La visita de Mujica se dará en un contexto particular, donde la derecha ha sufrido un revés frente a la judicialización de procesos de corrupción, en contra de la oposición lulista.
Viernes 22 de junio de 2018
La suerte ha comenzado a cambiar para la izquierda pro-empresarial en Brasil. Esto tomando el revés judicial que ha tomado el encarcelamiento de dos de sus principales figuras, la presidenta del Partido de los Trabajadores (PT), Gleisi Hoffman, y el exPresidente Lula Da Silva, relacionados a casos de corrupción por la derecha brasileña en la denominada Operación Lavajato.
Así lo definió el Supremo Tribunal Federal, quien desestimó los cargos al presentarse testimonios contradictorios, los cuales fueron puestos en juego por el juez acusador Sergio Moro.
Ahora a este contexto de incertidumbre, se suma la visita a Brasil por parte del exPresidente uruguayo José "Pepe" Mujica, una de las figuras más visibles del “progresismo” a nivel internacional, lo que resulta un espaldarazo que viene al ex Presidente Lula, en un momento clave de encarcelamiento desde el pasado mes de abril.
“Nosotros los de izquierda también cometemos errores, también cometemos equivocaciones, no queremos aprender que las derrotas de la izquierda son hijas de sus divisiones” señaló Mujica frente a la situación de Lula.
Envalentonamiento de la derecha en Latinoamérica y el colapso del progresismo burgués
Lo cierto es que en Latinoamérica se ha venido una ofensiva contundente por la derecha, quien intentando tomar terreno durante sus respectivos gobiernos, viene implementando una serie de medidas antipopulares, colocando en pie de guerra a sectores del movimiento obrero y el conjunto del pueblo trabajador. Es cuestión de ver al macrismo con sus tarifazos y apertura al Fondo Monetario Internacional (FMI) en Argentina, la victoria del uribismo de Iván Duque en las últimas elecciones en Colombia, o las contrarreformas asestadas por el gobierno de Sebastián Piñera en Chile, en claro ataque a la victorias parciales conquistadas por los movimientos sociales durante los últimos años.
Sin embargo los gobiernos de derecha en América Latina han mostrado ser bastante frágiles e inestables, donde sus medidas vienen calentando y estirando los músculos del pueblo trabajador, que señala claramente que los golpes de muerte a lo menos no pueden pasar fácilmente. Expresión de esto es la legalización del aborto conseguida por medio de le férrea lucha de la izquierda desde hace años por el derecho a un aborto legal, seguro y gratuito para las mujeres, dividiendo a sectores acorralados de la derecha, como también del peronismo fragmentado. O la destitución del ex presidente Pedro Pablo Kuczynski en Perú por casos de corrupción.
Una medida clasista e independiente del pueblo trabajador
Sin embargo en Brasil, el mismísimo PT y los sectores del reformismo en el movimiento obrero, se han mostrado estériles para poder levantar una gran movilización en contra de la derecha, quienes se valen de la deslegitimación de la centroizquierda para implementar sus ataques, y tomar fuerza a través de la represión y la coersión social.
Es frente a esta situación que se vuelve fundamental luchar por una gran huelga general en Brasil y movilización en contra de la derecha, su represión y los ataques antipopulares que puedan pasar. Una salida de los trabajadores y el pueblo, donde las grandes centrales como La Central Unitaria de Trabajadores (CUT) disponga de sus fuerzas para la organización en las calles, contra atacando el accionar del gobierno de Temer y sus medidas antipopulares.