Decenas de carreteras, en especial la privatizada AP-6 encerraron a miles de vehículos este fin de semana hasta 18 horas en un temporal de nieve. Gobierno, DGT y empresas cruzan acusaciones hasta llegar a culpar a los conductores.
Lunes 8 de enero de 2018
Durante la primera parte de este monumental atasco que cifran en 50 kilómetros de retenciones en la AP-6 parece ser que la nieve cortó no sólo las carreteras, sino también las comunicaciones de la prensa oficial. De esta forma, la mejor vía para conocer el suceso llegaron a ser los tweets de los atrapados, que informaban de su situación mientras el Ministro de Interior Zoido veía el fútbol en Sevilla, hasta que los medios de comunicación comenzaron a transmitir la versión del Gobierno.
Sin embargo, Zoido, ya apodado como “ministro de las nieves”, ya cuenta con una experiencia similar como Delegado del Gobierno de Castilla la Mancha (2000-2002) cuando no adoptó medidas mientras miles de personas quedaban atrapadas durante la ola de frío de 2001.
Otras carreteras, como la A-1, A-6 o AP-51 también sufrieron importantes retenciones a causa del temporal, que sucedió en plena Operación Retorno navideña, aunque sin embargo la mayor se produjo en la AP-6, que concentró retenciones de hasta 18 horas para miles de personas. El director de la DGT, Gregorio Serrano en unas declaraciones duramente criticadas, culparía a los conductores del atasco en vías que seguían abiertas, asegurando que son quienes tendrían que haber previsto que algo así sucedería,.
Cumplimos 6h parados en la #AP6 y no hemos avanzado ni 1km. Ilusos por creer que una Autopista de Peaje se permitiría tenerlo todo listo para una nevada miserable. No nos queda agua, apenas batería ni gasolina. Mi perro está lamiendo las ventanas y nos helamos... AYUDA #UME
— Dinasquez (@dinasquez) 6 de enero de 2018
Posteriormente, el Ministro de Fomento responsabilizaría a las empresas que gestionan estas autopista de peaje, asegurando que el Gobierno es únicamente el titular de las carreteras, no el responsable de su mantenimiento. De la Serna afirmaría que "la DGT tiene la competencia de controlar miles de kilómetros de carreteras, la AP-6 es una autopista de peaje que tiene su propio centro de gestión y en ese sentido el Ministerio ha abierto expediente informativo". Lo cual significa que en una autopista privatizada, las condiciones de la vía, y por tanto la seguridad de los usuarios, depende de los planes de la empresa.
2 horas largas en la #AP6 con un bebé de 3 meses, -3°C y a punto de entrar en reserva. No ha pasado ni una quitanieves porque apenas han avisado de la climatología. Queda demostrado que lo privado funciona mejor.
— David Hicks (@Deivota) 6 de enero de 2018
La empresa que gestionan las vías afectadas y su mantenimiento, el miembro de oro del Ibex35 Abertis, declara que “no es momento de juzgar posibles fallos de protocolo”. Así mismo, Iberpistas, empresa que mantiene autopistas de todo el estado despidió recientemente un 30% de plantilla.
Abertis se llevó un gran trozo del pastel repartido en el rescate de las autopistas de peaje en quiebra, tanto la AP-6, como las madrileñas 2, 3, 4 y 5 (consorcio Accesos de Madrid y que está compuesto por Abertis, ACS, Sacyr y Bankia), la M-12 (eje Aeropuerto de Barajas), la AP-41 (Madrid-Toledo), la AP-36, la circunvalación de Alicante o la Cartagena-Vera, entre otras que recibirían 5.000 millones de euros de dinero público. A este desembolso se debe sumar la inversión no recuperada por parte de las empresas concesionarias.
En resumen, si no quieres utilizar esas autopistas para no pagar o no correr el riesgo de que el mantenimiento de la pista depende de una empresa, a través del rescate, pagarás por no haberlas usado. Las consecuencias en seguridad viaria las observamos en la pasada nevada, donde las culpas de semejante abandono en carretera bajo cero no recaen ni sobre el Gobierno ni sobre la empresa.
Hoy imaginaba a Zoido mandando 11.000 policías armados con palas para quitar la nieve en la #AP6 y salvar a los conductores atrapados y la gente despidiendolos de sus pueblos al grito de 'a por ellos'
— Vid🎗LeT (@VidALieNs) 7 de enero de 2018
Vecinos de localidades como Altasasu organizarían la solidaridad, rescatando de sus coches y acogiendo en sus casas, polideportivo y albergue a 1400 personas atrapadas durante una noche, ya que quitanieves y unidades de la UME no habían recibido alertas para carreteras que no eran del Gobierno. Así mismo, cada vez más funciones de rescate fuera de territorio urbano están recayendo sobre empresas, llegando a recibir cuantiosas facturas quienes eran rescatados en desastres como los incendios en Ourense el pasado verano.
Y ahora que hablamos de indemnizaciones por el colapso de la #AP6... Ojo al acuerdo que alcanzó Europistas con Ausbanc tras la nevada de Burgos en 2004: redujo la indemnización a los afectados (150€) y Luis Pineda se llevó 400.000€ https://t.co/Jbu92zg7sJ
— Rubén Sánchez (@RubenSanchezTW) 8 de enero de 2018
Esta situación está directamente relacionada con la privatización de las carreteras. Primero construyen servicios de uso público que explotan privadamente, y luego si éste falla, el Estado viene en su ayuda, les quita el activo que les provoca pérdidas, en este caso las autopistas, y además les paga el dinero que las constructoras no consiguieron recuperar de su inversión previa. Vamos, negocio seguro para los capitalistas.
La hipócrita excusa del ministro de Fomento, asegurando que el rescate se lanza para poder mantener el servicio “por el bien” del ciudadano, no esconde la verdad de estas operaciones, el uso por parte de banqueros y capitalistas del Estado para beneficio propio.
En medio de la brutal crisis que sufren las clases populares, estas medidas no pueden ser sino definidas como cínicas. Ante tal robo e inseguridad por parte de banqueros y constructoras, tan solo se puede expropiar las autopistas y nacionalizar su gestión bajo control de los trabajadores y usuarios.
Jorge Remacha
Nació en Zaragoza en 1996. Graduado en Historia en la Universidad de Zaragoza. Milita en la Corriente Revolucionaria de Trabajadores y Trabajadoras (CRT) del Estado Español y en la agrupación juvenil Contracorriente.