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Coronavirus. No son “daños colaterales”: se llaman femicidios y el Estado es responsable

El presidente uruguayo Luis Lacalle Pou afirmó que los femicidios son “daños colatelares” que impone el aislamiento social. Qué pasa en el resto del mundo. Líneas de contención sí, ¿refugios y medidas de emergencia no?

Sol Bajar

Sol Bajar @Sol_Bajar

Sábado 28 de marzo de 2020 10:00

Foto: Voz de América - Redacción

Aunque se niega a declarar la cuarentena, el presidente Lacalle Pou decretó el aislamiento voluntario en Uruguay, que rige desde el 14 de marzo. "Sabemos que en estos días en que permanecemos más tiempo en casa aumentan las situaciones de riesgo para las mujeres", dijo en ese marco su ministro de Desarrollo Social, que anunció que las mujeres “tienen a su disposición” un “servicio telefónico de orientación”.

Sin embargo, desde entonces a esta parte, hubo 4 femicidios en el país, una llamada por violencia de género cada 13 minutos, 162 casos confirmados de coronavirus y ningún fallecido por esta causa. Para el presidente uruguayo se trata de “efectos colaterales” del COVID19.

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¿Es mucho? ¿Es poco? Medir en números los padecimientos sociales parece comenzar a ser un ejercicio que, de tan cruel, muchos preferirían que las mayorías naturalizaran en un contexto como este, donde una crisis social y sanitaria vuelve a poner al descubierto, a escala mundial, la política de todos los gobiernos y los Estados que gestionan. Algo de eso, por supuesto, hay detrás de las declaraciones del presidente uruguayo.

No es una enfermedad y también mata

Al día de hoy, el coronavirus se impuso en más de 160 países y decenas de miles han muerto a causa de la enfermedad. El aislamiento domiciliario, promovido en este marco como la medida más efectiva, para muchas mujeres es la opción más insegura de todas.

En un informe que publicó recientemente la sección mujer de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) -nada menos que uno de los organismos creados por los Estados imperialistas a la salida de la Segunda Guerra Mundial-, se advierte de hecho que en el contexto de emergencia creado por la pandemia "aumentan los riesgos de violencia contra las mujeres y las niñas".

Nuevamente, la crueldad con que los Estados responden a esta situación vuelve aún más alarmantes las descripciones de la ONU. ¿Cuál es el verdadero alcance que tiene hoy este flagelo del que habla hasta la sección mujer de un organismo alineado con los intereses de las principales potencias del mundo?

En todo el planeta

En España, en lo que va del 2020, ya se registraron, al menos, 17 femicidios. La amplísima mayoría ocurrió dentro del hogar. ¿Qué hicieron las autoridades? Lo mismo que en Uruguay: publicaron una guía con recomendaciones para las víctimas y reforzaron la difusión de los medios de atención: una línea telefónica y un mail.

Lo mismo sucede de este lado del continente. En Brasil, la jueza Adriana Mello, del fuero de Violencia Doméstica del Tribunal de Justicia de Río de Janeiro, el segundo estado con más infectados de coronavirus de ese país, contó recientemente que “las denuncias por violencia doméstica contra las mujeres aumentaron un 50% en las últimas dos semanas”. “La cuarentena hace prever que la violencia doméstica aumentará”, dice hasta la propia cadena de noticias Globo.

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En Chile, por ejemplo, el Ministerio de la Mujer, cuestionado por la rebelión de estos meses, publicó un Plan de Contingencia para “resguardar” a las mujeres. Igual que en España, anuncian que se habilitó una línea telefónica “que asegura la atención y orientación 24/7 de las usuarias”. Lo mismo pasa en México, donde se estima que al menos 10 mujeres son asesinadas al día por el sólo hecho de serlo; en Colombia, en Perú, en Bolivia, en Venezuela.

Según advierte el informe de la sección Mujer de la ONU, mientras dure la pandemia, "la tensión va a aumentar la violencia doméstica”. “Ya lo vimos en China y en Corea, lo estamos viendo en Italia y en Francia, y seguramente lo vamos a ver, lamentablemente, en América Latina y el Caribe", dijo al presentarlo su directora regional, la uruguaya Maria-Noel Vaeza.

Argentina ante la violencia machista

Aunque Alberto Fernández asumió prometiendo “una fuerte agenda de género”, la política del oficialismo parece confirmar las predicciones Maria-Noel Vaeza. Después de varios días de inacción, el ministerio de Mujeres, Género y Diversidad, que conduce Elizabeth Gómez Alcorta, comenzó a dar difusión a la línea de atención, contención y asesoramiento con la que cuenta el país hace ya varios años.

“Sabemos que el aislamiento aumenta los riesgos, lo que estamos tratando es habilitar nuevos canales de comunicación”, dijo la ministra en diálogo con Clarín. Igual que los funcionarios de otros países, remarcó que “las personas en situación de violencia también pueden comunicarse vía WhatsApp y correo electrónico: 11-2771-6463, 11-2775-9047 y 11-2775-9048 y por mail, escribiendo a [email protected]”.

Asimismo, reconoció que "el 30 por ciento de las llamadas que se recibieron en la línea 144 este viernes [el primer día de cuarentena obligatoria, NdeR] fue por dudas sobre cuestiones relacionadas al aislamiento, muchas por violencia y también sobre qué tenían que hacer los padres y madres separados con sus hijos".

“Hay previstas campañas de prevención, pero sabemos que las campañas no tienen efectos inmediatos. Hoy por hoy el eje está puesto en la atención de la línea 144 para acompañar a las personas que pueden estar recibiendo violencia”, destacó.

¿Es suficiente?

Según los datos oficiales, hasta noviembre de 2019 hubo 290 femicidios en Argentina. Las estimaciones de organismos vinculados al Frente de Todos, como Mumalá, o a la actual oposición mayoritaria, como La Casa del Encuentro, señalan por su parte que hubo un femicidio cada 26 horas en Argentina durante el año pasado, en tanto que entre enero y febrero de 2020 la frecuencia aumentó: se registraría un femicidio cada 25 horas en el país.

También de acuerdo a los datos oficiales, aproximadamente un 74% de estos casos ocurrieron en el hogar de la víctima y casi en el 90% los femicidios fueron cometidos por la pareja, la ex pareja o un varón cercano al círculo íntimo de la mujer.

En el Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad, que se creó recientemente, solamente en el primer día de cuarentena obligatoria la línea 144, sostenida en todos estos años gracias al esfuerzo de sus trabajadoras, atendió unos 5 mil llamados: un 30% más que los que recibe habitualmente. De ese total, unos 500 llamados fueron realizados por casos extremos, de emergencia. Y, por supuesto, estamos hablando solamente de las víctimas que que pudieron llamar.

Cuando no es posible “quedarse en casa”

Para muchas mujeres, el llamado a “quedarse en casa”, el lema con que se popularizó la cuarentena, no es posible porque hay que ir a trabajar en los declarados servicios esenciales -y muchas veces también en los que no lo son-, pero además no es es seguro.

Para las más jóvenes, para las trabajadoras y para las mujeres más pobres, que no cuentan con los recursos y los medios materiales suficientes para salir de la casa, el “quedarse en casa” es el peligro más grande y, aún así, no hay otra opción.

Para el gobierno uruguayo son “daños colaterales”. Para otros, una línea de atención telefónica que promover, pero no hay plan ni presupuesto para atender la emergencia. No es un daño colateral: es la situación a la que somete a las mujeres, en todo el planeta, este sistema basado en la opresión y en la explotación de millones.

Una salida propia

En estos días, desde Pan y Rosas y el PTS en el Frente de Izquierda impulsamos una gran campaña para promover, en todo el mundo, una salida a la crisis social y sanitaria que abrió la llegada del COVID19 al planeta.

Como advertimos junto a otras medidas que impulsamos, contar con líneas de orientación y contención a las mujeres es necesario pero no es suficiente, porque no resuelve la situación de emergencia que hoy mismo están atravesando, en la reclusión del hogar, muchísimas mujeres y niñes.

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En una situación de emergencia como la actual, agravada por la pandemia, necesitamos que el Estado garantice sin más dilaciones la vivienda, el ingreso y el acceso a la salud de quienes padecen este flagelo, como propone el proyecto que venimos presentando desde hace varios años en el Congreso desde el Frente de Izquierda.

Junto con ello, como promovemos, se necesita que el Estado garantice equipos de atención interdisciplinarios, licencias laborales sin afectar el salario, prohibición de despidos y suspensiones, además de creación de puestos de trabajo y subsidios para aquellas que no tienen empleo, de refugios y casas para las víctimas de violencia. Algo sencillo de garantizar si por ejemplo se ponen los hoteles y las viviendas ociosas, vacías, al servicio de quienes no tienen techo y/o son víctimas de violencia de género.

Con impuestos a las grandes fortunas, expropiando esas viviendas ociosas, destinando el presupuesto necesario para garantizar que las víctimas puedan salir del lugar donde están expuestas a un peligro que, como el COVID19, también mata, se podría implementar ya mismo ese plan de medidas mínimas.

Las medidas elementales que plantea el proyecto de los diputados del PTS/FIT de Argentina, Nicolás del Caño y Myriam Bregman, podés leerlas y difundirlas con este link, que sigue esperando tratamiento en el Congreso Nacional.