La diputada nacional del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) e invitada internacional al Acto por una Izquierda Anticapitalista e Internacionalista de las y los Trabajadores, se refirió a la situación internacional en la que posan sus garras la derecha, y la enorme batalla de las mujeres por un aborto legal, libre, seguro y gratuito, en Argentina y en todo el mundo.
Sábado 17 de noviembre de 2018
Durante el Acto por una Izquierda Anticapitalista e Internacionalista de las y los Trabajadores, convocado por el Partido de los Trabajadores Revolucionarios (PTR), la Agrupación Estudiantil VENCER, y la Agrupación de Mujeres y la Diversidad Sexual Pan y Rosas, la invitada internacional como diputada nacional del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) perteneciente al Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT), Natalia González Seligra, se refirió a las explosivas movilizaciones que vienen dando las mujeres durante los últimos años en todo el mundo, saludando el acto y manifestando “compañeras, es un orgullo compartir con ustedes este acto”.
Así también se refirió a la combatividad de las mujeres que se organizan en distintos lugares, en Estados Unidos contra el misógino y racista presidente Donald Trump, contra el ultraderechista Jair Bolsonaro en Brasil con el poderoso movimiento “EleNao”, y en Argentina la poderosa marea verde que hizo temblar al gobierno de Mauricio Macri, que hoy vota la deuda sobándole el lomo al Fondo Monetario Internacional (FMI). Esto sin mencionar la importante lucha que vienen dando las miles de mujeres que hoy se organizan en Chile.
De igual manera hizo hincapié en la importante masa obrera feminizada que hoy se moviliza a nivel internacional señalando “Hay una extraordinaria feminización del trabajo en todo el mundo ¡Las mujeres somos la mitad de la fuerza trabajadora a nivel mundial!
Por otra parte, también hizo un repaso frente a la experiencia de los denominados gobiernos “progresistas” que llevó consigo a una presidente mujer como Cristina Fernández, afín al peronismo, que haciendo demagogia de la política de género, no fue capaz siquiera otorgar un derecho elemental, como es el derecho al aborto legal. Y hoy que se abierto el debate con el gobierno macrista, son decenas de miles de mujeres que se han tomado las calles rechazando el matrimonio implícito entre el capitalismo y el patriarcado, denunciando las jerarquías de las iglesias, en la denominada “revolución de las hijas”. Todo esto, cuestionando a su vez a la cata política parlamentaria que votó en contra del derecho al aborto legal.
“Millones vieron cómo se confabula esta democracia para ricos, donde tan solo 38 senadores vetaron la posibilidad de trasformar en ley el derecho al aborto que había sido conquistado por millones en las calles. Y contra el oscurantismo clerical, millones unieron el pañuelo naranja al verde en las calles al grito de iglesia y estado asunto separado. Junto a Nicolás del caño presentamos proyectos de ley para que el estado deje de financiar a la iglesia y enseguida cientos e miles de firmas expresaron su apoyo. “
Por último, se refirió a la importante crisis económica y humanitaria que sacude al planeta, y la necesidad de superar el corportaivismo y el aislacionismo de las luchas, buscando la unidad de los trabajadores, las mujeres y la juventud.
“Por eso es tarea nuestra como revolucionarios no adaptarnos a eso que nos imponen los sindicatos, sino romper con el corporativismo, unir la fuerza de las mujeres y la juventud a las familias, los trabajadores convocándolos a las escuelas a organizarnos en común contra el saqueo histórico que quieren imponer. Imagínense el millón de docentes que somos en todo el país organizados en miles de escuelas con las familias de los millones de alumnos, ganando las calles volcando esa fuerza en el sindicato para transformarlo realmente en una herramienta de lucha para la clase trabajador”.
Y para terminar, se refirió a la enorme potencialidad a través de la coordinación de las luchas que hoy viene dando la clase obrera y los sectores populares, mostrando que es posible una respuesta independiente a las de los capitalistas y sus crisis, tomando como ejemplo la situación nacional Argentina.
“Imagínense desarrollar una lucha contra el acuerdo con el FMI, tirar abajo el presupuesto del ajuste y por supuesto no quedarnos ahí sino que avanzar en pelear por coordinar con el resto de los trabajadores y los sectores populares para darle una salida a la crisis para que esta vez no la pague el pueblos trabajador sino quienes la generaron: capitalistas y especuladores”.
Revisa el discurso completo de Nathalia González Seligra, profesora, diputada nacional de Argentina y militante del Partido de Trabajadores Socialistas (PTS)
Buenas tardes compañeros y compañeras, quiero agradecer la invitación y es un gran orgullo para mí compartir con ustedes este enorme acto internacionalista y anticapitalista.
Y como feminista socialista quiero empezar reivindicando al movimiento de mujeres que está de pie en todo el mundo. Las mujeres se movilizan en Estados Unidos contra Trump.
En Brasil, millones de mujeres salieron a las calles al grito de “Ele não” contra el misógino derechista Bolsonaro.
En Argentina, la “Marea Verde” ganó por millones las calles en todo el país al grito de aborto legal como también se movilizan aquí en Chile.
Las mujeres estamos en primera fila en lucha por nuestros derechos en un momento donde el imperialismo y la derecha se proponen avanzar en sus planes de ataques y ajustes a las mayorías. Por eso es tan importante evaluar cuál es la estrategia para vencer.
En Argentina el movimiento de mujeres hizo una gran experiencia en su lucha por el derecho al aborto legal seguro y gratuito.
Luego del ciclo de gobiernos autodenominados progresistas incluso con Cristina Kirchner, una presidenta mujer, ni siquiera otorgó el elemental derecho al aborto. Miles de mujeres murieron durante su gestión.
Nos mantuvimos movilizadas.
Y ahora enfrentamos un gobierno abiertamente derechista como Macri que habilitó el debate en el Congreso de manera demagógica para desviar la movilización frente al saqueo que preparaba contra el pueblo trabajador.
Desde nuestras bancas con Nicolás y en las calles con Pan y Rosas estuvimos comprometidos peleando en las calles porque sabemos que los derechos no se mendigan, se conquistan.
Y eso es lo que aprendieron centenares de miles de jóvenes que se movilizaron por primera vez y que ya no quieren volver atrás.
Ni el gobierno ni ningún partido del régimen son nuestros aliados, con esas diputadas y dirigentes patronales que hablan de nuestros derechos. ¡Nos une el género, pero la clase nos divide!
En Argentina, como saben, se dio una enorme movilización que tiñó de verde las escuelas, universidades, lugares de trabajo, las jóvenes que protagonizaron la “revolución de las hijas”, convenciendo a sus madres de movilizarse juntas y mostrando una fuerza potente en las calles. Esa marea contagio a las obreras, que como contaban nuestras compañeras de la alimentación se salían de las líneas de producción para abrazarse hermanadas. O mis compañeras profesoras y maestras que junto a sus alumnas realizaban pañuelazos en las escuelas.
Esta marea se convirtió en tsunami y tuvo un triunfo en la cámara de diputados. La media sanción a la ley.
Pero como habíamos alertado, se conjuraron las fuerzas del régimen para limitar nuestra lucha.
Ahí apareció esa institución que siempre está para reforzar y recordar el matrimonio que tiene el patriarcado con el capitalismo: las jerarquías de la Iglesia.
Pero ellas no actúan en el vacío: Todos los partidos del régimen, el macrismo, el pj y el kirchenirsmo aportaron votos de senadoras y senadores cómplices para no convertir nuestro derecho en ley.
Desde el Frente de Izquierda dimos una pelea para oponer la fuerza de millones en las calles irrumpiendo con las y los trabajadoras. Dimos una pelea para que las centrales sindicales dirigidas por el peronismo en su mayoría, convoquen a parar y movilizarse cuando se trató en el Senado.
Pero no lo hicieron, todos esos partidos tienen compromisos con las jerarquías de la Iglesia.
Millones movilizados vieron cómo se confabuló esta democracia para ricos, en el congreso donde tan solo 38 senadores vetaron la posibilidad de trasformar en ley el derecho que habíamos conquistado en las calles.
Por eso la juventud repudió a estos políticos dinosaurios y contra el oscurantismo clerical, unió el pañuelo naranja al verde en las calles al grito de iglesia y estado asunto separado.
Esto plantea un debate en el movimiento feminista. ¿Se puede pelear por los derechos de las mujeres en el mismo partido con dirigentes cercanos al papa? ¿o cuyos dirigentes sindicales llaman a marchar a rezar contra el ajuste a la iglesia el mismo día que la Izquierda llama a un acto contra el misógino de Bolsonaro en Argentina?
Esas mismas burocracias impidieron que se paralizara verdaderamente el país por el reclamo del derecho al aborto. Las mismas que impidieron que seamos una mayoría contundente para derrotar el presupuesto del ajuste del FMI contra el pueblo trabajador.
Una gran conclusión que nos dejó esta pelea es que no se puede estar con el Papa y con la lucha de las Mujeres. Los únicos que demostramos no tener ningún compromiso con la Iglesia somos el Frente de Izquierda.
Todas esas instituciones y partidos del régimen en definitiva se dedican a gestionar el capitalismo, basado en la opresión de las mujeres y explotación de la inmensa mayoría.
Estamos en la primera fila a la hora de defender nuestros derechos, porque sabemos que cada paso que damos, cada demanda que arrancamos a este régimen social, eleva la moral de lucha de las mujeres. Pero sabemos, ya que como hemos visto aquí que se quizo retroceder del aborto por causales, el capitalismo en cuanto puede nos quita toda demanda por más mínima que sea.
Esa fuerza que vamos conquistando fortalece nuestro objetivo que es liberarnos totalmente de las cadenas de la explotación y la opresión. Por eso luchamos. Por eso nos organizamos.
Solo vamos a acabar con la opresión a las mujeres si acabamos con este sistema de explotación. Solo la perspectiva de poner en pie un feminismo socialista puede hacernos vencer.
Hoy en el mundo hay una enorme feminización del trabajo, la mitad de la clase trabajadora somos mujeres.
Estamos llamadas a ser la avanzada para dar empuje al conjunto de los explotados y oprimidos desde las fábricas, las escuelas, los hospitales, desde las universidades.
Esa enorme fuerza que tenemos, tiene que estar al servicio de barrer con las divisiones que impone la clase capitalista. A través de los prejuicios machistas nos divide entre hombres y mujeres, nos divide entre obreros efectivos y contratados, entre los nativos e inmigrantes. Tenemos que barrer con las burocracias que limitan nuestras fuerzas conciliando con los patrones, tenemos que unir lo que todos ellos dividen.
Las jóvenes junto a las mujeres de la clase trabajadora son las que pueden forjar una alianza poderosa con millones del pueblo trabajador para superar esas variantes políticas que en nombre de los trabajadores y el pueblo nos llaman a conciliar con patrones, a no luchar y terminan siendo cómplices con los avances de la derecha.
Esa es nuestra apuesta que las mujeres revolucionemos los sindicatos, los centros de estudiantes que con nuestra fuerza y combatividad unidas a nuestros compañeros trabajadores levantemos una perspectiva política para enfrentar los planes del imperialismo de un nuevo coloniaje en la región. Evitar que descarguen la crisis sobre nosotros y en esa lucha poner en pie una estrategia para vencer y conquistar un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres como soñaba la gran revolucionaria Rosa Luxemburgo.”