Domingo 5 de junio de 2016
Solange Avila
Soy parte de esas mujeres que nos llaman “sostén de hogar”: dos hijos, una casa pequeña aún sin terminar, 26 años, a mi hijo le gusta el futbol, a mí hija el ballet, separada, sin ningún tipo de ayuda económica. No tengo lujos. Como todos los laburantes todos los días tomaba el colectivo a las 5am para ingresar a la fábrica Kromberg and Schubert hasta que me llegó un telegrama que decía que estaba despedida de esta planta ubicada en el Parque Industrial de Pilar.
Es difícil pensarse en una situación así y pensar en que tengo que pagar la escuela, la comida y los servicios. Miro a mi alrededor y las cosas han cambiado. Se pusieron más difíciles que antes. No se consigue trabajo. El tema “despidos” se habla en las esquinas, en los colectivos, en la puerta de la escuela, en las fábricas, en todos lados.
Los despidos en los municipios, en algunas fábricas del parque industrial, o los retiros voluntarios que en muchos casos no tienen nada de voluntarios se hacen cada vez más numerosos. Los que trabajamos en las autopartistas sabemos que la venta de autos bajó y hay despidos en diferentes fábricas que están en el cordón industrial del Gran Buenos Aires.
Me siento joven y hay días que me siento inservible. Casi 5 años de mi vida le deje a Kromberg & Schubert la cual me trato (como a todos mis compañeros) como número. Por la acción repetitiva del trabajo que realizaba con altos ritmos de velocidad en la línea de producción, generé dos cosas. Por un lado, altas ganancias para la empresa cuales nunca se expresaron en los salarios. Por el otro, pérdida de mi salud. Mis muñecas (como la de muchas trabajadoras) comenzaron a dañarse tanto, que me operaron de ambas manos. Hay días que el dolor es agobiante pero lo peor es alzar a mi hijo de 5 años y no tener las fuerzas en las manos para sostenerlo.
Muchas trabajadoras estarán pasando lo mismo que pase yo: maltratos físicos, los maltratos salariales o el acoso. También sufrimos los maltratos de algunos políticos. Macri habla de las inversiones que van a llegar al país y nos van a traer trabajo a todos mientras el gobierno dice que “no hay despedidos”.
Los sindicatos de la CGT y CTA hicieron un acto muy grande con mucho apoyo de trabajadores, donde pidieron que se vote y apruebe la ley de anti despidos. El sindicato del plástico que me representa en la fábrica apoya la ley anti despidos al cual le pido que me ayude para volver a trabajar.
Sigo levantándome temprano, pero mi vida cambio. Sigo siendo una “sostén de hogar” pero ahora también le sumo a mi pelea cotidiana que es volver a ingresar a la fábrica, defender mi puesto de trabajo y ser reincorporada. Mi vida es parte de la vida de muchas mujeres que demostramos que podemos salir adelante, y sabemos que nuestros derechos se tienen que respetar y no ser negociados. Por esta razón, decidí continuar la lucha por mi reincorporación a Kromberg & Schubert.