Ha concluido la elección de convencionales constituyentes y en todos los sectores del país se habla de la “derrota de la derecha”, el fin del modelo neoliberal de la dictadura y su consagración en la Constitución de 1980, pero la verdad es que aún falta un largo trecho para poder afirmar todo esto
Martes 18 de mayo de 2021
Se habló mucho tiempo sobre la importancia de votar para que la derecha no juntara un tercio de los miembros de la convención y así evitar que interfirieran en el proceso constituyente. Eso se logró el domingo 16 de mayo, pero aún persisten ideas de ceder ante los mismo que establecieron el modelo neoliberal.
Personajes como Francisco Caamaño (Convencional electo por la Lista del pueblo) empiezan a hacer afirmaciones peligrosas sólo un día después de haber sido electos: “La Lista del Pueblo dijo que no iba a transar con la derecha, pero no sé qué tan cierto sea eso, porque por lo menos hay que llegar a mínimos comunes” , pero ¿por qué negociar con los violadores de derechos humanos?, ¿por qué negociar con los que sin vergüenza rechazaban nuestra lucha y el proceso constituyente, pero no tuvieron problemas para candidatearse como opciones que abiertamente iban a frenar la lucha social?, no tiene ningún sentido y peca de injusticia contra todos los abusos que vivió y sigue viviendo el pueblo trabajador. Además, poco aprendizaje muestran desde la Lista del Pueblo si quieren lograr cambios fuertes como la recuperación del cobre de manos del capital extranjero o frenar los monocultivos y la explotación de la naturaleza de las forestales si esperan hacerlo de mano con la derecha que ha permitido y promovido este robo.
Por otro lado tenemos a personajes como Fernando Atria. Un “renovado” de la política tradicional que renunció al PS tras 19 años de militancia intentando mostrarse como disidencia frente al mal llamado socialismo de Elizalde, pero cuyo discurso no termina de convencer tras su elección como convencional. Varios grupos consideran que tiene buenas ideas de izquierda al tiempo que se posiciona como voz del pueblo, pero todo eso se cae cuando se alía con la misma Revolución Democrática que votó la ley antiprotesta que tiene a tantos de nuestros compañeros en prisión tras la lucha por derechos sociales para sacar su cupo en el proceso constituyente. Dice que se necesitan grandes acuerdos, pero que dichos acuerdos "Ya no serán entre la Concertación y la derecha, ahora es entre ciudadanos", siendo que fue parte de esa misma política tradicional de consensos desde 2010 y ahora se posiciona con la misma socialdemocracia que en su momento nos persiguió por enfrentarnos al modelo por vías fuera de la institucionalidad, dejando a nuestros compañeros presos fuera de esta idea de “ciudadanos”.
Se logró evitar que la derecha juntara el tercio que necesitaban y mostraron una baja enorme en relación a las expectativas que tenían de cara a las elecciones. Además, cada vez las instituciones y las autoridades actuales se encuentran más desvirtuadas al tiempo que baja su aprobación. No olvidemos que sin la lucha y voluntad popular vista en las calles no habría ningún proceso de nada.
Los sectores de izquierda presentan un enorme apoyo. Ya no estamos en la lógica de la tranquila democracia liberal donde era necesario ceder. La gente se cansó y está lista para volver a actuar si es necesario para evitar la corrupción que se ve venir en este proceso y para evitar las pretensiones neoliberales y tradicionalistas de la derecha. Dejemos en el pasado esa idea de que estamos forzados a negociar con los patrones del capital y sus esbirros. Hay que tomar el mando de la situación y consolidar victorias permanentes sobre los derechos que buscamos si queremos terminar realmente con el saqueo de los 30 años.
La nefasta política de consensos con la derecha heredera de la dictadura nos llevó a hechos como la Ley General de Educación del gobierno de Bachelet en 2009, la misma ley que gatilló la ola de protestas estudiantiles del 2011.
En la misma línea, la política de consensos nos llevó a la Ley de Pesca de las 7 familias, a la profundización del modelo de AFP con la Concertación y actualmente se muestra negativamente en proyectos como la mencionada ley antiprotesta. La política de consensos no es una solución, es un parche con enormes daños a largo plazo.
No puede permitirse que los mismos sectores que apresaron a nuestros combatientes en la revuelta de octubre ahora se desentiendan de su aporte a dicha represión para mostrarse “renovados” y con intenciones de desmantelar el mismo modelo que ayudaron a crear y/o perpetuar por décadas. La lucha de los sectores populares nunca se ha limitado al acto electoral, no se puede olvidar la lucha en las calles y los beneficios de una democracia directa donde la gente tenga realmente voz y voto en la creación, modificación y administración de su sociedad.
No toleraremos que se pretenda olvidar el origen oportunista de este proceso constituyente que salvó la cabeza de Piñera y se olvide a nuestros compañeros. ¡Exigimos la liberación de los presos políticos!
Si los sectores políticos tradicionales y sus grupos renovados (pero que siguen la misma base ideológica) pretenden adueñarse de las luchas populares, no será el caso. La voz del pueblo y la lucha por sus demandas históricas seguirá.
Cada vez somos más y cada vez la gente es más consciente y crítica de su realidad. No caeremos ante los clásicos desvíos y las trampas burocráticas de la democracia liberal. Aquí gana el pueblo o no gana nadie, porque nunca dejaremos de combatir.