A pesar de los testimonios, el Tribunal Oral Federal lo absolvió en relación a la privación ilegítima de la libertad de Alfredo Olivera y Verónica Matta.
Gloria Pagés @Gloria_Pages
Sábado 10 de agosto de 2019 12:29
Roberto Catalán fue nombrado por Rafael Videla como juez federal de La Rioja en 1976. Desde 2016 cumple condena por crímenes de lesa humanidad. Como una enorme cantidad de genocidas, pasa sus días en su casa, con una laxa prisión domiciliaria que se jacta de violar. Cuando el verano pasado fue escrachado y filmado cuando paseaba, sonreía y saludaba provocativamente a la cámara. Esto le valió un tibio tirón de orejas, más bien una palmadita en la espalda, por parte del mismo Tribunal que ayer lo absolvió: en lugar de trasladarlo al penal como solicitaba el Ministerio Público Fiscal, lo dejaron tranquilo en su casa, apenas con una tobillera electrónica.
Catalán, en tanto máximo exponente del Juzgado Federal de La Rioja, fue encontrado culpable de al menos sesenta casos de torturas, desapariciones y secuestros durante la dictadura. Los detenidos desaparecidos eran obligados a prestar declaración indagatoria vendados, esposados y vigilados por guardias armados. Muchos de ellos estaban secuestrados en el centro clandestino llamado Instituto de Rehabilitación Social (IRS), de donde eran sacados para declarar ante Catalán y luego vueltos al lugar de encierro y tormentos. En esas condiciones, el exjuez dictaba condenas. "La única prueba de cargo que tuvo el juez Catalán para condenar a las personas en las causas por la violación a la ley 20840 fueron las declaraciones indagatorias tomadas bajo tortura", remarcaron desde la fiscalía.
Algunas de sus víctimas ayer sufrieron el duro golpe de la impunidad. Alfredo Olivera y Verónica Matta escucharon que el Tribunal Oral Federal de La Rioja lo absolvió como partícipe necesario durante el cautiverio de ambos. El ex juez Roberto Catalán fue hallado culpable de encubrimiento y condenado a cuatro años de prisión (se dio por cumplida su pena por el tiempo que pasó en prisión preventiva). Además fue absuelto como partícipe necesario en privaciones ilegítimas de la libertad.
“Milani durante mi detención me llevó a declarar al juzgado federal, y allí ante el juez Catalán no dejaba de hostigarme y acusarme de subversivo, con un odio que no había mostrado siquiera en el allanamiento a mi casa cuando me detienen, ni cuando reventaron a golpes a mi padre", decía Ramón Olivera en esta entrevista. Por este hecho es que la querella de Olivera pidió 20 años de prisión también para el exjuez Catalán
Alfredo estuvo secuestrado, al igual que su padre Pedro, durante la dictadura. Los dos trabajaban en la Municipalidad en la Cuidad de La Rioja. César Milani estuvo al frente del operativo militar y policial, cuando en la madrugada del 12 de marzo de 1977, se llevan a Pedro al Instituto de Rehabilitación Social. Mientras que Alfredo, secuestrado dos días después que su padre, vuelve a ver a Milani durante su detención, cuando lo lleva a declarar al juzgado federal, ante el juez Catalán.
Visita de la CIDH en 1979, Olivera declarar contra Milani ante el juez Catalán
La primera vez que Alfredo declaró contra Milani fue cuando la Comisión Interamericana de Derechos Humanos visitó el país en 1979. Él había sido trasladado a La Plata, donde estuvo detenido cuatro años y siete meses. “Nos tomó declaración el juez de la dictadura de La Rioja, Roberto Catalán. Ahí denunció que sufrí apremios ilegales y de la presencia de Milani en la sala del juzgado. Después Catalán llama a declarar a Milani por mi denuncia y éste declara que su función, a pedido de sus superiores, era trasladar a los presos al juzgado, pero que él no entraba a la sala. Tengo las actas de mi denuncia y de la declaración de Milani. En 1981 me dejan libre. En 1984, bajo el gobierno de Alfonsín, se crea la Comisión Provincial de Derechos Humanos y me piden que sea el secretario de actuación de la comisión. Mi tarea era receptar las denuncias. En ese contexto declaro mi propia denuncia. En 1985 la Comisión entrega el documento final al gobierno”, recuerda con precisión Olivera.
Verónica Matta, “visitada” por Catalán durante su cautiverio
Verónica Matta, fue secuestrada en su casa el 16 de julio de 1976 por un operativo que la trasladó, también, al temible IRS, donde sufrió torturas y permaneció detenida. El operativo fue dirigido por un “jovencito” a quien luego reconoció: César Milani. En su testimonio ante el Ministerio Público Fiscal, Matta relató que el entonces magistrado Catalán le tomó declaración y que en forma irónica le decía que “sería liberada en un par de años”.
Durante su cautiverio, la joven fue “visitada” por Catalán, quien la notificó de una diligencia en la causa penal que le abrieron para justificar su persecución, en la que finalmente fue sobreseída.
Sin la apertura de los archivos se perpetúa la impunidad y la oscuridad
Es lamentable el fallo de impunidad dictado este viernes. Una vez más son las víctimas quienes aportan las pruebas, que en la mayoría de los casos son sus propios relatos. A pesar de los juicios abiertos contra los genocidas, esto sigue siendo la norma. El Tribunal Oral Federal de La Rioja decidió ignorar las declaraciones de los sobrevivientes y revictimizarlos una vez más. Ignorando también que, en el caso de Alfredo Olivera ya había declarado, como dijimos, ante la CIDH en 1979.
Es gravísimo que habiendo sobradas pruebas de la actuación de Catalán, el exjuez genocida haya sido absuelto junto a Milani.
El reclamo de apertura de los archivos de la dictadura está más vigente que nunca. Solo así sacaremos el velo de oscuridad que cubre a genocidas como Milani y centenares de otros que siguen impunes.