Viernes 24 de octubre de 2014
Foto: EFE
Lo único que la Jerarquía Católica tiene de nuevo es la estrategia de marketing de Bergoglio. Los obispos siguen expresándose de la misma manera sobre nuestras familias, sólo que con un poco más de picardía acentúan algunos aspectos y tratan de esconder otros. Saben que la sociedad está cambiando y que si no cambian ellos, se quedan solos. Pero eso no va a suceder, menos con Bergoglio a la cabeza, tienen siglos de experiencia en marketing.
La Jerarquía Católica siempre dijo que no había que discriminar a “los homosexuales”, al mismo tiempo que condenan a nuestra comunidad y nuestras familias a la desigualdad y la violencia que ésta genera en la vida cotidiana. Hoy dicen que tenemos virtudes y que hay que tratarnos bien, en el mismo documento que dicen que nuestras familias no son “equiparables” al matrimonio, y que no ven positiva nuestra orientación sexual.
Nos siguen condenando a la desigualdad, tanto como a las personas que usan preservativos para prevenir infecciones de transmisión sexual, a quienes usan anticonceptivos para prevenir embarazos no deseados, a quienes tienen relaciones prematrimoniales, a las personas que se divorcian, a las que se vuelven a casar, a las mujeres que abortan… Todos y todas, al infierno.
Por otro lado, este nuevo documento no sólo esconde una postura que no ha cambiado nada, sino que se expresa de una manera abiertamente discriminatoria. Basta sólo con reemplazar la palabra “homosexuales” por cualquier otro grupo vulnerado por la discriminación para darnos cuenta lo humillante y discriminatorio de su contenido. Que una institución de más de dos mil años, descubra hoy que “los homosexuales” tenemos virtudes es casi lo mismo que la expresión de “tengo un amigo judío” con la que se escudaban muchos antisemitas.
Que nos pidan que celebremos este seudo “avance” de la jerarquía católica es como si en tiempos de apartheid le pidiéramos a la comunidad afro que celebre que al menos podían viajar en la parte de atrás del colectivo. Es cierto, es mejor viajar en la parte de atrás que no poder viajar en absoluto. Pero celebrar el apartheid que nos propone la Jerarquía Católica como un avance, es inaceptable.