En Plaza Alemania ubicada entre las avenidas Del Libertador y Casares entre las calles Cavia y Castex; en el coquetísimo barrio de Palermo Chico, se realizó el homenaje Velas por Nisman. Por su parte, el presidente Mauricio Macri recibió a las hijas de Alberto Nisman en su quinta Los Abrojos.

Facundo Aguirre @facuaguirre1917
Martes 19 de enero de 2016
Fotografía: EFE // David Fernández
Los oradores del acto fueron el periodista Joaquín Morales Solá (que cimentó su carrera como hombre de la dictadura), el fiscal Ricardo Sáenz y el presidente de la DAIA, Ariel Cohen Sabban.
Entre los presentes se podía ver a la vicepresidenta Gabriela Michetti, a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y a la titular de la Oficina Anticorrupción Laura Alonso, así como el exdiputado peronista Miguel Ángel Toma, exjefe de la SIDE duhaldista, quien fue señalado como uno de los responsables del asesinato de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán.
También estaban el ministro de Medio Ambiente y rabino Sergio Bergman, el presidente provisional del Senado, Federico Pinedo; el exvicepresidente Julio Cobos y Claudio Avruj, secretario de Derechos Humanos, y el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta. También hubo familiares de los muertos en la AMIA y se vio a los embajadores de EE. UU. y Francia. Todos acompañaron a la madre de Nisman, Sara Garfunkel (denunciada por lavado de dinero junto a su fallecido hijo).
Por otro lado, la antigua secretaria del fiscal Nisman, Soledad Castro, declaró ante la jueza Palmaghini que el exfiscal temía ser despedido por la procuradora General de la Nación, Alejandra Gils Carbó: “El tenía información de que Gils Carbó retomaba sus funciones el 12 de enero y que a partir de esa fecha aumentaban las chances de ser removido porque consideraba que esa decisión no iba a ser delegada en otro”.
En los discursos frente a un público que se movía a sus anchas en el barrio que acobija a una élite social de ricachones y perqueñoburgueses acomodados, se dejo claro explícitamente que Alberto Nisman había sido asesinado en el marco de su denuncia contra la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner y contra el Memorándum de entendimiento con la república islámica de Irán.
El pase de la investigación a manos de la jueza Fabiana Palmaghini y la fuerte presencia de funcionarios del Gobierno nacional -algunos mentores de Nisman en sus denuncias contra la pasada administración kirchnerista- hablan a las claras de que para Cambiemos se trata de una cuestión de Estado restablecer la credibilidad de las acusaciones del fallecido titular de la Unidad AMIA.
Recordemos sucintamente que la muerte de Nisman dejó abiertas montones de especulaciones con respecto a lo sucedido (suicidio, suicidio inducido o asesinato) y sobre los responsables, que variaban entre agentes kirchneristas, venezolanos, agentes iraníes, la ex-SIDE o la CIA, de acuerdo a de qué lado de la disputa política y judicial burguesa se ubicaban. No olvidemos tampoco que la causa abrió una fenomenal crisis política y obligó al kirchnerismo, que hasta hacía poco sostenía al fiscal y su denuncia contra Irán, a desmarcarse fuertemente de él y denunciar sus argumentos como una operación política contra el kirchnerismo armada por Jaime Stiuso y su fracción de la ex-SIDE.
El 18 de febrero del 2015, a un mes del fallecimiento en una lujosa torre de Puerto Madero, una multitudinaria marcha de paraguas bajo una lluvia torrencial de verano ganó las calles de Buenos Aires en apoyo al "partido judicial", que reclamaba erigir a Nisman como mártir de la república.
La crisis permitió que aflorara una verdad incómoda para las sacrosantas instituciones republicanas: que en los sótanos de la democracia se escondían las bandas de inteligencia de la dictadura, que en ellas se apoyaron todos los Gobiernos democráticos burgueses desde 1983 al presente y la colonización del poder judicial por la ex-SIDE.
El mismo Nisman era un hombre que reportaba a los servicios de inteligencia locales y a su jefe operativo Jaime Stiuso, a la CIA y al Mossad, quienes tejieron la acusación contra Irán que el kirchnerismo sostuvo a velas desplegadas hasta el acuerdo con Irán. Se reveló además la corrupción del fiscal, que financiaba su disipada y costosa vida privada con el manejo indiscriminado de fondos públicos y dudosos dineros de origen privado.
El acto en Plaza Alemania, con el apoyo explícito de la dirigencia israelí y de la embajada norteamericana, muestra el rumbo que la derecha empresarial en el poder quiere marcarle a la investigación. Volver a centrar las denuncias contra los iraníes, salpicar lo más que se pueda a un kirchnerismo alejado de la sombra del poder y en retroceso y quizás llevar adelante un juicio contra Irán con los acusados en ausencia.
Para ello es necesario limpiar el buen nombre del fiscal y poco importa que haya sido agente de la inteligencia imperialista o un corrupto, y para lograrlo nada mejor que hacerlo alejados de la chusma en un barrio de gente bien que sabe limpiar los trapitos sucios entre cuatro paredes.

Facundo Aguirre
Militante del PTS, colaborador de La Izquierda Diario. Co-autor junto a Ruth Werner de Insurgencia obrera en Argentina 1969/1976 sobre el proceso de lucha de clases y política de la clase obrera en el período setentista. Autor de numerosos artículos y polémicas sobre la revolución cubana, el guevarismo, el peronismo y otros tantos temas políticos e históricos.