Los datos surgen de una estimación realizada por el centro Cifra-CTA para poder recuperar la pérdida por inflación de agosto y septiembre. También destacan que hasta junio, antes de la devaluación, el salario medido en poder de compra de alimentos cayó 8 % desde 2019, lo que se habría agravado en los últimos meses. Crecimiento de la sobreocupación horaria, el empleo informal y el pluriempleo.
Jueves 14 de septiembre de 2023 15:00
Sólo para el 25 % de los trabajadores que cobren el bono de $ 30.000 compensará la pérdida por inflación de agosto y septiembre, según estimó Cifra-CTA. Foto: Télam.
El bono de $ 30.000 para asalariados formales no sólo llega tarde y no lo cobrarán todos, sino que es insuficiente para compensar la pérdida ocasionada por la inflación del mes de agosto, que fue la más alta en más de 30 años. Sólo para el 50% de los trabajadores que lo recibirá y perciben salarios más bajos la suma fija compensaría el aumento de precios de agosto y sólo para el 25% que menos gana podría llegar a empatar la inflación de agosto y septiembre.
Esto quiere decir que si no se agrega al salario un aumento paritario además del bono (que puede ser absorbido por paritarias), sólo uno de cada 4 trabajadores que reciba la suma fija habrá podido compensar la pérdida por inflación de agosto y de septiembre, teniendo en cuenta que además dicho bono recién se verá depositado desde este 15 de septiembre.
Los datos surgen de una simulación del impacto de la medida realizada por el Centro de Investigación y Formación de la República Argentina, de la CTA de los Trabajadores, en el Informe sobre situación del mercado de trabajo N°12 elaborado por Mariana L. González y Cecilia Garriga.
La devaluación del dólar oficial del 22,5 % que aplicó Sergio Massa en acuerdo con el FMI el día posterior a las PASO aceleró la suba de precios (ya elevada) a niveles históricos: 12,4 % mensual en promedio y 15,6 % en la división alimentos y bebidas no alcohólicas. Recién diez después anunció medidas para "compensar" esa pérdida, para jubilados en la mínima, asalariados formales y monotributistas, pero resultan insuficientes. Es que, de hecho, el objetivo de la devaluación fue bajar salarios y jubilaciones así como licuar el gasto público, en sintonía con lo que exige el FMI y el Gobierno se dispone a cumplir.
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Entre esas medidas, el Decreto 428/23 dispuso que se abone una suma fija de $30.000 en septiembre y otra suma equivalente en octubre, para aquellas personas con salarios netos inferiores a $400.000, tanto en el sector privado como en el sector público nacional, al tiempo que se invitó a provincias y municipios a replicar esta medida (varias se negaron a aplicarlo).
Massa además, les aseguró a las micro y pequeñas empresas que el costo no lo asumirán estas sino el mismo Estado. Para las micro empresas cubrirá al 100% el bono y para las pequeñas lo cubrirá al 50%.
Para el resto de las empresas el "costo" del bono es apenas un "vuelto" de todo lo que ya embolsaron de ganancias en estos años. En otro estudio, Cifra-CTA estimó que “las empresas mediano-grandes que deben pagar sin ayuda estatal la “suma fija” de 60.000 pesos deberían desembolsar alrededor de 218 mil millones de pesos, que equivalen al 1,2% de las transferencias de ingresos del trabajo al capital que tuvieron lugar durante los últimos años”.
Empleo precario, sobreocupación y más empleos para llegar a fin de mes
El informe sobre situación del mercado de trabajo de Cifra-CTA presenta una importante radiografía de los cambios en el empleo desde la asunción del gobierno del Frente de Todos. La creación de empleo en la pospandemia, al calor de la recuperación de la actividad económica hasta el año 2022, no es suficiente para revertir el deterioro de las condiciones de trabajo desde el macrismo. Pero no sólo ello, reprodujo una utilización de la fuerza laboral con crecimiento del empleo precario y mayor presión a la sobreocupación, para garantizar el ciclo de negocios capitalistas.
Entre las principales conclusiones del informe se destaca que sólo 1 de cada 3 nuevos puestos de trabajo generados entre los primeros trimestres de 2020 y de 2023 fueron en el sector asalariado formal (37,7 %), mientras que el 39,2% son asalariados no registrados y el 23,1% son no asalariados
Asimismo, detallan que "este proceso de crecimiento del empleo, se fue dando con una mayor intensidad horaria en las ocupaciones. Por un lado, descendió la proporción de personas subocupadas y se incrementó la proporción de personas sobreocupadas, es decir, aquellas que trabajan más de 45 horas semanales, que llega al 30,0%. Por otro, se incrementó el peso de quienes tienen más de una ocupación, que pasaron de ser el 8,3% de los ocupados en el 1° trimestre de 2021 al 9,4% en el mismo trimestre de 2023. Este crecimiento que se observaba ya desde 2018 puede asociarse a la necesidad de complementar bajos ingresos ante la caída de su poder adquisitivo".
Por último, entre otro de los puntos destacados referido a la erosión de ingresos por la inflación, estimaron que "si se mide el poder de compra de alimentos del salario registrado se verifica una caída de casi el 8% entre diciembre de 2019 y junio de 2023. Este salario medido en alimentos resulta 25% menor que el de diciembre de 2015".
Basta de ajuste: medidas urgentes para frenar la inflación
Las consecuencias de la inflación recaen sobre la clase trabajadora, cuyo poder adquisitivo se desplomó en los últimos años. Desde 2015 los salarios reales perdieron más del 23%, dentro de los cuales fueron los trabajadores informales fueron los más afectados (pérdida de 42 % desde octubre 2016). La devaluación de Massa para cumplir con el FMI reventó los salarios, jubilaciones y asignaciones sociales, y las medidas anunciadas buscan compensarlo sólo parcialmente, en forma demagógica de cara a las elecciones.
Pero mientras este ajuste se lleva adelante, las conducciones sindicales validan y apoyan al Gobierno. Esta semana la CGT y la CTA mostró su apoyo a la candidatura de Sergio Massa en un acto realizado en Plaza de Mayo. Es necesario que rompan con esta complicidad y llamen de forma urgente a un paro nacional y plan de lucha que sirva para empezar a defender los intereses de la clase obrera. Una pelea común donde confluyan los trabajadores ocupados y sus organizaciones junto a los movimientos sociales y de desocupados.
La defensa del salario es de primer orden. Se necesitan medidas de otra clase para combatir la inflación, y medidas de emergencia un aumento para recuperar lo perdido para jubilados, ocupados y programas sociales. Que nadie gane menos de lo que cuesta una canasta básica, en la actualidad en $ 248.962, en el camino de lograr un salario mínimo igual a la canasta familiar que los trabajadores del Indec calcularon en $ 363.570.
Además de esa medida de defensa de los salarios e ingresos populares, es necesario atacar las causas profundas que generan inflación para tener una moneda fuerte y estabilizar el peso. Al contrario de una dolarización como propone Milei como supuesta receta ante la inflación, la misma hundiría aún más a la moneda nacional porque provocaría una megadevaluación (sin la cual es imposible convertir pesos a dólares dado el escaso nivel de reservas internacionales). La falta de dólares y se debe la fuga de capitales de los grandes empresarios y los pagos de deuda.
Por ello, para frenar la inflación es necesario atacar sus causas. Esto se podría hacer con medidas como la nacionalización del sistema financiero, creando un banco único estatal y la nacionalización del comercio exterior para terminar con la sangría de dólares, y la nacionalización de los servicios públicos bajo gestión de los trabajadores, para terminar con los tarifazos, entre otras. Ello implica afectar la ganancia empresaria de los grupos concentrados que han acumulado millones en los últimos años, la contracara del régimen de alta inflación.