La dirigente del Frente de Izquierda y abogada querellante contra Milani habla tras la detención del exjefe del Ejército en La Rioja.
Daniel Satur @saturnetroc
Sábado 18 de febrero de 2017
Fotografía: Enfoque Rojo
La noticia de la prisión preventiva dictada sobre César Milani por parte del juez de La rioja Daniel Herrera Piedrabuena sorprendió a mucha gente. Tal vez por cierto aire progenocida que se respira en algunas instituciones desde que asumió Mauricio Macri y porque el último martes, tras su paso por los tribunales de Tucumán siguió en libertad, tal vez hasta el mismo general se sentiría confiado en que no iba a terminar tras las rejas.
Sin embargo, pasado el mediodía del viernes, la novedad se extendió como reguero de pólvora, desatando todo tipo de reacciones. Con matices, claro. Si desde varias organizaciones de sobrevivientes de la dictadura, de familiares y organismos de derechos humanos se celebró la noticia junto a los querellantes en la causa, desde los sectores que le habían hecho “el aguante” a Milani durante la gestión de Cristina Fernández de Kirchner más bien se apostó por el silencio.
Lo cierto es que Milani pasó su primera noche tras las rejas y ahora esperará detenido la continuidad del proceso que lo tiene como imputado por delitos de lesa humanidad.
Myriam Bregman es, además de dirigente del PTS y del Frente de Izquierda, miembro del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (CeProDH), desde donde participó en una importante cantidad de juicios contra represores. En junio de 2015, junto al abogado Matías Aufieri presentaron en los tribunales riojanos una querella contra Milani, acompañando a Oscar Schaller, quien fue secuestrado y torturado durante la dictadura.
Esa denuncia se sumaba a otras tantas que ya habían sido presentadas en el marco del proceso por los crímenes cometidos bajo la órbita del III Cuerpo del Ejército, dirigido durante aquellos años por el multicondenado Luciano Benjamín Menéndez.
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“La detención de Milani es una conquista de quienes luchan contra la impunidad y reafirma la necesidad de que la lucha contra los genocidas sea independiente del Estado y los gobiernos de turno”, dice Bregman en diálogo con La Izquierda Diario y recuerda, entre otras cosas, el derrotero de la causa durante estos años.
¿Cómo recibiste la noticia de la detención de Milani?
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Mirando en retrospectiva ¿qué pensás de todo lo que hizo el kirchnerismo para sostenerlo?
Tampoco era la primera vez que se relacionaban con genocidas. En las listas del PJ han estado Aldo Rico, Bussi, Patti. Al igual que otros genocidas, Milani tuvo la astucia de ir metiéndose en los intersticios del poder político y llegar a lugares muy importantes, en su caso nada menos que a la jefatura del Ejército.
Si todos ellos pudieron ser candidatos o llegar a jefe del Ejército es porque hubo impunidad. Hay impunidad.
Ahora, en realidad, quienes lo bancaron durante tantos años y desacreditaron a quiénes denunciaban deberían dar explicaciones.
¿Creés que hubo gente que realmente confiaba en que Milani era inocente?
La situación se repite en la Armada. Unos 500 oficiales y 700 suboficiales comparten ese origen. Varios de ellos pasaron por la ESMA, pero tienen la fortuna de que ningún ex detenido desaparecido los haya reconocido, por lo que se amparan en el pacto de impunidad que se mantiene con firmeza y efectividad gracias a que este Gobierno mantiene ocultos los archivos de la represión. La Fuerza Aérea incluso supera esos números, con más de 600 oficiales y 1.700 suboficiales que aún están en funciones desde la dictadura.
Milani es la punta de un iceberg. Ni que hablar de los responsables civiles, empresarios y eclesiásticos que participaron del golpe.
En ese sentido este gobierno busca una reversión política y cultural. Como en todo avanza probando hasta donde le da la relación de fuerzas. Las declaraciones de los funcionarios negando el genocidio o cuestionando el número de víctimas tiene como objetivo torcer la vara y buscar un punto final. El negacionismo es para buscar impunidad.
Por eso es tan importante que este 24 de marzo realicemos una enorme movilización señalando a todos los autores y participantes civiles y militares del golpe.
¿La exigencia de apertura de los archivos recobra más fuerza con esta detención?
Con esos archivos podríamos avanzar en determinar quiénes fueron todos los genocidas, a dónde fueron a para nuestros treinta mil compañeros y dónde están los más de 400 jóvenes apropiados.
En el caso de Alejandrina Barry, en la causa ESMA exigimos esa apertura y logramos demostrar que la SIDE conserva sus archivos. Pero eso aún sigue guardado bajo siete llaves.
Como demuestra el caso de Milani, sólo cuando las víctimas logran hablar y hacer públicas sus denuncias los genocidas están en problemas.
Daniel Satur
Nació en La Plata en 1975. Trabajó en diferentes oficios (tornero, librero, técnico de TV por cable, tapicero y vendedor de varias cosas, desde planes de salud a pastelitos calientes). Estudió periodismo en la UNLP. Ejerce el violento oficio como editor y cronista de La Izquierda Diario. Milita hace más de dos décadas en el Partido de Trabajadores Socialistas (PTS).