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MUSEO PUNK. Museo Punk, un museo que se cuestiona a sí mismo

Un museo con charlas abiertas donde Ciro Pertusi (Jauría), Pil (Violadores), Gastón Toloza, Mariano Asch y Juan Carlos Kreimer nos contaron sobre la historia del Punk desde sus experiencias personales.

Natalia Rizzo

Natalia Rizzo @rizzotada

Martes 2 de junio de 2015

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Estar presentes en este acontecimiento que se vivió en The Roxy Live fue una gran experiencia que nos deja expectantes a que se siga replicando. Aparecieron muchas anécdotas, discusiones sobre el punk y la industria cultural, sobre las posibles antinomias entre punk y museo.

El montaje de las piezas daba la idea de una especie de gran santuario de ídolos paganos, con un hilo conductor entre cada objeto que era más bien afectivo que cronológico. Gran cantidad de arqueología dispuesta con cintas de papel, o simplemente apoyada, que exponía el amor con el que muchos han resguardado cada parte, para hoy poder dejar un resquicio sensible que rememore la historia del punk.

Muchísimo material de bandas como The Ramones, Stiff Little Fingers, Todos Tus Muertos, Los Violadores, 2 Minutos, Cadena Perpetua, Flema, entre otros. Listas de temas autografiadas por Bad Religion, o por Social Distortion, credenciales de shows de Attaque 77, palillos de batería, fotos de recitales iconográficos, banderas originales como la de Die Toten Hosen, bufandas de Liverpool, remeras que artistas usaron en conciertos en Argentina.

Las charlas de los artistas que participaron fueron un canal abierto para el diálogo y la discusión. Un complejo entramado se fue desvistiendo, desordenado, caótico y preciso a la vez, a través de las experiencias personales de Ciro Pertusi (Jauría), Pil (Violadores), Gastón Toloza, Mariano Asch y Juan Carlos Kreimer, dejando al desnudo muchas puntas para redescubrir el género en el escenario local e internacional.

Entre varias anécdotas, Pil cuenta cómo un 17 de junio de 1981 los arrestaron en la Universidad de Belgrano, que se los llevaron a ellos en patrulleros y al público caminando. “Nos dieron una paliza terrible, nos pusieron la cabeza contra la pared en un patio y nos dijeron ’ahora los paseamos en un Falcon’, después de eso fue que nos abrazamos y dijimos ’ahora más punks que nunca’ ”.

Les preguntaron si no creían que hay una contradicción entre este tipo de música y la mercancía que se vende.

Pil reflexionó: “todo en este mundo se mueve con el dinero. Nosotros vivimos de esto y a veces no ganamos plata en los shows y le damos trabajo a gente, sonidistas, lugares, estamos en una máquina de producción y el punk es antisistema pero capitalista al fin. Cuando los Clash agarraron la moda de Jackson Pollock de pintar sus chaquetas, antes fueron más del constructivismo soviético, algunos dijeron el punk murió…”.

”Pero hay que sembrar un virus para que después surja un antibiótico, y todos son contextos y movimientos, contextos sociales. En Gran Bretaña en ese momento llegaba Thatcher al poder; era bastante pesado eso y esos tipos jovencitos reiniciaron algo que estaba medio parado que era la vuelta del Rock, como habían sido los Beatles en Cavern, la vuelta a las raíces del Rock, pero todo se vende, todo está a la venta”, finalizó Pil Trafa.

Ciro agregó que: “Detrás del alfiler que se colgaban los Pistols había obreros trabajando que había que garparles, de alguna manera es la moneda que hay, intentamos vivir, comer, es así. El verdadero virus de toda la movida a veces está más entre nosotros, el virus propio. Porque es un movimiento que se creó para liberar y que haya mil maneras de hacerlo está buenísimo. Mucho se perdió y me parece que eso pasó más que nada en Sudamérica que lamentablemente se tomó mucho la imagen y a la imagen le adjudicaron un sonido predeterminado y no se podía mover de ese sonido, entonces me parece que ahí está la mayor contradicción.

Me parece que es un movimiento más que nada libertario y muchas veces nos encontramos con gente diciendo esto es punk, esto no es punk, este uniforme hay que usar, este no. Hay metido mucho machismo, mucho fascismo, mucho preconcepto, una pena porque el punk tiene ese motor del amor, que cada uno lo practica como mejor le sale“, dijo Ciro.

“Los Clash siempre fueron socialistas de izquierda pero se fueron a otro tipo de música y algunos se sintieron defraudados, a mí me ha pasado de ponerme en policía, está mal, libertad, nos sale el enano facho de adentro”, remató Pil.

Tanto Gastón como Mariano, en el mismo sentido, hablaron sobre la cantidad de gente que trabaja junto con ellos, alrededor de los shows y que cada uno tienen que cobrar lo que le corresponde, que se trata de mantener las convicciones y no prostituir la música.

Para finalizar Ciro dijo que “el hecho de que te pueda ir bien, también hace que el día de mañana podamos hacer cosas a beneficio, poder bancar con algunas cosas tantas otras”.

LID preguntó a Ciro ¿cómo había surgido el apoyo a fábricas expropiadas como lo es Madygraf o Zanon y el por qué del apoyo a este tipo de luchas de los trabajadores?

Ciro: “Una escuela de vida muy importante fue en muchas de las fábricas donde trabajé, dos de ellas, a mis 14 años, trabajando en negro como pasaba habitualmente y pasa hoy también. Me echaron de una movida sindical en la que yo estuve participando y entonces eso me fue llevando a estar en las puertas de los sindicatos peleando para volver a recuperar mi puesto, que nunca lo recuperé. Eso me dio a entender la fragilidad y debilidad de los sindicatos. Pasaron varios laburos más, varias fábricas más donde laburé y luego me empecé a dedicar a la música.

Ella me fue llevando de a poco al mismo lugar, a las mismas experiencias. En Europa me encuentro tocando en una casa okupa y había un fanzine que hablaba de las fábricas autogestionadas y en una parte decía: ‘La autogestión, las fábricas tomadas el ejemplo de Zanon en la Argentina’; ya había escuchado de Zanon pero cuando ahí en Alemania leía, me re picó la historia de acercarme y llegué con la letra de “Setentistas” ya parida. Conocí por medio de ellos a Raúl Godoy y a muchos muchachos, parte de la izquierda en Argentina y me incliné hacia ellos, porque mi corazón siempre va a latir del lado izquierdo, por eso”.

Luego estuvo Juan Carlos Kreimer, autor del libro “Punk, la muerte Joven" que abrió diciendo que “si en el año 77 hubiera pensado estar en un museo ‘punk’ me hubiera parecido patético". Y ahí estaba sumando anécdotas y análisis.

Si nos ponemos extremistas, en sí mismo ‘Punk’ tampoco debería existir entonces como categoría; si lo pensamos desde una perspectiva desalienante del propio movimiento.

El Punk no sólo es lo que fue y lo que es actualmente, sino que debería ser todo aquella manifestación artística que haga de su impronta una forma libre, sin tapujos, estereotipos o prejuicios.

Las diferentes formas que encarna el arte con sus vanguardias y sus etapas de crisis están inmersas dentro de un contexto social determinado con el que confluyen o se contraponen.

Varios de estos exponentes del Punk no fueron cooptados por ninguna mega-empresa ni por ningún gobierno de turno. Algunos dirán que es mejor vivir del arte, elegirán ese camino y dar lo mejor de sí, otros preferirán tener otro trabajo para subsistir y que sus creaciones no corran el riesgo de ser modificadas al calor de las necesidades comerciales o económicas.

Lo cierto es que el Punk está vivo. Lo cierto es que resiste.

Setentistas, Attaque 77

Libre o muerto Jauría


Natalia Rizzo

Artista Visual, nacida en 1980, oriunda de Villa Luro. Es profesora Nacional de Bellas Artes y realizó la Maestría en Artes Electrónicas de la UNTREF. Miembro de Contraimagen y del equipo de diseño e ilustración de Ideas de Izquierda.

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