El 3 de Junio se conmemora la primera marcha masiva convocada por el movimiento ¡Ni una menos! En 2015, convocando a más de 300 mil personas en Argentina. Haciéndose rápidamente expansivo a través de rrss y Latinoamérica. Generando procesos de visibilización de la violencia machista y de organización del movimiento de mujeres y feminista, bajo consignas como “vivas y libres nos queremos”, “Si tocan a una, nos tocan a todas” y por supuesto, “Ni una menos”.
Lunes 7 de junio de 2021
Origen del movimiento ni una menos y la consigna
Susana Chávez Castillo, fue una activista contra la violencia hacia la mujer y contra la ola de femicidios en impunidad, perpetrados en la ciudad de Juárez, lugar que aún hoy se mantiene entre las cifras más altas de violencia hacia la mujer, se le atribuye a ella la creación de la consigna “Ni una mujer menos, ni una muerta más”. Susana Chávez fue una poeta, escritora y artista que dedicó parte de su obra a las mujeres asesinadas, violadas y desaparecidas, además de organizarse contra la violencia machista en México, razón por la que fue torturada, asesinada y mutilada en 2014, también en ciudad de Juárez.
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“(…) Cada silencio nos llevará a la palabra que nosrefleja,y en mí toma cuerpo tu soledad,en tu mirada ausente se deshacen los astros.(…) La noche llego en tu corazón,Y sin embargo, de alguna manera, todos lo sabíamos,y algo parte en dos la memoria,algo parte en dos a la mujer que peina su alma antesde entrar al lecho solitario,y parte también el tiempo de la noche,como el vaso que cae de la mano de algún niñoasustado,algo parte en dos lo que estaba partido.”
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En el árbol de la voz (fragmento) – Susana Chávez
Susana se organizaba en Ciudad Juárez desde la década de los 90’ y fue brutalmente asesinada por sicarios, probablemente financiados por sectores más reaccionarios a los derechos de las mujeres.
Redes sociales y el movimiento feminista
Sin lugar a dudas la rapidez con que ahora circula información y con la masificación del uso de redes sociales, se logró generar una respuesta internacional al movimiento ni una menos, surgido entre la ciudad de Juarez, México y Bs As, Argentina. Con movilizaciones masivas ante la crueldad de los ataques a mujeres, generando indignación en la opinión pública, con casos que no dejan de sucederse, hasta hoy. Solo en Chile los últimos tres años fueron asesinadas 131 mujeres, mientras la cifra total de llamados del Ministerio de la Mujer, por violencia intrafamiliar (VIF) registró un nuevo récord. Creció casi en un 150% durante 2020 en comparación con 2019. Los llamados por violencia física son los que más aumentaron durante 2020, triplicando la cifra. En tanto, la violencia psicológica creció en un 68% con respecto al 2019.
El rol que han tenido las RRSS en la masificación del movimiento de mujeres es preponderante, por un lado visibiliza casos, muchos de brutalidad extrema, hacia mujeres, niñas y adolescentes, que convocan al repudio de estas expresiones álgidas de la violencia machista.
En 2016 y 2017 se generaron hashtags como“Mi primer asedio” en Brasil y “mi primer acoso” en México, donde cientos de mujeres contaron y/o denunciaron experiencias y agresiones machistas, es a finales de 2017 que se posiciona #Metoo (A mí también), con relatos sobre el acoso y la violencia machista en sus diversas formas, que masifica aún más el relato de denuncia y la funa a sus agresores, generando un clima de alarma entre sectores, que comenzaron a referirse a la cuestión de la violencia machista, ya sea desde el negacionismo, o de cuestionar sus propias historias de vida, a temer el día en que les llegue una funa, o a buscar formas de relacionarse de manera menos opresiva hacia sus parejas. Hoy por hoy, la violencia de género es un tema del que tod@s tenemos una opinión y eso es precisamente por la irrupción del movimiento de mujeres y el movimiento feminista en estos últimos 6 años.
Impactó de tal forma que los partidos de los 30 años se vieron obligados a responder. Si se abandona la perspectiva de clase, cualquiera puede subirse al carro del feminismo y la defensa de los derechos de la mujer
Existen muchos sectores políticos que oportunistamente han tomado “banderas feministas”, para apuntar falazmente problemáticas de género, sin considerar la perspectiva de clase. Es el ejemplo del feminismo liberal, con exponentes como María Blanco, feminista liberal española que propende a la defensa del capitalismo y se declara anti aborto: “El capitalismo es un sistema económico basado en la meritocracia del mercado, la propiedad privada y el cumplimiento de los contratos. Nada nos ha favorecido tanto como el capitalismo, que nos ha permitido ser autónomas financieramente”. Apuntan al empoderamiento desde una perspectiva económica y al desarrollo de la mujer, bajo los valores del liberalismo.
En la experiencia, el movimiento de mujeres y la irrupción de éste a través de organizaciones y el método histórico de la lucha de clases, ha logrado asentar bases para un cambio en el escenario político, donde millones de mujeres, bajo distintas perspectivas o estrategias, avanzan a ser sujetas políticas, con la convicción de que podemos defender la vida de las mujeres y liberar a la humanidad de la opresión, que podemos cambiarlo todo y otra sociedad es posible.
Feminismo en el chile que despertó y se prepara para la convención
Al conversar, incluso en nuestros entornos más cercanos, podemos dar cuenta de que antes que Chile despertara, ya veníamos de un proceso de cuestionamiento como sociedad, por la fuerte irrupción del movimiento de mujeres. En la ante sala de la rebelión de octubre, encontraremos al mayo feminista, a la lucha por el aborto legal, libre, seguro y gratuito. Encontraremos a las pingüinas y pingüinos movilizándose, entre otras demandas, por la educación no sexista y la educación sexual integral. Siendo asediados por un gobierno de derecha, que reprimió a las y los jóvenes, incluso sitiando liceos emblemáticos, entregando a la opinión pública brutales postales de la represión a adolescentes entre los 13 y 18 años. Así, las estudiantes saltaron los torniquetes junto a sus compañeros y con ellos una sociedad que abrazó la posibilidad posible de un cambio.
En las distintas coordinadoras coincidimos diversos sectores del feminismo, donde se desarrollan las diversas perspectivas políticas, como fue la experiencia en las campañas por el aborto libre, seguro y gratuito, que cobró fuerzas junto a la marea verde argentina. Vimos el despliegue de sectores del feminismo ligados al frente amplio, que discutían que debíamos rebajar nuestras demandas y pelear solo una “despenalización social” del aborto, tuvimos la fuerza para ir por más, pero logró imponerse la perspectiva de la despenalización y aborto en tres causales, totalmente insuficientes, como ante sala de la legalización del aborto.Cuando el cambio cultural no es suficiente se hace más clara la necesidad de una perspectiva estratégica del feminismo y el movimiento de mujeres para conquistar demandas mínimas que sean andamiaje para las transformaciones sociales profundas que requerimos.
Ley de emergencia contra la violencia machista
Como parte del movimiento de mujeres, hemos propuesto la necesidad de un plan de emergencia contra la violencia machista, entendiendo que el feminicidio es el último eslabón en una cadena de violencias, que van desde cuestiones estructurales del Estado, hasta las más brutales expresiones de violencia machista, como la violación y el feminicidio.
En muchas ocasiones en que se producen agresiones a mujeres, incluso denunciando las agresiones, se ven obligadas a volver a la convivencia con su agresor, por no contar con un lugar donde vivir, o los medios para sustentar a sus hij@s.
Terminar con la violencia económica y otorgar a las mujeres que sufren de VIF, herramientas para poder independizarse económicamente del agresor, hogares transitorios dignos e intervención de equipos interdisciplinarios que puedan otorgar factores protectores y preventivos contra el femicidio.
Sabemos que no existen leyes que puedan terminar con la violencia machista, se trata de transformaciones profundas, del modelo de producción, del trabajo doméstico, de la construcción de género, de la educación y las relaciones sexo afectivas, etc. Dichas demandas no pueden ser conquistadas de otra manera que con la auto organización de las mujeres trabajadoras, más allá de los límites de las perspectivas políticas mezquinas de los partidos tradicionales y los sectores del feminismo que pretendan su espacio seguro, o las migajas del régimen, antes que confluir con nuestros compañeros por la construcción de un feminismo para vencer.