Un breve análisis de los efectos de la Revolución Rusa en la música nacional
Miércoles 7 de junio de 2017
La cuestión nacional tiene una larga historia en el marxismo ruso, provocando debates que se extendieron durante años e involucraron a pensadores de la talla de Plejanov, Lenin y Trotsky. Autores como Rosa Luxemburgo también participaron de este debate sobre todo en lo que respecta a la experiencia polaca.
Una primera perspectiva era la de los que consideraban que el internacionalismo como principio debía oponerse a todo nacionalismo, y que por ende la unidad lingüística y territorial era un objetivo claro de una revolución socialista. Otros, por su parte, proponían una autonomía cultural nacional, que de acuerdo a Lenin consistía en que “cada nación, sin tener en cuenta el lugar en el que vive cada uno de sus miembros, es una asociación oficialmente reconocida que conduce los asuntos nacionales-culturales” (Lenin, Autonomía Cultural-Nacional).
Por último, la postura del líder de la revolución era que el partido debía eliminar todo tipo de privilegio nacional o lingüístico, y que cada nación territorialmente delimitada tenía derecho a su auto-determinación, es decir, tener autonomía y poder formar una federación de naciones. La idea de un lenguaje oficial también era rechazada, dado que se consideraba una forma de opresión.
La Revolución de Octubre fue -debido a que la postura de Lenin había resultado triunfadora- un punto de quiebre respecto a la política del zarismo, que de forma estatal (con la imposición del lenguaje oficial) y de formas para estatales (con organizaciones como las Centurias Negras), habían oprimido sistemáticamente a las nacionalidades no rusas.
La autonomía otorgada por la Revolución fue entonces una oportunidad para que las distintas culturas nacionales se pudieran desarrollar más libremente, y en particular esto puede verse en la música que se generó en esos años.
El sonido de Azerbaiyán
Es imposible hablar de la música de esta nación del Cáucaso sin referirse a Hajibeyov, músico y compositor nacido en la ciudad de Shusha en 1885. Desde temprana edad mostró disposición hacia la música, y tuvo la oportunidad de estudiar con muchos de los mejores músicos azeríes, aprendiendo sus instrumentos típicos. En su juventud, sin embargo, decidió también intentar estudiar en Moscú composición clásica, algo que no pudo completar debido a los altos costos de vivir y estudiar en la ciudad rusa.
Es en esta época en la compuso una obra considerada la primera ópera del mundo islámico: Leyli va Majun. En ella, Hajibeyov combinaba la música azerí y la occidental, generando lo que hoy en día se conoce como Ópera Mugam.
A partir de 1914, y con el comienzo de la primera guerra, Hajibeyov se suma al partido Musavat, una organización musulmana nacionalista. Sin embargo, tenía fuertes diferencias con el partido debido a la cuestión de la mujer. Hajibeyov era un fuerte defensor de los derechos de las mujeres a la educación, al voto y a la participación en la vida pública. Ejemplo de esto era una de sus óperas, Sheikh Sanan, que con su defensa de los matrimonios electivos e interraciales fue fuertemente rechazada en Azerbaiyán, al punto que el autor tuvo que quemar su obra.
Es por esto, probablemente, que cuando el país se convierte en una República Soviética, Hajibeyov se alía a los bolcheviques. A partir de este momento, deja en general la composición musical para dedicarse a la educación, fundando en 1922 el primer conservatorio del país. Esto significó un salto importante en la cultura del país, dado que la institución permitió desarrollar músicos profesionalmente entrenados.
La consagración de Hajibeyov, sin embargo, vendrá con el estreno de su opera Koroghlu (literalmente: el hijo del hombre ciego) en el año 1938. Era una época peligrosa, de grandes purgas llevadas a cabo por Stalin que buscaban eliminar toda oposición a su régimen. Por su pasado nacionalista, el compositor sin duda suponía que podía ser perseguido.
De hecho, Matthew O’Brien cuenta en Uzeyir Hajibeyov and music in Azerbaidzhan una anécdota que grafica este peligro: cuando se estrena la ópera en Moscú, una vez terminada la función, Hajibeyov se encontraba hablando con algunos miembros importantes del partido, que le decían que tenía que escribir una docena de óperas como Koroghlu. De repente, sienten que alguien dice “no” a sus espaldas. Se dan vuelta para encontrar a Stalin. Por supuesto, un largo silencio se extiende a todos los participantes de la conversación, mientras Hajibeyov sentía que “un sudor frío” le recorría el cuerpo. Pero por suerte para él, Stalin continuó “no debería escribir una docena, ¡debería escribir dos docenas!”.
Armenia y el folklore
Si Hajibeyov es la figura excluyente de la música azerí, en el caso de Armenia ese honor le pertenece sin dudas a Komitas. Nacido en 1865, sacerdote, Komitas fue uno de los primeros etnomusicólogos del mundo (el primero probablemente haya sido Johann Herder), y recopiló más de 6000 canciones armenias, de las cuales solo se conservan 3000.
Komitas fue entonces un pionero en el registro de la música popular, seguramente su trabajo representó una fuerte inspiración para muchos en la Unión Soviética. Como cuenta Nercessian en su texto National Identity, cultural policy and the Soviet Folk Ensemble in Armenia, la política soviética antes de la rusificación estalinista se puede caracterizar en muchos sentidos como un gran emprendimiento etnomusicológico, que buscaba registrar con la notación y afinación occidental las distintas músicas de las naciones soviéticas.
Komitas, nunca pudo participar en estos sucesos, dado que fue enviado a un campo de concentración durante el Genocidio Armenio en 1915, y la destrucción de la mayoría de sus archivos lo llevó a la locura, por lo que pasó el resto de su vida internado en París. Sin embargo, lo que se pudo recuperar de su obra demuestra una pasión inagotable por registrar la historia musical de su nación.
A modo de conclusión
La música tiene una compleja relación con la idea de nación. La identificación entre ambas es de mediados del siglo XVIII. Y dados sus orígenes en el pensamiento reaccionario (por ejemplo en la obra de Herder) es necesario notar que la relación es artificial: En el ámbito territorial, implica un recorte muchas veces arbitrario. En el ámbito musical, la idea de que es en lo rural donde debe buscarse el carácter nacional es un presupuesto fundamental del movimiento.
Pero a pesar de esto, la relación se mostró muy productiva en tanto que permitió generar disciplinas que derivaron en el nacimiento de una Historia de la música que no se encontrara limitada a la alta cultura. Y tomada de forma no dogmática como en el caso de Hajibeyov, esta relación podía tomar tintes progresistas, en tanto que no pensaba lo nacional de forma aislada sino en combinación con lo internacional, lo que quizás es una buena aproximación a la doctrina de Lenin sobre la cuestión.
Nicolás Torino
Nació en Chubut en 1988. Estudiante de Ciencias Políticas, investiga y escribe sobre la historia del marxismo en China.