva organizada”, con los delitos de robo de autopartes, la prostitución, la trata de personas, etc. y que tiene por costumbre reclutar pibes de los barrios más humildes para que salgan a robar para ellos, y a los que se oponen los terminan asesinando, como a Luciano Arruga, esta policía que mete bala por portación de cara o porque no les gusta la vestimenta de los jóvenes. Esa institución policial, decíamos, es la que les cambió la vida a estas mujeres arrebatándoles a sus seres más amados.
A ellas se les unió en el Encuentro Nacional de Mujeres, con la numerosa delegación de Pan y Rosas, Emiliana (trabajadora de Madygraf), prima de Sebastián Nino Largueri, asesinado por la policía de Corrientes. El caso de Sebastián es similar al de los otros jóvenes muertos por las balas policiales. A él lo encontraron muerto en el río Miriñay chico de la provincia de Corrientes el 30 de agosto, luego de estar desaparecido varios días y todo apunta a la policía de esa provincia.
Reproducimos a continuación los testimonios que nos brindaran María Elena y Elsa que nos contaron su lucha, la visión que tienen de las instituciones del Estado a partir del asesinato de sus hijos y por qué decidieron viajar con las mujeres de Pan y Rosas.
Madres que luchan contra el Gatillo Fácil
María Elena: Soy la mamá de Jonathan Herrera, el chico que fue asesinado por la policía el 4 de enero de este año. Y vengo acá con la gente de Pan y Rosas porque pienso que es una forma de hacer conocer lo que le pasó a mi hijo y es la primera experiencia que tengo. Somos inexpertas para hablar ante la prensa, ante la sociedad. Y más en un caso así porque todas nos ponemos mal y nos emocionamos. Pero acá me encontré con compañeras extraordinarias. Una experiencia muy grande, conociendo todas las problemáticas que sufrimos las mujeres.
La policía siempre la tuve ahí. Me sentí tranquila cuando arribó la Gendarmería. Pero el l día que mataron a mi hijo habían retirado a la Gendarmería, el 1° de enero. Cuando lo mataron a mi hijo arribó la PAT, los policías venían de un Dakar y se bajaron justo en la esquina de mi casa y lo acribillaron, creyendo que era un ladrón.
Yo me llevo lo mejor de acá. O sea, anonadada con toda la cantidad de mujeres que hay. Me llevo una visión muy buena. Una experiencia buenísima. Y me gustaría volver. Porque es una apoyo que nos damos entre todas las mujeres. Un apoyo grandísimo para que de una vez por todas a la mujer se la reconozca en la sociedad. Y no con maltratos, injusticia y con muchas cosas que están pasando.
Elsa (mamá de Franco Casco) Franco era mi hijo y lo mató la policía, ahora vine al Encuentro de Mujeres también para que se conozca el pedido de justicia para mí hijo y por muchos chicos más que también han pasado por lo mismo. Para buscar justicia pero de verdad.
Desde un principio mucha gente ha estado conmigo, se han hecho marchas, audiencias públicas. Yo no sabía qué se sentía, veía por televisión a los padres, hermanos o familiares de los chicos que ha matado la policía, decía que nunca me iba a tocar, y bueno…me tocó a mí. No sabía en ese momento qué decir, qué hacer. Yo quiero que paguen los responsables, porque no solo fue la policía, fue también el gobierno responsable.
Ahora yo veo que nadie desde el Estado se hace cargo, empezando por el gobernador que ni siquiera me llamó por teléfono para preguntar si necesitábamos algo, cómo nos sentíamos. Pero nunca llegaron esas palabras, principalmente del gobernador (N.R.: Bonfatti, gobernador de la provincia de Santa Fe). Todo lo contrario, porque yo lo escuché que salió a decir que mi hijo era un drogadicto, un perdido y no era así.
Justo en los días en que estábamos buscando a Franco, que no se sabía qué había pasado, me acuerdo que apareció el cuerpo de Luciano Arruga. Fue Luciano uno de los primeros, después mi hijo, después otro y otro. A mí me pasó con mi hijo, pero la justicia tiene que ser para todos los chicos que han matado, no solamente la policía, también los narcos, pero a ellos los protege la Policía.
Yo quiero justicia para que esto no siga pasando, son chicos jóvenes, de familias de laburantes, o familias pobres y los matan como a perros. Tenemos que terminar con eso.