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Red Internacional
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Entrevista. Nathalia Seligra: “Peleamos junto a estudiantes y sus familias para poner en pie una salida colectiva”

Entrevistamos a Nathalia González Seligra docente de Sociología y orientadora social en escuelas secundarias de La Matanza. Conversamos sobre cómo se recuerda en las escuelas la “Noche de los lápices”, el legado de la dictadura militar y la situación de la educación frente a las demandas de los docentes y estudiantes, y la comunidad educativa.

Liliana O. Calo

Liliana O. Calo @LilianaOgCa

Viernes 15 de septiembre de 2023 00:16

Enfoque Rojo.

LID: Este mes se cumple un nuevo aniversario de la llamada “Noche de los lápices”, en la que los grupos de tareas del Circuito Camps, en septiembre de 1976, secuestraron a una decena de estudiantes secundarios de La Plata y solo fueron liberados Emilce Moler, Gustavo Calotti, Patricia Mirand y Pablo Díaz. ¿Cómo se abordan en las escuelas y se discute el golpe y el legado de la dictadura militar, estos hechos de la historia reciente del país?

Nathalia González Seligra: Justamente la noche de los lápices expresa el rol del movimiento estudiantil en los ‘70, la unidad obrero estudiantil que tanto molestó a los sectores económicos dominantes, a la clase empresaria que con las Fuerzas Armadas impulsaron el golpe genocida. La escuela siempre fue una caja de resonancia y una trinchera de resistencia a los ataques no solo a la educación pública sino sensible y permeable a todas las luchas sociales. Eso explica también el famoso documento del Ministerio de Educación de 1977, “Subversión en el ámbito educativo,” destinado a detectar a docentes y estudiantes de izquierda o marxistas, que dejó como saldo más de 600 docentes desaparecidos.

La vuelta a la democracia en las escuelas habilitó a la docencia a recuperar ámbitos de organización y debate en las aulas desde donde estudiantes y docentes fueron parte de la pelea contra la impunidad y la defensa de las libertades democráticas, no solo en el terreno de construir una memoria activa sino desde la movilización callejera, por eso hay una fuerte tradición de participación estudiantil en las marchas de la llamada “Noche de los lápices” y también de docentes en las movilizaciones del 24 de marzo.

Los 2000 como un punto de inflexión porque luego de la crisis del 2001 y los gobiernos kirchneristas hubo un intento de hacer un pasaje de la “calle al palacio“. Esta política se expresó por ejemplo en la institucionalización de los centros de estudiantes, impulsando normativas para que se organicen desde la dirección o con la supervisión de los docentes limitando la tradición de autoorganización que tuvo el movimiento estudiantil pos dictadura. Se instituyó la efemérides del “día de la Memoria” en las escuelas como feriado del 24 de marzo, se incorporó en los diseños curriculares contenidos de enseñanza sobre la memoria y el relato oficial sobre la dictadura. Esta política de institucionalización, por un lado, fue un reconocimiento al rechazo a la dictadura y sus consecuencias en las escuelas, pero a la vez debilitó en las calles la lucha contra la impunidad que mantenía a la defensiva a los sectores reaccionarios y todavía impunes como militares, empresarios cómplices y sectores de la iglesia. Y así tomaba forma en el ámbito educativo la operación pasivizadora que, no sin roces, caracterizó en sus orígenes al kirchnerismo. Y transformó a las escuelas en lugares de "militancia en el aula".

Hoy hay un corte generacional en el estudiantado que ve algo lejano el golpe genocida y de alguna manera ajena la lucha contra la impunidad, por lo que es necesario reponer el suceso histórico e incluso revisar las construcciones que se hicieron desde la restauración democrática.

De todos modos, la politicidad que encierra la impunidad en el país o la continuidad de la represión como mecanismo de disciplinamiento social emergen como vivencias presentes en las aulas ante sucesos como el asesinato del Carlos Fuentealba en 2007, la segunda desaparición de Jorge Julio López en 2006, la lucha del 2x1 y el crimen de Santiago Maldonado. Creo que son momentos de expresión de la relación de fuerzas instituida en el país, que se manifiesta de diversas formas, también en este tipo de acontecimientos.

La “Noche de los lápices” es parte del currículum, por lo que hay un espacio para abordar el tema y la docencia impulsa el debate en las aulas y en las escuelas. Este año creo que se revitaliza con la preocupación del envalentonamiento de actores como Javier Milei, negacionistas de la dictadura o quienes quieren avanzar contra los derechos conquistados por la juventud como la ESI el derecho al aborto, los valores solidarios.

Nathalia González Seligra.

Toda labor docente también es una práctica política. ¿Cómo se puede unir, construir puentes entre el compromiso de los docentes con la búsqueda de Verdad y Justicia y el actual escenario electoral del país en el que surgen figuras que elogian la dictadura o voces oficiales que defienden la represión como en Guernica?

Mirá creo que esa respuesta la encontramos en la actitud de muchos docentes que ante el escenario electoral por PASO, donde quedó bien posicionado Javier Milei, su preocupación es cómo aportar desde el debate en las aulas para poner en cuestión, este avance, ya que es un representante de los sectores más reaccionarios y del capital concentrado/financiero, que su plan es avanzar contra los sectores populares y los derechos de la juventud.

En muchas escuelas secundarias las y los docentes abrieron el debate en las aulas. Desde nuestra militancia, muchxs docentes somos también candidatxs del FITU, compañerxs de militancia de Myriam Bregman y nos apropiamos de su trayectoria de lucha contra la impunidad, obviamente somos parte de impulsar esos debates. Pero allí planteamos que el lugar que fue ganando la ultra derecha o sectores como Milei es una respuesta al rechazo al régimen político de funcionarios y dirigentes que no tienen nada para ofrecer a millones que tienen vidas precarias, como nuestros estudiantes. Por eso debatimos con nuestros compañeros que además de clarificar el programa ajustador y de entrega de Milei, tenemos que enfrentar las políticas de gobierno que deja servido en bandeja a la ultraderecha el ataque a la educación pública, a la salud pública, porque las desfinanciaron y entregan el país al FMI y a los especuladores y nos piden que nos conformemos con el reparto de migajas, que significa 60% de pibes pobres, 40% de precarización laboral y ninguna perspectiva de mejorar la situación del país, profundizando la decadencia. Un gobierno que pasó con topadoras sobre las casitas precarias de familias sin techo mientras habla de democracia y derechos sociales.

Por eso hoy en las escuelas hay un debate ¿Cuál es la forma de enfrentar a la derecha? y qué salida pelear a esos pibes que rechazan a las principales coaliciones y el régimen político por buenos motivos pero apoyan a Milei electoralmente. Desde nuestro lugar llamamos a la docencia a pelear juntos para reconstruir la perspectiva de poner en pie una salida colectiva, desde abajo, recuperando los centros de estudiantes, los sindicatos e instancias de autoorganización independiente de las autoridades del gobierno, del Estado y uniendo a trabajadores, estudiantes, familias que compartimos el objetivo de terminar con el destino de que cada crisis que generan los de arriba siempre la pagamos los de abajo.

Para reconstruir la perspectiva de los setentistas que peleaban por transformar la sociedad de raíz y recuperar esa unidad obrero estudiantil, para ello hace falta recuperar la movilización en las calles que es la herramienta que tenemos para darle fuerza a nuestras demandas. Ese planteo lo hace hoy solo la izquierda y los sectores combativos que estamos representados en las listas del FITU, por eso junto a las y los docentes y estudiantes que comparten esta perspectiva nos proponemos en común dar un fuerte debate en las escuelas pero hacer también una fuerte campaña por el voto al FITU, porque es la forma de fortalecer la construcción de una fuerza política que retome la tradición revolucionaria de los 70´.

Entre los reclamos de aquel día se recuerda la lucha por el boleto estudiantil. ¿Cómo ves la situación de la educación frente a las demandas de los docentes y estudiantes, y la comunidad educativa?

Bueno, por un lado el reclamo del boleto estudiantil gratuito sigue vigente, sería hoy la expresión de la pelea por ingresos que alcancen porque con el aumento de tarifas, la inflación y la precarización de la vida tanto para estudiantes como docentes resulta muy caro viajar al trabajo o sostener los estudios. La educación pública es una muestra de cómo gobierno tras gobierno de la dictadura a esta parte han destruido y profundizado sin tomar medidas de fondo para revertirla. La dictadura impuso la descentralización educativa, el menemismo la profundizó con la Ley Federal y el kirchnerismo, a pesar que promulgó una nueva Ley de Educación, nunca revirtió las descentralización financiera que genera desigualdad en el país: las provincias solventan el 75% del presupuesto educativo, el estado nacional no pone casi nada y el 90% de toda la plata que va a educación se destina a salarios. Hay provincias o regiones más ricas como la CABA que tiene un gasto de $29.000 por año por estudiante, mientras que Buenos Aires de $19.000. La desigualdad educativa permitió el avance de la educación privada como un negocio. Ya vimos que con el gobierno de Macri y el actual peronista la educación empeoró. Por eso el deterioro y la crisis educativa no tiene solución con salidas privatistas como la de Milei que propone un sistema de vouchers (bonos) que ya fracasó en Chile e incluso en países avanzados como Suecia, en ambos ejemplos está demostrado que generó mayor desigualdad educativa.

La salida es la renacionalización de la educación pública, estatizando las escuelas privadas y aumentando el presupuesto educativo en base al desconocimiento de la deuda externa y a impuestos progresivos a las grandes riquezas como planteamos desde el FITU, que permita construir nuevas escuelas, con espacios recreativos, acceso a internet y conectividad con nuevas tecnologías para todo el estudiantado. A la vez la calidad educativa, tiene que garantizarse desde la elaboración de programas y contenidos con la participación de docentes, estudiantes quienes democráticamente y en base a las necesidades de las grandes mayorías podamos replantear la educación que necesitamos para potenciar el desarrollo científico y cultural con el objetivo de mejorar nuestra vida y no de maximizar ganancias tal como está proyectada hoy una educación para formar mano de obra para la explotación laboral. Para fortalecer esta pelea es que peleamos en los sindicatos para recuperarlos de las manos de la burocracia sindical, poner la fuerza de estudiantes y docentes en las calles para defender la educación pública del ajuste del gobierno y los ataques de la ultraderecha.

La politicidad que encierra la impunidad en el país o la continuidad de la represión como mecanismo de disciplinamiento social emergen como vivencias presentes en las aulas ante sucesos como el asesinato del Carlos Fuentealba en 2007, el crimen de Santiago Maldonado (...) Son momentos de expresión de la relación de fuerzas instituida en el país, que se manifiesta de diversas formas, también en estos acontecimientos.


Liliana O. Calo

Nació en la ciudad de Bs. As. Historiadora.

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