La precariedad de la vida obrera rosarina relatada por un joven trabajador metalúrgico.
Lunes 20 de agosto de 2018
Sonó el despertador y no quise salir de la cama hasta las 5 y media, ayer me quedé despierto un rato mas viendo la sesión esa del Senado que pasaban por la tele. Me fui a dormir preguntándome cuanto cobraran uno de esos senadores que estaban con el trajecito hablándole al micrófono.
Entro a las 6. No me dio para preparar el mate, y me arrepentí de haberme quedado más tiempo en la cama porque me cago de hambre hasta la hora del desayuno. Frio va, guante y bufanda viene, en la moto el viaje te duele. Llego a la fábrica, con la misma pregunta en la cabeza y una cara de dormido bárbaro. Llego a mi sector y me lo encuentro al Mati lagrimeando en la máquina.
Me quería morir, no sabía que decirle.
Me mira mientras se acomoda los guantes.
Volví a mi maquina partido a la mitad. En el descanso hablamos con los pibes e hicimos una vaquita para darle una mano. Si no lo ayudamos nosotros no lo ayuda nadie. De la empresa no se puede esperar nada. Al rato para joder y cambiar de tema le pregunté a los pibes que harían si ganaran la plata que gana un senador.
Se acerca Santi riéndose con el celu.
María le dice que no le cree, que no pueden ganar tanto.
Termino el descanso y nos fuimos a laburar. Cuando salí me metí en internet en casa con unos mates y ahí me fije, tenía razón Santi. Cobran 200 lucas. ¿En que gastan tanta plata, loco? Busque un par de fotos. Viven en barrios cerrados, con unas casas que parecen castillos, con autos último modelo y seguro se van de vacaciones a todos lados. Para mí, votan lo que les conviene, me quede con ganas de decirle al Santi. Lo que a ellos les conviene y los beneficia como la guita que les robaron a los jubilados en diciembre pasado. Algún que otro empresario le dice lo que tiene que votar y así de simple te cagan la vida. A mí, al Mati, a Santi, a María, y a todos los que son como nosotros. Nosotros cagándonos de frio, llegando a fin de mes en cero, metiendo extras para subsistir. Mientras ellos, viven como reyes y nosotros pagamos los platos rotos.
Al otro día vuelvo a la fábrica, cagado de frio como todos los días. Entro al baño y me lo cruzo al barba.
Era un papel del Frente de Izquierda. Me llamó la atención, pero me quede cayetano y me lo guarde en el bosillo para leerlo en casa. Cuando llego pongo la pava y me siento a leer."No al pago de la deuda externa. Fuera el FMI", “Que los políticos ganen como una maestra” “Que la crisis la paguen ellos” y un montón de cosas más que tiraban para los laburantes. Che este Del Caño tiene razón, pensé sorprendido.
Al otro día vuelta a la fábrica. Lo agarré al barba en el descanso y le dije que estaba bueno lo que me había pasado pero que yo igual no le creo lo que dicen a ninguno de los políticos. El barba me agarró del hombro.