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Red Internacional
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Nueva agresión homófoba en el Parque Warner, necesitamos organizarnos para enfrentar la LGTBIfobia

El pasado sábado una pareja recibió una brutal paliza en el parque Warner de Madrid al grito de “¡bolleras de mierda!”. Un nuevo caso de agresión que pone sobre la mesa la necesidad de luchar contra la homofobia, los delitos de odio y la derecha de manera independiente de los partidos que apuntalan este sistema de explotación apoyado en las opresiones.

Viernes 26 de mayo de 2023

Este 20 de mayo una pareja recibió una brutal paliza en el parque Warner de Madrid al grito de “¡bolleras de mierda!”. Un grupo de 15 personas las atacó en banda; cuando fueron a denunciarlo las víctimas declararon que tanto la seguridad del parque como la policía las ignoraron.

Las agredidas, Concha y Gemma, venían desde Canarias a pasar unas vacaciones en Madrid con sus dos hijos de 5 y 6 años, y acabaron en el hospital recibiendo tratamiento hasta las dos de la mañana. Por un lado, Concha declaraba que acabó con“dos costillas fastidiadas, el tórax, un traumatismo craneoencefálico leve, la columna, la parte de arriba del cuello, la cintura.” La mujer continuaba explicando: “A mi pareja le rompieron el oído, le hicieron un desastre en el oído. El dedo se lo dejaron morado”.

El violento ataque en grupo a Concha y Gemma no es un caso aislado, sino que es la expresión más visible de la opresión hacia las personas LGBT+, que vemos repetirse cada día más y que a su vez es el resultado del crecimiento del pensamiento reaccionario y del avance de la extrema derecha.

Este tipo de ataques a personas LGBT es cada vez más común: en 2022 el número de agresiones homófobas aumentó un 70%, marcando el año más violento para la comunidad LGBT+ en la última década según el informe Delitos de Odio de la FELGBTI+ (Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transexuales, Intersexuales)

Este año la violencia LGBTIfóbica sigue amenazando a miles de personas. El caso de Concha y Gemma muestra cómo este tipo de situaciones se siguen repitiendo una y otra vez y provocan periódicamente el peligro de víctimas mortales en dichas agresiones . Como declaran ellas mismas “ yo pensé que me mataban. Mis hijos estaban en el banco, llorando, gritando y tapándose la cara.”

Policía y homofobia institucional

Como han relatado las víctimas en distintos medios, primero intentaron llamar a la seguridad del parque, que se desentendió por completo: “Tuve que llamar a seguridad cuando pude levantarme del suelo, porque no podía. La seguridad me decía que no podían retenerlos dentro del parque, y luego fuera. Nos estaban vacilando. Sólo recogieron datos a dos individuos, dos mujeres, nada más”.

Unos días después acudieron a la Policía Nacional para denunciar lo sucedido, pero les dijeron que allí «no nos pueden atender, porque eso solamente es para casos de violaciones y demás».
La policía decidió hacer oídos sordos a la denuncia de una paliza homófoba porque no la consideraba tan grave, algo que no es un caso aislado: el cuerpo policial tiene un largo historial de ignorar agresiones a personas LGBT+, (e incluso de realizarlas.)

Es por eso por lo que solo se denuncian 2 de cada 10 experiencias de odio sufridas por el colectivo LGTB+, como muestra el informe anteriormente citado. Además, un 69,7% del colectivo considera que la policía está poco o nada comprometida con el colectivo LGTBI+.

Esta actitud de la policía está inscrita en su propia función como cuerpo de seguridad del Estado capitalista, racista, machista y lgtbifobo: mantener el orden en una sociedad de clases.

A través de la policía el Estado se asegura de que la clase trabajadora, explotada y oprimida, no se oponga a los intereses de la burguesía. Es por eso por lo que la policía es especialmente racista y homófoba. También es por esto por lo que la policía no se puede reformar en una institución “LGBT-friendly".

Actitudes que además se ven respaldadas y tintadas de “progresistas” que ven en la policía y el sistema carcelario y punitivista la forma de “solucionar” las agresiones LGTBIfóbicas. Lo vemos en ejemplos como Más Madrid que le lavan la cara a la policía pidiendo más presencia de las fuerzas represivas para proteger los barrios de supuestos narcopisos. Pero también en el Gobierno Central que tiene como preferencia la comprar armamento como porras extensibles para la policía mientras aumenta un 26% el gasto militar en comparación a años anteriores, esto a la vez que no cuestiona sus relaciones con la Iglesia (misógina y LGTBIfóbica) o mientras proclaman como suyos las luchas por la ley trans, una ley trans maltratada y recortada para mantener el acuerdo de gobierno.

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Esta división entre las personas “normales” y los sectores más oprimidos de la clase trabajadora como mujeres, personas racializadas o LGTBI sobre la que se apoya el capitalismo para profundizar la explotación son aprovechados por la extrema derecha para crecer a través de los prejuicios reaccionarios y a la vez ven las puertas abiertas a su crecimiento ya que la izquierda reformista le hace las mismas políticas de derechas pero con tono “progre”.

¿Cuál es la alternativa al avance de la LGBTfobia?

A medida que crecen los discursos de odio de la extrema derecha, racista, misógina y LGTBIfóbica, tachándonos de enfermos mentales, crecen las agresiones y el acoso callejero. Esto ante la mirada de una izquierda reformista que nos manda policía cuando realizamos manifestaciones contra asesinatos homófobos.

Los partidos reformistas como Más Madrid, Unidas Podemos o ahora Sumar, se pintan de “progresistas” presentándose como una alternativa real, pero sus propuestas no ponen en cuestión el carácter de clase de la sociedad y el modelo capitalista en el que se sustenta, así como tampoco cuestionan el papel represor de la policía ni de los prejuicios burgueses que dividen a la clase trabajadora entre trabajadores de primera y de segunda.

Por eso, más que denunciar una “falta de proximidad” de la policía, (como tanto reivindica Más Madrid o que tanto se financia desde el gobierno) tenemos que ponernos en pie de lucha contra estos ataques y buscar una unión del conjunto de la clase trabajadora, sectores populares y oprimidos para poder educar y luchar contra los prejuicios machistas, racistas y LGTBIfóbicos en lugar de fomentarlos y defenderlos como inherentes a la clase trabajadora. https://www.instagram.com/reel/CsWoqLyqbnz/?utm_source=ig_web_copy_link&igshid=MmJiY2I4NDBkZg==].

Desde Pan y Rosas y Contracorriente apostamos por la organización desde cada centro de trabajo y cada centro de estudio, para que podamos plantarle cara a la derecha con la unidad de les trabajadores y sectores oprimidos con una política de independencia de clase y sin estar del lado de la policía.

Luchemos con una perspectiva socialista y revolucionaria, contra la opresión y la explotación, por la unidad de una clase trabajadora más diversa en su sexualidad, origen y género y más feminizada que nunca.