En la planta de Mondeléz, ex Kraft-Terrabusi, planta Pacheco, las trabajadoras mostramos cúal es el camino para organizarse contra la violencia machista.
Lunes 15 de abril de 2019 14:04
El viernes por la noche las trabajadoras y trabajadores del turno tarde de Mondeléz impulsaron un paro de dos horas y asamblea en solidaridad con una compañera que es víctima de violencia de género hace varios años.
Fue tal la repercusión de este masivo rechazo obrero que la empresa, la Comisión interna y el sindicato tuvieron que dar respuestas. Cabe recordar que Mondelez es una fábrica donde en el 2011 paramos la producción en el turno noche, en repudio a la suspensión de una compañera que denunció un acoso por parte de un jefe.
Desde abajo las trabajadoras gritan "¡BASTA!" e imponen un paro y asamblea para que el sindicato se ponga al frente de éste caso que conmovió a las trabajadoras y trabajadores de Mondelez.
Las compañeras y compañeros del sector donde trabaja nuestra compañera víctima de violencia, filmaron un video que se difundió en las redes sociales, como muestra de apoyo. Un vídeo emocionante y lleno de moral.
El mensaje es claro: #NoEstasSola. “Como verás estamos todos acá reunidos, todos tus compañeros, tus amigas, toda la gente que te quiere. Esto es solamente para que vos sepas que no estás sola, que todos te apoyamos, que no queremos que esto sea una mas de todas la veces que te tocó pasarla mal, sino que esto sea el fin de tanto sufrimiento que pasaste vos y tus hijos. Te queremos dar mucha fuerza (...) demostrarte que no estás sola y que te queremos muchísimo, y acá estamos todos tus compañeros con vos, tenes que estar muy fuerte”, dice el mensaje.
Las mujeres de tenemos un objetivo claro: que el sindicato se ponga al frente para dar todo el apoyo necesario a las trabajadoras que sufrimos día tras día la violencia en nuestros hogares, y que después tenemos que entrar a las líneas de producción escondiendo los moretones.
Nosotras somos las mujeres que morimos por femicidios, somos las mujeres a las que no nos pagan el día por hijo enfermo, teniendo que perder parte de nuestros sueldos para poder quedarnos a cuidar a nuestros hijos, o tenemos que ir obligadas a trabajar, con un nudo en la garganta, dejando a nuestros hijos al cuidado de un tercero, para no perder el día y el presentismo.
Somos las mujeres que desgastamos nuestros cuerpos hasta romperlos por los altos ritmos de producción. Somos a las que nos sacan de las máquinas por el solo hecho de ser mujer, como paso en el Turno Noche. Somos las mujeres que aguantamos todo para que nuestros hijos tengan un techo y un plato de comida, a riesgo de perder nuestras propias vidas en el intento. Pero ya no estamos dispuestas a soportarlo, porque violencia son los femicidios pero también violencia son los despidos, la persecución por decir lo que pensamos y la discriminación por ser mujer.
Ni una menos en las fábricas
¿Cuántas veces vemos a nuestras compañeras llorar porque sufren violencia machista en sus casas? ¿Cuántas veces vimos a nuestras compañeras llorar porque sufren maltratos en los lugares de trabajo? ¿Cuántas veces vimos compañeras llorar porque fueron despedidas? ¿Cuántas veces vieron compañeras llorando porque sus maridos se quedan sin trabajo? ¿Cuántas somos las que lloramos en silencio cuando no podemos peinar a nuestras hijas o alzar a nuestros hijos porque tenemos los brazos rotos?
La lucha del movimiento de mujeres de nuestro país se transformó en ejemplo internacional con la lucha contra los femicidios, y otras formas de violencia machista expresada en el “Ni una menos”.
Sin dudas este movimiento caló en millones de mujeres, que ganamos confianza en nuestras propias fuerzas para reclamar por nuestros derechos, y despertamos el apoyo de nuestros compañeros en las fábricas. Una gran muestra de ello fue este paro y asamblea impuesto por las mujeres trabajadoras, que no estamos dispuestas a seguir naturalizando lo que este sistema tiene para ofrecernos, ni a soportar ver una compañera más llorando por violencia machista dentro y fuera de la fábrica.
Este hecho demostró la convicción de las trabajadoras, que estamos dispuestas a tomar en nuestras propias manos la pelea por romper esta cadena de violencia machista, que nos depara como último eslabón el femicidio.
Tenemos fuerzas para pelear por lo nuestro en Mondelez - Kraft. Si nos unimos ninguno y ninguna "estamos solos", como tratan de hacernos creer. Si hubiese asambleas como impusieron las compañeras del Turno Tarde, podríamos decir basta. Basta de maltrato, de violencia hacia las mujeres.
Tenemos empezar a poner en pie Comisiones de mujeres en las fábricas y en los sindicatos, independientes de las patronales, que tomen los casos de acoso laboral y sexual, así como los casos de discriminación hacia las mujeres y que también exijan licencias pagadas para las trabajadoras que atraviesan situaciones de violencia.
No necesitamos que venga una terapeuta de Mondelez a decirnos cómo evitar el estrés, necesitamos las asambleas que nos niegan para debatir entre los trabajadores y trabajadoras.
Para decir también basta de despidos y de persecución como el caso de Julio Tevez, basta de aprietes en las líneas por parte de los líderes y muchas veces con la vista gorda de algunos delegados.
No estamos solos, somos cientos de compañeras y compañeros en tres turnos, que unidos podríamos recuperar la solidaridad entre nosotras y nosotros para poner un límite a esta empresa.