De capa caída tras la crisis abierta por la dudosa muerte del fiscal Alberto Nisman, el canciller Héctor Timerman volvió al centro de la escena política con una iniciativa de alto impacto.
Jueves 30 de abril de 2015
Mediante una carta publica dirigida a Leonardo Jmenitzky, Timerman presentó su renuncia “indeclinable” como socio de la AMIA, retirándole el derecho de “hablar en su nombre”, haciéndolo extensivo a la DAIA. “Motiva tal decisión la certeza de que ambas instituciones con su accionar obstruccionista continúan impidiendo el avance en la investigación del criminal atentado terrorista ocurrido el 18 de julio de 1994, a la vez que alimentan, tal vez sin desearlo, campañas de quienes pretenden usar dicha tragedia para fines contrarios a los intereses nacionales, tanto políticos como económicos y sociales”. De ese modo, el canciller denuncio el “boicot” orquestado por la conducción comunitaria contra el Memorandum celebrado con Irán en enero de 2013, suscripto supuestamente con la finalidad de “avanzar en la investigación” de la causa AMIA.
La familia Timerman forma parte la crema de la comunidad judía, así esa extensa misiva golpeó de lleno sobre sus autoridades, rememorando al pasar sus relaciones con la dictadura genocida, que el canciller también apoyo en sus inicios desde su tribuna en el diario La Tarde.
Obviamente, el revés propinado no resultó azaroso sino que constituye un eslabón del reciente discurso de Cristina, quien señaló que Nisman se dirigió sin empacho a las autoridades de la AMIA y la DAIA, afirmando que no tendría ningún problema en desembolsar dinero “de sus propios recursos” para procurar la derogación del Memorandum firmado con Irán y “si es necesario Paul Singer nos va ayudar”, aludiendo al titular del fondo NML y referente de los fondos buitres, que expresa la fracción más rapaz del capital financiero, asociado al partido republicano norteamericano.
Análogamente a las autoridades de la AMIA, el presidente de la DAIA Julio Schlosser rechazó las acusaciones de Timerman, aunque días atrás respondió por elevación a Cristina recurriendo a una clásica muletilla: “cuidado porque el antisemitismo es combustible y cualquier chispa provoca un incendio y después no nos podemos arrepentir”. Sin embargo, Cristina hizo suyas las palabras de Jorge Elbaum, un ex dirigente de la DAIA que prestó servicios al kirchnerismo como ex director de la Escuela de Defensa Nacional del Ejército y actualmente desempeña tareas como embajador gubernamental ante la Alianza Internacional para la Rememoración del Holocausto.
Elbaum, un dirigente sionista de cuño laborista adherente a la Unión Sionista, opositora al derechista Benjamín Netanyahu, es el mascarón de proa K para hacer pie en la comunidad judía, tras su reciente convocatoria al Encuentro Nacional de judíos argentinos disidentes a la conducción de la DAIA, realizado en las instalaciones de la FOETRA. Elbaum dijo que “la idea es ir contra el discurso de derecha de la DAIA y contra la mentira de creerse que son los únicos representantes, porque no deben representar a más del 20 por ciento de los judíos argentinos”. De ese modo, el kirchnerismo se propone tender lazos con los sectores progresistas de la comunidad, críticos a la política guerrerista de Netanyahu y sus vínculos con el partido republicano de EE.UU.
Indudablemente, Cristina y Timerman temen las perspectivas del próximo 18 de julio, cuando se cumplan 21 años del atentado a la AMIA en pleno escenario electoral. Si hay algo que es claro es que el kirchnerismo, del mismo modo que los gobiernos anteriores, así como el conjunto del régimen son cómplices de la impunidad reinante ante el mayor atentado terrorista en la historia nacional que arrojo 85 muertos.
De todos modos, la nueva puesta en escena de Timerman y Cristina no resiste ninguna prueba. Lejos de cualquier “obstrucción”, la conducción de la AMIA y la DAIA actuó de común acuerdo con el gobierno de los Kirchner desde sus inicios, cuando a instancias de Néstor fue designado Nisman al frente de la UFI-AMIA, a pesar de que el extinto fiscal provenía del riñón del ex juez Juan José Galeano y los ex fiscales Eamon Mullen y Néstor Barbaccia, destituidos y procesados por el encubrimiento de la causa AMIA, como denunciaron en numerosas oportunidades las agrupaciones que reúnen a los familiares de las victimas. Del mismo modo, el kirchnerismo asimiló todas las sugerencias de AMIA y DAIA, conducidas por la cría de Rubén Beraja, ex mandamás de la DAIA y procesado también por el encubrimiento de la causa AMIA, desplazando la investigación sobre la llamada conexión local en virtud de la presunta “pista iraní”. Los Kirchner acusaron a Irán adjudicándole la responsabilidad de la voladura de la mutual judía a partir de las conjeturas de la CIA y el Mossad que no aportaron ninguna prueba fehaciente, pero que nutrieron el frondoso dictamen de Nisman con más de mil páginas de garabatos. Una política en ese momento funcional a los intereses geopolíticos de EE.UU. y el Estado de Israel en la “cruzada antiterrorista” contra los pueblos árabes, como denuncio una y mil veces el periodista Horacio Verbitsky. Asimismo, después de reunirse con el ex presidente George Bush, Néstor y las autoridades de AMIA y DAIA celebraron el pedido de captura a Interpol contra los ex funcionarios iraníes acusados, a pesar del antecedente del ex embajador iraní Haadi Solemanpour, quien fue apresado por los tribunales de Londres y pocos días más tarde fue liberado e indemnizado con 10 mil dólares por no hallar ninguna prueba que sustentara la acusación. El giro gubernamental hacia el Memorandum de ningún modo se proponía el “avance de la investigación”, pues el kirchnerismo siguió fundamentando la misma acusación trucha contra el Estado persa, aunque aggiornandola a la nueva política de Obama y el Grupo 5 + 1 (Gran Bretaña, Francia, Rusia y China) quienes acaban de descomprimir las relaciones con Irán, limitando su programa nuclear a cambio del levantamiento de las sanciones financieras a su economía, seriamente debilitada.
Después de ganar la partida por la desestimación de la Cámara Federal sobre la denuncia de Nisman contra Cristina y Timerman como presuntos encubridores de Irán, el gobierno recuperó la iniciativa política ensayando un nuevo relato. Así hoy demoniza a sus viejos amigos de la dirección de la AMIA y la DAIA, de la misma forma que hace con el siniestro ex director de Operaciones de la Secretaria de Inteligencia, Antonio “Jaime” Stiuso, otrora uña y carne de Néstor en la fabricación de acusaciones falsas contra Irán. Evidentemente, con el montaje de un nuevo decorado de confrontación ni el gobierno ni la dirección de la AMIA y la DAIA pretenden el esclarecimiento del atentado, sacando a luz toda la verdad para establecer justicia y terminar con 21 anos de impunidad.