Toda imagen habla, no existe una foto muda, silenciosa, callada. Pocas son las imágenes que gritan, que te aturden, que te nublan la vista, que logran esa extraña sensación a la que llaman piel de gallina.
Domingo 28 de agosto de 2016 01:47
Esta foto es una de esas, es anónima, no sabemos quién hizo el clic en el momento justo para dejarnos como composición una obra que quedará inmortalizada por sintetizar a toda una jornada de protesta.
Las calles laterales a la Legislatura neuquina ofician de escenario de la lucha social contra el acuerdo entre Chevron e YPF. Una bandera de prolijas letras, en una réplica de una wiphala, colgada sobre unos postes vaticina: “Pachamama no los perdones, porque ellos saben lo que hacen”. Todo parece ser parte de una escenografía finamente trabajada.
En el fondo de la imagen, escritas con aerosol aparecen las palabras Chevron y muerte, por separadas, sueltas, armónicamente puestas en el orden correcto. El nombre de la empresa norteamericana se ubica en el margen izquierdo y mientras que la palabra muerte en el derecho, casi como cerrando la oración. Las fuerzas policiales irrumpen en el inferior de la imagen con una formación de una veintena de agentes. Van en plena acción represiva avanzando sobre una multitud que la foto oculta. El lienzo que las condena reposa levemente en el margen superior derecho, sin que ellas lo sepan.
Un cartel que anuncia a uno de los tantos estudios jurídicos de la zona, también queda en la composición, casi como un presagio de que esa jornada correrá por largos tiempos pasillos de tribunales. Judicializado está el acuerdo entre las empresas y a pesar de que la Corte ordenó mostrarlo aún continúa oculto. Judicializados también, están los dirigentes sociales y sindicales, que fueron acusados de “perturbación de las funciones públicas y daños calificados”. Judicializada y sin respuesta está la policía, por haber disparado con balas de plomo y herir a un docente en el pulmón. También por vía judiciales y sin respuestas está la comunidad mapuche Campo Maripe quien denunció a los anónimos que decidieron quemarle cuatro casas en el territorio, mientras estos se encontraban manifestándose en la legislatura.
Se van a cumplir tres años de esa jornada y las incertidumbres reinan. Es probable que nunca sepamos quienes apretaron el gatillo con balas de plomo, como tampoco cuáles fueron los acuerdos secretos que pactaron los sectores de poder. Si estaremos seguros de quienes fueron los legisladores que votaron a favor, a qué partido pertenecen, quienes ordenaron una represión de siete horas consecutivas y también quienes en nombre de la patria, llamaron golpistas a manifestantes desde los medios de comunicación.
La imagen sintetiza todo eso. Te grita hasta aturdir, indigna hasta nublarte la vista, te pone la piel de gallina como un llamado a no perdonar a quienes saben lo que hacen. Quizás algún día sepamos quién hizo el clic en el momento preciso. Quienes hicieron la bandera, quienes pintaron los grafittis y quienes enfrentaron a la policía, seguro estarán diseñando nuevas escenografías en un entramado de luchas sociales, que se anuncian, que se muestran y nos llegan como postales invitando a construir un mundo diferente.
*Investigador del Observatorio Petrolero Sur (OPSur). Miembro de Enlace por la Justicia Energética y Socioambiental (EJES).