Ante un nuevo caso de brutalidad policial, esta vez contra un menor de tan solo 16 años, se ha puesto en cuestión el rol impune de los carabineros y sus fuerzas especiales. Este debate ya recorre el mundo. Estados Unidos, Brasil, Colombia y hoy nuevamente Chile son ejemplo de países donde ha resonado la exigencia de “disolución de la policía”. Les estudiantes y jóvenes que son parte del Frente Amplio (los frentes estudiantiles de Convergencia Social, RD, Comunes, Humanistas, Regionalistas Verdes Social, entre otros) y del Partido Comunista (JJCC) proponen terminar con carabineros para cambiarla por una policía más democrática, ¿es esto suficiente o necesario?
Martes 6 de octubre de 2020
Sebastián Zamora (22) es el carabinero que lanzó puente abajo a Anthony, adolescente de 16 años que se manifestaba en Plaza Dignidad y que terminó siendo una víctima más de la violencia policial. Ante esto, se hizo sentir en todo Chile el repudio a la represión y a la impunidad en el que actúa la policía de verde en cada manifestación. La gran mayoría sabemos que la institución dirigida por Rozas es responsable, pero también Piñera y su gobierno. Para enfrentarlos necesitamos organizarnos y coordinarnos, no medidas testimoniales como las que han planteado desde la tibia oposición a Piñera (PC y FA)
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Les estudiantes y jóvenes “antineoliberales” que son parte del Frente Amplio y del Partido Comunista (JJCC) publicaron una declaración común donde plantean que el ministro Pérez y el General Rozas deben tomar “responsabilidad política y jurídica ante los hechos, siendo removidos de sus cargos y sometidos a investigación y posterior juicio.” Pero nuevamente prefieren callarse la boca sobre la responsabilidad de Sebastían Piñera, el principal responsable del plan represivo del Estado y de las violaciones a los derechos humanos. No son capaces de asumir que desde la rebelión el grito de #FueraPiñera resonó en todo Chile.
Les estudiantes y juventudes antineoliberales denunciamos la violencia policial y la sistemática violación de #DDHH por parte de Carabineros. Exigimos #FueraRozas #RenunciaPiñera #ChileViolatesHumanRights #ChileViolaDDHH pic.twitter.com/dtKEQsQhgY
— Estudiantes Humanistas (@EstudHumanistas) October 3, 2020
A renglón seguido, dicen que creen “necesario un proceso de disolución y refundación urgente a esta institución policial, pues no podemos permitir que la represión sea fundamento de su proceso de formación y posterior trabajo”. O sea quieren terminar con Carabineros de Chile para refundar otra institución policial, más democrática y menos represiva: “que esté al servicio de las comunidades”, dicen. Pero no quieren aceptar y ocultan que mientras exista la policía habrá represión.
Ante estas intenciones, debemos insistir en que la policía en todo el mundo cumple el mismo rol, que no es precisamente cuidar a los ciudadanos de la delincuencia o prevenirla, sino que es proteger la propiedad privada de los empresarios a través del control social con distintos grados de violencia, para así asegurar la estabilidad del Estado y de la explotación capitalista.
Los Estados capitalistas en el mundo, como el chileno, se mantienen gracias a sus brazos armados, las cárceles, la policía y militares, quienes se encargan de combatir a quienes nos manifestamos. Llenan las cárceles de jóvenes pobres arrojados por este sistema de miserias y desigualdades a delinquir, y también de presos políticos en procesos de movilización popular.
Citando a las compañeras Jimena Vergara y James Dennis Hoff de Left Voice, existe una "creencia ampliamente aceptada, pero totalmente falsa, de que la policía es un servidor público y un árbitro neutral de la paz y el orden, distorsiona la realidad de la lucha de clases, pero también distorsiona el hecho de que la clase obrera necesita sus propias fuerzas de autodefensa si queremos estar libres de la opresión de la policía".
La policía defiende intereses concretos, los intereses del Estado capitalista y los empresarios. Son estructuralmente anti pobres, machistas y racistas. Son una herramienta de dominación contra las clases explotadas y oprimidas. Si algunos plantean disolverla y refundarla será dentro de estos márgenes, manteniendo intactos los intereses empresariales que como todos sabemos se mantienen a costa nuestra.
Es por esto que se hacer urgente revelar las verdaderas intenciones de los partidos y de las juventudes del Partido Comunista y el Frente Amplio cuando plantean medidas demagógicas como la disolución de la policía, para luego refundarla. Lo que plantean es un engaño ante la necesidad de terminar con esta institución manchada de sangre de la clase trabajadora, y que defiende a sectores reaccionarios como lo hemos visto escoltando a los camioneros y a la minoría del Rechazo. Tenemos que combatir contra la utopía del reformismo de que con otro nombre, con sindicatos de policías y con más clases de derechos humanos la policía dejará de cumplir su rol histórico de reprimir a la clase trabajadora para defender la propiedad privada y el orden dentro de este sistema de explotación y opresión.
El primer paso para avanzar concretamente hacia la disolución de la policía y terminar con la impunidad de Piñera y su gobierno, Rozas, Chadwick, Blumel, Víctor Pérez y de los militares por las violaciones a los derechos humanos es organizar un plan de lucha de todos los sectores para iniciar una huelga general.
Los dirigentes de la CUT, como Bárbara Figueroa (PC), burócratas apernados en sus puestos, deben salir de la cuarentena política que tienen con Piñera desde finalizado el paro del 12 de noviembre y hacer el llamado a paralizar y movilizarse. Y si continúan su tregua, debemos sacarlos de sus caros sillones. Esto, ya que la central sindical dirigida por el Partido Comunista dejó pasar sin ninguna respuesta millones de suspensiones y despidos. Además este partido junto al Frente Amplio son cómplices de la ley de [des]Protección al Empleo, causante de que la cesantía llegase a más de tres millones, de votar las leyes antiprotestas y de haber respondido a la represión solo con medidas parlamentarias como inútiles acusaciones constitucionales a ministros de gobierno, que deja en manos del Congreso el destino de los responsables.
Para terminar con la represión no solo hay que exigir que se investigue y que haya justicia, sino que además tenemos que retomar el camino de la huelga general del 12 de noviembre hasta que caiga Piñera y su gobierno para que paguen por sus crímenes. Debemos pelear por la disolución de la policía, y esto no será mediante pequeñas reformas o refundaciones, sino que en la perspectiva de la huelga general que permita levantar una Asamblea Constituyente libre y soberana donde podamos discutir y defender sus resoluciones. En la perspectiva estratégica de avanzar a un gobierno de las y los trabajadores en ruptura con el capitalismo, no de pequeñas reformas que intenten hermosear al Estado y a sus aparatos represivos, donde en base a la autoorganización de la clase trabajadora y les oprimides podamos crear formas de autodefensa y control social para defender nuestras conquistas.

Yuri Peña
Licenciado en Historia. Estudiante de pedagogía en la U de Chile. Militante de VENCER y del Partido de Trabajadores Revolucionarios